Costa Tropical, las playas de la Alhambra
Además de mucho sol, el litoral granadino ofrece experiencias como paseos en velero, visitas a plantaciones de mangos o bautismos de buceo
Decenas de playas y pequeñas calas. 320 días de sol al año. Y una temperatura media anual de 20 grados. Éstas son las credenciales de la Costa Tropical, los 73 kilómetros de litoral de la provincia de Granada. Su nombre se debe a la excepcional bonanza del clima durante todas las estaciones del año, que le permitió hace dos siglos iniciar el cultivo de frutas como el mango, la chirimoya y el aguacate.
Diecinueve municipios componen el ‘Trópico de Europa’, una costa con una extraordinaria personalidad que, además de por su clima y sus playas, destaca por sus acantilados, su historia y monumentos, los paisajes de interior y una suculenta gastronomía.
Un total de 49 playas y calas estarán listas para el baño el próximo verano, con excelentes servicios y calidad de agua, algunas de ellas reconocidas con Bandera Azul por la UE. Las hay para todos los gustos: familiares, recónditas de difícil acceso, urbanas o escarpadas, textiles y naturistas e, incluso, dos donde los perros son bienvenidos.
Fundada por los fenicios unos mil años antes de Cristo con el nombre de Sexi, Almuñécar es un lugar cargado de historia que conserva restos de una fábrica romana de salazones, cinco tramos de acueducto y un castillo árabe. El principal centro turístico de la Costa Tropical acoge también un parque ornitológico, un jardín de bonsáis y el festival Jazz en la Costa, que este año celebrará del 23 al 28 de julio su 37ª edición.
Desde las playas de Motril, se disfruta de un hecho insólito y paradójico: contemplar las blancas cumbres de Sierra Nevada mientras se nada en el Mediterráneo. Entre sus monumentos destacan la Iglesia Mayor de la Encarnación y el Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza. De visita obligada es el Museo Preindustrial de la Caña de Azúcar, que rememora los siglos dorados en que Motril fue uno de los principales productores mundiales del dulce condimento. Unos atractivos que son disfrutados por los miles de cruceristas que desembarcan cada año de los buques de recreo que hacen escala en el Puerto de Motril.
Salobreña se convierte en la imaginación del visitante en una gran montaña de terrones de azúcar. Sus pequeñas casas blancas y cúbicas se arremolinan frente al mar alrededor de una colina coronada por un monumental castillo árabe, recientemente restaurado. Desde la cima se pueden contemplar, en un solo golpe de vista, deliciosas panorámicas sobre el casco histórico magníficamente conservado, el mar y la vega.
Junto a las playas de estas localidades existen infinidad de pequeñas y tranquilas calas situadas en Albuñol, Castell de Ferro, Gualchos, La Mamola, Polopos y Torrenueva Costa. Cerca se encuentran los municipios de Albondón, Ítrabo, Jete, Lentejí, Los Guájares, Lújar, Molvízar, Murtas, Otívar, Rubite, Sorvilán y Turón, rodeados de una exuberante naturaleza.
En el interior de la Costa Tropical, merece la pena visitar Vélez de Benaudalla para admirar su Jardín y Huerto Nazarí. Conocido como el 'Generalife Chico', es un excepcional ejemplo de jardín musulmán conformado en terrazas escalonadas y concebido como una representación terrenal del paraíso primigenio, un lugar donde convergen todas las artes y todos los elementos decorativos ligados para recrear los sentidos: colores, aromas, texturas y sonidos.
Además de mar y cultura, la Costa Tropical ofrece infinidad de posibilidades, como la práctica del golf, el parapente, el senderismo en los pueblos situados tierra adentro, los deportes náuticos, y los paseos en barco, que tienen su centro en los puertos deportivos de Marina del Este y el Club Náutico de Motril.
Los ricos fondos marinos del litoral granadino son, desde el punto de vista del paisaje y la biodiversidad, ideales para iniciarse en la práctica del buceo. Existen once escuelas radicadas en Almuñécar, La Herradura, Calahonda y Gualchos-Castell de Ferro, que ofrecen bautismos o expediciones para submarinistas en los 27 puntos de inmersión existentes en las tres Zonas de Especial Conservación: Punta de la Mona, Tesorillo-Salobreña y Acantilados de Calahonda.
Gastronomía de sal y sol
El Mediterráneo surte las mesas de la Costa Tropical con excelentes pescados y mariscos. El producto estrella es, sin duda, la quisquilla, espléndida cocida o con un leve golpe de plancha. Suculentas son también las cigalas cocinadas de la misma forma, los pescados de roca y todos los aptos para fritura -brótolas, pijotas, boquerones, jureles, salmonetes, chipirones, rape- que pueden acompañarse con unas migas de sémola. Mención especial merecen las sardinas en ‘espeto’, ensartadas en una caña y asadas sobre leña en barcas varadas en los chiringuitos de todo el litoral; y el pulpo seco, de profundo sabor yodado, que es oreado al sol durante varios días y servido a la plancha sobre crujiente col aliñada. Fijas también en las cartas de los restaurantes son las ‘espichás’, boquerones secados al sol que se sirven fritos con huevos y ajos.
La chirimoya, amparada con Denominación de Origen, el mango y el aguacate dan lugar a ensaladas, postres y platos de cocina creativa. Es posible hacer una visita guiada a sus cultivos y probarlos directamente del árbol en lugares como las fincas San Ramón, El Edén y Matagallares.
El colofón dulce a la comida lo debe poner la ‘torta real’ –elaborada con almendra, azúcar y huevo– y el sorprendente ron de caña que se produce desde hace décadas en la zona.
Más información: www.turgranada.es.
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