Consejos para prevenir y evitar calambres
Los cítricos y las dietas sin grasas contribuyen a evitar la aparición de los calambres
En muchas ocasiones no es necesario estar practicando ninguna actividad física para que venga el tan temido dolor de un calambre. Habitualmente ocurre en los gemelos, pero también puede aparecer en otros puntos del cuerpo. La molestia no suele durar más de unos minutos, pero son unos momentos realmente angustiosos. Las causas que provocan la aparición de un calambre pueden ser múltiples: deshidratación en un esfuerzo intenso, la sudoración excesiva, un mal estado de forma, pérdidas de líquidos y minerales, no estirar después del entrenamiento o incluso cualquier movimiento mal planteado.
Existen algunas recomendaciones que pueden prevenir estos calambres:
-Llevar una alimentación donde predominen las vitaminas y minerales. Alimentos como las frutas, las verduras y los cereales, entre otros, no deben faltar en la dieta. En este listado también debes incluir a los cítricos por su alto contenido en potasio. Así un buen zumo de naranja natural es una opción más que aconsejable.
-Dieta sin grasas, especialmente las de origen animal, ya que éstas no favorecen el buen funcionamiento de tu sistema de circulación sanguínea.
-Intensidad del ejercicio progresiva. El objetivo debe centrarse en ir adaptando tu cuerpo a las rutinas de entrenamiento, e incrementar el nivel de exigencia poco a poco, y sin obsesionarse.
-Hidratarse correctamente al terminar cualquier sesión de entrenamiento. Se debe tratar de recuperar los electrolitos perdidos durante el ejercicio. Las bebidas isotónicas pueden ayudar.
¿Cómo responder ante un calambre?
Lo primero de todo poner punto y final al entrenamiento. El calambre es un indicio de que el músculo afectado está sobreentrenado, por lo que dejar de hacer ejercicio es lo más indicado para no sufrir males mayores. Después, estirar la zona afectada y un buen masaje te permitirá liberar la tensión acumulada en ese músculo dolorido. También los efectos reparadores de una ducha caliente pueden venir bien.
Los aceites, como el romero, y las pomadas específicas también son un buen recurso para calmar el malestar del músculo afectado. Y ni decir tiene que si el dolor persiste en las siguientes 48 horas, la visita al médico es obligatoria.