Consejos prácticos para reducir el consumo de gas en los hogares granadinos durante el invierno

Economía - consumo gas
La cocina es otro punto de la vivienda que consume bastante gas | Foto: Archivo
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Es del todo natural que en invierno haya un repunte en la factura del gas en las viviendas granadinas, dada la humedad y las bajas temperaturas de la región, en ocasiones llegando a bajo cero, los ciudadanos se ven obligados a usar en esta estación tanto el sistema de calefacción como el agua caliente para no pasar frío. A pesar de ello, teniendo en cuenta una serie de medidas, es posible controlar e incluso reducir el consumo de energía sin renunciar al calor.

Revisión y mantenimiento de la caldera

La caldera suele ser uno de los responsables del repunte en la factura del gas, por lo que, es importante adoptar opciones para gestionar tu consumo de gas y controlar el uso que le das. Por ejemplo, se recomienda que el termo o el calentador de agua caliente sanitaria mantenga la temperatura en un rango de entre los 40  y 50 grados para que las duchas sean agradables sin excederse en el consumo de gas. Se pueden poner reductores de caudal o aireadores en los grifos para reducir la cantidad de agua caliente que se utiliza sin afectar a la presión del agua.

Por otra parte, es recomendable hacer revisiones periódicas para asegurar que la caldera esté en perfecto estado o no rendirá lo que debe. Esto incluye limpiezas anuales de los filtros, así como comprobación de los niveles de presión y de las conexiones para evitar fugas o fallos. Una revisión anual siempre es de ayuda para identificar y solucionar inconvenientes.

También es importante recordar que en algunas zonas de Granada el agua tiene un alto contenido en cal, lo que puede obstruir el intercambiador de calor de la caldera. Instalar un descalcificador puede ayudar a prolongar la vida útil de la caldera.

Aislamiento térmico de la vivienda

Un buen aislamiento térmico ayuda a mantener el calor dentro de la vivienda, evitando que se escape a través de puertas, ventanas, paredes o techos. Esto implica un menor consumo de gas durante el invierno para mantener la temperatura en el interior. En lo que respecta a puertas y ventanas, se pueden usar burletes en las rendijas para sellar los huecos y evitar filtraciones de aire frío. Si es viable económicamente, es mejor sustituir las ventanas con peor aislamiento por unas de doble acristalamiento.

En el caso de techos y paredes, sobre todo en las viviendas granadinas más antiguas, es mejor invertir en materiales aislantes como lana de roca, poliestireno expandido o paneles de yeso con aislamiento térmico. Otras soluciones no serán igual de efectivas, causando pérdidas de calor significativas con impacto directo en la factura del gas.

Temperatura y uso de la calefacción

Lo más aconsejable es mantener una temperatura constante en casa, preferiblemente entre los 18 y los 21 grados, en vez de subirla y bajarla de tanto en tanto. Aunque esta franja pueda parecer baja, es más que suficiente para estar cómodos/as sin excederse en el consumo, de hecho, cada grado extra puede suponer un incremento de entre un 7% y un 10% en la factura del gas a final de mes. Poner la calefacción a temperaturas más altas de lo realmente necesario solo supondrá más gasto.

Para controlar la temperatura de la vivienda, es posible instalar un termostato inteligente en el que programar franjas horarias en las que el sistema de calefacción se encienda y se apague automáticamente. De esta forma, no se desperdicia gas cuando se sale de casa y se asegura que el ambiente no esté demasiado frío a la vuelta.

En habitaciones que se usan menos, como trasteros o habitaciones de invitados, es mejor mantener las puertas cerradas y bien selladas para evitar que el calor se vaya hacia allí. Si además pueden contar con una válvula termostática individual en cada habitación, podrás controlar mejor la temperatura y evitar el exceso de calor en las que estén vacías.

Como siempre, es importante mantener los radiadores en buen estado y optar siempre que sea posible por aquellos más eficientes energéticamente. Si están sucios o fallan por algún motivo, la caldera se verá obligada a trabajar más. Es recomendable purgarlos de tanto en tanto para eliminar el aire acumulado y mejorar la distribución del calor.

Luz natural y ventilación

Aunque el invierno en Granada suele ser bastante frío, cuenta con muchos días soleados que se pueden aprovechar para calentar la vivienda de forma natural, solo hay que abrir las cortinas y las persianas para dejar pasar el sol. Si es posible, organiza los muebles para que estén cerca de las ventanas. Cuando se vaya la luz solar, hay que cerrarlas de nuevo para evitar que el calor se escape.

También es importante mantener las habitaciones bien ventiladas, la condensación puede hacer que el ambiente se sienta más frío de lo que realmente está. Con abrir las ventanas unos 10 minutos será suficiente para que la casa respire y no se perderá demasiado calor.

Uso eficiente de la cocina

La cocina es otro punto de la vivienda que consume bastante gas, aunque con algunos trucos es posible aprovechar mejor la energía, por ejemplo, cocinar con la tapa puesta en las ollas reduce la cantidad de gas necesario para calentar los alimentos.

También es recomendable que el tamaño del recipiente cuadre con el de los fogones, si es demasiado pequeño o demasiado grande, se desperdicia energía. Otro truco es apagar el fuego un poco antes de que la comida esté completamente lista, con unos minutos basta para aprovechar el calor residual.

Teniendo en cuenta estos consejos, es fácil adquirir hábitos responsables que promuevan la eficiencia energética y nos permitan reducir el consumo de gas incluso en los días más fríos del invierno granadino. Ajustar la caldera a la temperatura adecuada, mantener los radiadores en buen estado, mejorar el aislamiento de la vivienda y aprovechar los días soleados son medidas sencillas que pueden marcar una gran diferencia.

Cada acción, por pequeña que parezca, suma para calentar la casa sin disparar la factura del gas, al mismo tiempo que se contribuye al cuidado del medio ambiente mediante un uso más responsable de los recursos energéticos.