Un Covirán Granada abonado al sufrimiento y la épica

Los rojinegros calcan su final de temporada del pasado año consiguiendo dos triunfos in extremis que le permiten continuar en la ACB un año más

Coviran Granada Gran Canaria
Afición durante el partido entre el Covirán y el Gran Canaria | Foto: Antonio L. Juárez
Ainoa Morano
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Costumbre, suerte, destino, experiencia. Se podrá llamar de mil formas, pero queda claro que el Covirán Granada tiene una relación especial, o de amor-odio, con los finales de temporada agónicos, pero siempre felices.

Por segundo año consecutivo, el conjunto rojinegro ha logrado lo improbable. Ha batido cualquier predicción para, con dos victorias consecutivas en las dos últimas jornadas de la campaña, certificar su presencia por tercer año en, como poco, la segunda mejor liga del mundo. La historia del Covirán Granada sigue escribiéndose en letras doradas, aunque la palabra oro no lucirá en su elástica al menos la siguiente temporada, y eso que muchos ya contaban con cambiar el distintivo de su pechera. El hito de este club continúa agrandándose, eso sí, no sin antes sufrir un poco.

Echando la vista atrás, la campaña 23/24 no ha sido nada sencilla para el Covirán Granada. Las pretensiones eran altas, al menos así se rumoreaba en los exteriores del Palacio de Deportes, mientras que en su interior se mantenían los pies sobre la tierra. No tuvo un inicio sencillo de temporada el conjunto rojinegro que tuvo que esperar hasta la sexta jornada para sumar su primer triunfo. Un camino complicado que ya señalaba que en su largo recorrido no se encontraría una etapa algo más amena.

Entre muchas derrotas y alguna que otra victoria, el Covirán afrontaba las últimas jornadas con optimismo. Cumplió en las citas importantes colocando así la balanza hacia su lado. Se las prometían demasiado felices en el pabellón del Zaidín, esperando una salvación prácticamente confirmada a falta de cuatro jornadas para cerrar el año. Sin embargo, un tropiezo ante Río Breogán presentó la que sería la segunda permanencia ‘made in Covirán’ de los granadinos.

Con emociones y sensaciones similares a las vividas justo un año antes, el conjunto rojinegro sacó de la chistera su momento épico de la temporada. Obradoiro puso contra las cuerdas a un Covirán que debía jugar con la presión como compañera de viaje ante un Zaragoza que ya miraba a Europa. Todas las predicciones que en un principio eran positivas para los granadinos, en cuestión de 24 horas se tornaron de lo más negativo, dando al Covirán como equipo que acompañaría a Zunder Palencia de regreso a la LEB Oro. Sin embargo, si de algo sabe este equipo es de llevar la contraria a la razón, a los vaticinios que siempre los colocan en la peor posición posible.

Mismo guión, pero con menos jornadas en el horizonte. Casademont Zaragoza se ha convertido un fiel amigo en el camino tortuoso, pero feliz de los de Pablo Pin hacia su salvación. Dos temporadas, dos enfrentamientos casi al término de la campaña y dos victorias que daban al Covirán la energía y el optimismo necesario para afrontar tan difícil situación. En 2023 se jugó ya conociendo el resultado del Real Betis. Se comenzó con muy mal pie el encuentro, teniendo que ir a remolque gran parte del encuentro para, en un ejercicio de coraje y corazón, acabar remontando y sumando un triunfo que dejaba a ambos conjuntos andaluces como únicos contendientes.

En 2024, mismo sino, esta vez en el Príncipe Felipe. Con el resultado del rival ya conocido y con un mal inicio de encuentro, el Covirán volvió a obrar el milagro para mirar a la última jornada con sangre en los ojos y sed de victoria. Muchos aficionados rojinegros seguro ya le guardan un cariño especial a Zaragoza.

El "una más" que tanto se repitió tras el triunfo en San Pablo el pasado año, volvía a resonar en un Palacio de Deportes que ya se preparaba para vivir otra de esas noches mágicas. Esta vez no sería Joventut, aunque los catalanes sí tenían un papel secundario en esta historia. Si la épica puede serlo cada año más grande, el Covirán está preparado para asumir el riesgo. Perdiendo de 16 puntos en el tercer cuarto, cuando todo parecía perdido, un Jonathan Rousselle, líder, inteligente, audaz y, sobre todo, valiente, lideró a los suyos hacia otra permanencia in extremis. Se contuvo la respiración hasta el último segundo, Obradoiro ya había ganado, pero ahí estaba la fe de los rojinegros para lograr la última victoria. Esa que calca las once conseguidas la pasada campaña. Esa que vuelve a conseguir en el último encuentro. Esa que da derecho a continuar un año más en la ACB. Por que sí, porque el Covirán hace sufrir a su afición más de lo que debería, pero vaya si merece la pena.