Contra viento y marea para llevarse un merecido triunfo en Murcia (82-89)

Lección más que aprendida. El Covirán Granada enmendó los errores cometidos la semana anterior contra Manresa para vencer al UCAM Murcia por 82 a 89. Cristiano Felicio con 22 puntos y ocho rebotes y Lluís Costa con 15 puntos, fueron los protagonistas de un encuentro marcado por la intensidad en la defensa y, desgraciadamente, por la actuación arbitral.

Suena repetitivo y lo es en cierta medida, pero el físico volvió a ser el punto clave del partido. El Covirán Granada saltó al parqué del Palacio de los Deportes de Murcia con un buen nivel de intensidad en su juego, pero algo dormido. Los rojinegros debían meter una marcha más en la transición, el juego rápido de los locales sumado a su poderío físico en la defensa estaba haciendo que los granadinos perdiesen demasiado tiempo en sus posesiones. Renfroe como director del juego hizo reaccionar al equipo. Usando el saque rápido a su favor y con la entrada minutos después de Lluís Costa, Christian Díaz y, una vez más, de un gran Petit Niang que cumplía 150 partidos en ACB, el Covirán comenzó a dominar el encuentro.

Con el 11-16 a favor de los de Pablo Pin, Sito Alonso dio entrada a su killler, McFadden. Con su gran acierto desde el tiro exterior, los murcianos apretaron el marcador, pero el conjunto rojinegros ya había aprendido la lección, no había que bajar los brazos en ningún momento. Lluís Costa comenzó a recuperar su mejor versión para cerrar el primer cuarto con 19 a 25 en el marcador.

El show no había hecho nada más que empezar. Con el inicio del segundo cuarto, el Coviran Granada desplegó todas sus armas en defensa para seguir abriendo distancias en el luminoso. Todo pintaba demasiado bien para el novato de la competición, pero McFadden aún tenía mucho que decir. Con dos triples consecutivos y un quinteto rojinegro con menos centímetros en su quinteto en pista, UCAM Murcia se hizo grande para pasar del 19-25 al 31-33.

Pablo Pin paró el partido, nuevamente su equipo necesitaba rapidez y fluidez en su juego. Ante la presión que estaba ejerciendo el rival en la defensa, el técnico granadino decidió dejar de jugar con dos bases para darle entrada a Bropleh y Prince Ali, buscando así un revulsivo y puntos rápidos. Con algo más de suerte desde el tiro libre, se aprendió del gran error ante Manresa, la aparición de un Cristiano Felicio que al fin supo combatir el físico de su rival con su propia capacidad atlética y un espectacular triple sobre la bocina de Lluís Costa, el Covirán Granada se marchó a vestuarios con una ventaja de siete puntos (40-47).

De regreso al parqué, el punto de inflexión para llevarse la victoria estaría en la continuidad que el equipo pudiese darle a nivel de intensidad que el partido requería. Los rojinegros salieron algo precipitados y con cierta ansiedad, queriendo cerrar el partido demasiado pronto, actitud que permitió a Murcia, de la mano de McFadden obviamente, darle la vuelta al marcador con un parcial de 8-0 de arranque.

El partido se puso en contra para Covirán Granada. Apareció el invitado que nadie desea, los árbitros. La afición rojinegra desplazada hasta Murcia cantaba aquello de “manos arriba, esto es un atraco” y no le faltaba razón. La actuación arbitral fue, cuanto menos, un despropósito. A falta de 4:45 para el final del tercer cuarto, los granadinos ya estaban en bonus.

A pesar de todos los inconvenientes, este equipo sabe sufrir, ya ha vivido este tipo de arbitrajes y sabe que lo único que debe hacer es ser más fuertes e inteligentes. Luke Maye reapareció en momento indicado para volver a poner por delante a su equipo con un gran triple, pero el juego pasó a ser un tuya-mia de fallos y canastas. Igualdad máxima hasta que Christian Díaz decidió que era momento de dar un punto de inflexión al partido. Su actuación como director de juego, anotando y defendiendo como nadie permitió a los rojinegros marcharse a los últimos diez minutos con 60 a 63 en el marcador.

Un parcial de 0-7 a favor de Murcia marcó el primer golpe de los de Sito Alonso en el último cuarto. El Covirán debía tirar de galones, tranquilidad e inteligencia para llevarse un partido que estaba más cuesta arriba que nunca. Costa desplegó su mejor versión, esa que recordaba a las mejores noches en el Palacio para comandar al equipo hacia la victoria. Sin embargo, una vez más, cuando mejor estaba el equipo, cuando ganaba por ocho y el partido estaba controlado, se volvió a sufrir más de la cuenta. Murcia quería su primera victoria ante su público. Ya lo dijo Pablo tras el partido ante Manresa, había que aprender a cerrar los partidos. Un triple de Cristiano Felicio y la efectividad, esta vez si, desde el tiro libre dio un triunfo de mucho mérito al Covirán Granada. Se aprendió a sufrir, a ser un equipo y a sobreponerse a los obstáculos. Se lucho contra viento y marea y se ganó, otra vez, fuera de casa. Este es el camino, ahora toca repetirlo ante su afición.