Cortado un carril de la A-92G, entre Santa Fe y Granada capital, tras detectarse un resalto de 20 centímetros

Técnicos de la Junta ya han realizado una primera evaluación del incidente, provocado por la rotura de uno de los anclajes de las vigas

carretera
Imagen ilustrativa
E.P.
0

La Consejería de Fomento y Vivienda ha cortado al tráfico uno de los dos carriles sentido Sevilla de la A-92G, entre Santa Fe y Granada capital, tras detectar un resalto de 20 centímetros sobre uno de los estribos del puente de Los Vados, en el punto kilométrico 5,3 de la autovía.

La carretera A-92G es una de las principales arterias de entrada a la capital granadina, con dos carriles de circulación por sentido, y con una intensidad media de 36.511 vehículos al día, con un cuatro por ciento de pesados, lo que está provocando retenciones de tráfico en horas punta.

Técnicos de la Junta ya han realizado una primera evaluación del incidente, provocado por la rotura de uno de los anclajes de las vigas, si bien la seguridad de la estructura --sobre la que se actuará con carácter de urgencia-- está garantizada, según detalla en una nota el Gobierno andaluz.

El puente de los Vados, que salva el río Genil, está formada por cuatro vigas y cada una de ellas sostiene un carril de los cuatro de circulación de la autovía, siendo independientes las unas de las otras. El puente, construido hace más de 30 años, dispone de tres vanos, con una longitud total de 100 metros, sobre los que se actuó colocando dos anclajes verticales por viga (8 en total) para fijarlos a su estribo. Cada anclaje está compuesto por 12 cordones de acero para incrementar su estabilidad.

En la jornada del martes, los técnicos comprobaron que los cordones de uno de los dos anclajes de la viga que sustenta el carril izquierdo sentido Sevilla se había seccionado por corrosión, lo que ha provocado que el segundo anclaje de esa misma viga haya dañado sus cordones al no soportar la tensión y que la viga se eleve unos 20 centímetros, lo que ha obligado a retirar el tráfico para no dañar aún más la estructura de la viga en sí que, a priori, no presenta fisuraciones en el hormigón.

La rotura de los anclajes, según agregan desde la Junta, "es absolutamente imprevisible ya que, en primer lugar, están envueltos en una vaina de protección que no los hace visible y, por otro lado, en su mayor parte está totalmente embutida en la estructura, por lo que no es accesible". Además, "las roturas no avisan previamente, lo que impide tener margen de maniobra para la corrección previa, pudiendo corregirse sólo cuando ya se han producido".

Una vez comprobado el buen estado del resto de los anclajes, se va a impulsar una actuación de emergencia para su reparación y ya se están planificando los trabajos para la intervención y los estudios necesarios para conocer las cuantías y tipologías del hormigón y del acero de la estructura, así como el diseño de la misma. Dicha información será analizada para conocer la dimensión del daño y establecer una solución definitiva.

A priori, y a falta de confirmar el resultado de la evaluación del proyecto que determine la actuación de urgencia, los técnicos proponen volver a ejecutar los anclajes, reponer las juntas transversales y longitudinales, así como adecuar el drenaje vertical de la estructura para evitar su afección en un futuro. Esta solución, caso de ser la finalmente adoptada, tendría un plazo de ejecución de unos dos meses.