El Covirán Granada cumple su sueño y ya es equipo de ACB
Los rojinegros firmaron un partido perfecto en el que equipo y afición fueron uno solo para conseguir el ascenso directo a la élite
Se acabó la espera, Covirán Granada ya es equipo de ACB. La noche del 13 de mayo será recordada por todos los granadinos como la noche en la que los sueños se cumplieron. El Palacio volvió a ser el de las grandes ocasiones para llevar a los rojinegros en volandas hasta la élite. Todo fue perfecto, ni en el mejor de los guiones se podría haber escrito un partido mejor.
En este tipo de encuentros, en el que el sueño de una ciudad, una afición y un club pueden convertirse en realidad, no importa lo físico, la clave siempre estará en la mente. Lo único que debían hacer los granadinos era salir con confianza, recuperar esa mentalidad de “este partido lo vamos a ganar”. Dicho y hecho. Aunque los primeros triples de Thomas Bropleh y Lluís Costa no entraron, los de Pablo Pin sabían que no podían venirse abajo ante los errores, la afición merecía ver a un equipo luchador y con la cabeza bien alta. Fue el propio cañonero de Denver el que abrió el marcador para los locales. Desde ese momento, Covirán Granada fue una apisonadora. Sin su acierto habitual desde el tiro exterior, los granadinos demostraron una increíble superioridad en la zona de la mano de Petit Niang y David Iriarte para colocar el 14 a 5 en el marcador.
Reaccionó Almansa con el tiempo muerto de Rubén Perello, no había que olvidar que los albaceteños venían a luchar por la permanencia y no iban a dar el encuentro por perdido tan rápido. Con el 16 a 14, Pablo Pin volvió a parar el encuentro, no podían permitir ni un mínimo amague de remontada del conjunto rival. Los rojinegros regresaron a la pista con un claro propósito, el triple sería su mejor baza. Germán Martínez y Christian Díaz abrieron la veda desde el tiro exterior para cerrar el primer periodo con un cómodo 24 a 16.
Los rojinegros regresaron al parqué con un quinteto totalmente renovado, entre ellos Pere Tomás, que tras una semana complicada por unas molestias en el abductor pudo disputar el partido más importante de la temporada. El segundo cuarto tuvo un nombre propio, Germán Martínez. El malagueño con corazón granadino firmó medio ascenso. Como si de un entrenamiento se tratase, el base cogía cada balón que pasaba por sus manos y casi sin pensarlo se la jugaba desde la línea de triple. Hasta cuatro triples llegó a anotar Germán para poner el 42 a 25. Una actuación que mereció la ovación de todo un Palacio tendido a sus pies. CB Almansa solo lograba anotar desde el tiro libre. Si la actuación de los rojinegros en ataque estaba siendo brillante, en la defensa era un auténtico clínic de baloncesto. Petit Niang, Edu Gatell, David Iriarte y Ramón Vilá formaron un auténtico muro en la zona. Quien quisiese anotar debía pasar por encima de ellos. Con esa fe en el ascenso, Covirán Granada marchó a vestuarios con un más que solvente 50 a 28. Ya se acariciaba el ascenso.
Tras el paso por vestuarios la clave estaría nuevamente en la mentalidad, saltar a la pista como si fuesen ellos mismos los que iban perdiendo de 20 puntos y necesitaban remontar. Los fantasmas del partido de Cáceres no iban a regresar, el ascenso se iba a quedar en Granada sí o sí. Christian Díaz se unió a la fiesta del triple para recordar al Palacio que este equipo era el líder de la LEB Oro. Sin fisuras, sin dudas y sin miedos, este Covirán Granada iba a por todas y a Almansa le tocó presenciar cómo acercarse en el marcador era una auténtica misión imposible. Los diez minutos del tercer cuarto volvieron a ser un recital, solo quedaba sentarse y aplaudir ante la clase magistral de los ojinegros.
Con el 74 a 43 comenzaron los últimos diez minutos de un partido de ensueño. El Palacio ya acariciaba el ascenso a la ACB y los rojinegros se contagiaron de la fiesta que había en las gradas. Todos los balones que pasaban por sus manos acababan en canasta, especialmente los de Germán Martínez al que solo le faltó salir en volandas de la pista. Los gritos de MVP resonaron en todo el Palacio, Germán era el alma de esta final. A falta de cinco minutos para el deseado pitido final, Covirán Granada seguía manteniendo una renta de casi 40 puntos en el marcador y Almansa solo anotaba desde el tiro libre o en ocasiones aisladas al contragolpe. Petit Niang y Ramón Vila se hicieron dueños de la zona regalando varios mates consecutivos que dieron estallar aún más a los aficionados Los últimos minutos fueron simplemente una fiesta, un regalo para todos los jugadores y una más que merecida ovación para los jugadores que durante todo un año se han dejado la piel en cada partido. El último gran regalo de la noche fue el regreso de Joan Pardina que además logro anotar el punto número 100 del partido. Los sueños se cumplen y Covirán Granada ya es de ACB. El baloncesto granadino escribe una nueva y gloriosa página en su historia.