Te contamos cómo proteger la piel del uso continuado de mascarilla
Casi todos hemos experimentado en nuestras carnes los problemas dermatológicos que acarrea el uso de mascarilla. En este sentido, la Academia Estadounidense de Dermatología (AAD, por sus siglas en inglés), asegura que pueden causar problemas como el acné o la descamación de la piel.
No obstante, también es cierto que la mascarilla se ha revelado como uno de los métodos más eficaces para la prevención de la COVID-19. De modo que no nos queda otra que aprender a convivir con ella y atenuar sus efectos sobre el cutis.
Conviene destacar que el uso de mascarillas favorece la deshidratación por la escasa ventilación. Además, existe una elevada humedad que crea el hábitat perfecto para el crecimiento de microorganismos que pueden agravar o incluso causar patologías como el acné o la rosácea.
Aunque es cierto que en los espacios abiertos –siempre que sea posible mantener la distancia de seguridad– ya no rige la obligación de llevar mascarilla, en los lugares cerrados debemos seguir acatando la norma.
Por lo tanto, si eres de esas personas que no teletrabaja, sino que tiene que acudir a su puesto de trabajo puntualmente y portar el cubrebocas durante prácticamente toda su jornada laboral, te vamos a ayudar a lidiar con las espinillas y otras alteraciones dermatológicas con unos oportunos consejos.
H2: Previene con una limpieza frecuente
Una manera de prevenirlas consiste, una vez más, en ser concienzudos con la limpieza. Esta es el arma definitiva para ponerse a buen recaudo de estas molestas y antiestéticas espinillas. Para ello te recomendamos emplear un exfoliante facial entre una o dos veces a la semana. Puedes incluso probar a elaborar tu propio producto casero tan solo añadiendo azúcar o sal a tu gel de limpieza o tu crema hidratante habitual. A continuación, efectúa un suave masaje y retira los restos con agua templada o fría.
Por supuesto, una vez que irrumpan las espinillas, podemos recurrir a artículos específicos para solventar este tipo de problemas como un tratamiento facial que te ayudará a acabar o atenuar estas imperfecciones, además de los puntos negros. Pero cuidado con la rosácea, pues si presentas este problema, sobre todo en el área de la nariz debido a la mascarilla, evita las exfoliaciones pues puedes lesionar la piel. En estas situaciones se recomienda el empleo de productos dermocosméticos concretos.
H2: Una mascarilla para cada ocasión
Ciertas ocasiones y contextos requieren más protección que otros. Por ello, conviene no pasarse de frenada y en un ambiente abierto o con poco riesgo de infección, unas mascarilla de algodón o quirúrgicas batará, pues estas permiten que la piel transpire mejor.
En cambio, para el transporte público o zonas muy concurridas, lo más adecuado es decantarse por unas mascarillas de alta protección como las FFP2: También es conveniente, en la medida de lo posible, sustituirla en cuanto observemos humedad en su parte interior.
Dicho todo esto, y si observas que los problemas no remiten, un dermatólogo puede ayudarte a salir al paso de este problema que cada vez es más común. No obstante, es un mal menor si con las mascarillas logramos prevenir el contagio y cuidar tanto de nuestra salud como la de las personas de nuestro entorno.