Tras las llamadas 'Capitulaciones de Granada', se permitió que los musulmanes permanecieran en la ciudad y siguieran practicando su religión
Juan Carlos Polo Villanueva
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A los pies de las murallas que rodeaban la ciudad de Granada se llevó a cabo la rendición musulmana con la entrega de las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos de manos de Boabdil. Las condiciones de capitulación de este acontecimiento se conocen como las Capitulaciones de Granada. El pintor Francisco Pradilla realizó un cuadro de esta escena en el año 1882.
A lo largo de 10 años, entre 1481 y 1492, día en que ocuparon Granada, ambos bandos, musulmán y católico, libraron una batalla para acabar con el poder islámico en la Península de forma definitiva. Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón serían claves para que esto sucediese.
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La presión ejercida por Castilla y Aragón directamente hacia la capital granadina supuso acabar con los musulmanes de un solo golpe. Se cuenta que, Isabel la Católica estuvo a punto de morir en un incendio ocurrido en un campamento en el que estaban los reyes.
Isabel decidió crear una nueva población en Granada llamada Santa Fe. Desde aquí, las tropas castellanas podían llevar a cabo ofensivas contra los habitantes de la Vega. De esta forma se privaba de a los nazaríes de provisiones, de modo que acabarían pasándolo mal por el hambre.
Oficialmente, el 25 de noviembre de 1491, se formalizó la rendición, en los alrededores de Santa Fe. No fue hasta el 2 de enero de 1492 cuando las tropas cristianas asediaron la ciudad.