Consejos básicos para combatir el calor del verano
Establecer unas pautas sencillas y eficaces pueden ayudar de forma considerable a contener las altas temperaturas
La llegada del verano implica tener que lidiar durante muchas semanas con temperaturas muy calurosas. Esta circunstancia se agrava en puntos del sur peninsular como Granada, donde en el inicio de la etapa estival ya se superan los 30 grados con un amplio margen. Existen algunos trucos sencillos, pero eficaces, para combatir el calor.
La primera pauta para no exponerse de forma excesiva es ajustar la rutina lo máximo posible. Evitar, en la medida de lo posible, salir a la calle en las horas centrales del día, y aprovechar los horarios de bajas temperaturas es un aspecto que marca la diferencia. Dentro de esta modificación de los hábitos es destacable la práctica deportiva, pues salir a correr durante julio y agosto durante las horas centrales de la jornada puede ser una temeridad. Durante los momentos más sofocantes es importante mantener las persianas y ventanas cerradas para que el calor no penetre en los hogares, que deben abrir cuando el sol empiece a 'pegar' con menos fuerza. También es costumbre cambiar elementos decorativos más propios del invierno como las alfombras y cortinas gruesas.
La ubicación de algunos electrodomésticos y aparatos también es un factor que puede tener su incidencia dentro del confort de una vivienda. No es extraño que algunas personas sitúen un ordenador, por ejemplo, dentro de la propia estancia donde duermen, pero un pc es una fuente de aire caliente que no ayuda a optimizar el ambiente de una habitación.
Falsas sensaciones
Las temperaturas más extremas pueden empujar a las personas a pensar que ciertos actos pueden ser beneficiosos para buscar una sensación más fresca. Dos opciones muy comunes son la ducha fría o la ingesta de un helado u otro alimento frío, como un granizado. La primera sensación en estos casos es de frescor, pero la reacción del cuerpo para compensar estos gélidos desequilibrios es generar calor, por lo que es mejor apostar por una ducha tibia o una dieta basada en alimentos frescos y una hidratación consistente. Pasar calor es algo inevitable durante el verano, pero estos pequeños gestos pueden aportar un plus para que las altas temperaturas no aprieten más de lo necesario.