Al Covirán le vuelve a salir cruz en su apuesta por la épica (72-84)

Un nuevo inicio dubitativo condiciona a un conjunto rojinegro que no puedo enmendar sus errores con un último periodo estelar

Coviran Granada Bilbao Basket
Encuentro entre el Covirán Granada y el Bilbao Basket | Foto: Antonio L. Juárez
Ainoa Morano
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El Covirán necesita un cambio urgente. El duelo de este sábado ha sido una demostración más de que al equipo le falta algo. Algunos dirán que un pívot, otros que un anotador ante los bajos porcentajes que suelen mostrar de Bamforth y Clavell. Sin embargo, lo que más falta es concentración y coraje. Creerse que se puede ganar y no tirar el partido con el pitido inicial. Porque cuando este equipo se lo cree demuestra que puede ser competitivo. Tuvo la remontada en su mano en el último periodo, pero pelear buscando la épica siempre tiene su riesgo, el tiempo es limitado.

Mal inicio de partido por parte de los rojinegros que vieron sin capacidad de reacción como su rival les endosaba un parcial de 2 a 14 casi sin despeinarse. Tuvo que parar el partido Pablo Pin poco más de cuatro minutos del periodo transcurridos. Posiblemente el técnico rojinegro soltó una reprimenda similar a la vista ante Andorra. Su equipo no estaba en la pista y se necesitaba una reacción inmediata. Las palabras de Pin surtieron efecto, especialmente en un Edgar Vicedo y un Rubén Guerrero que saltaron al parqué con el cuchillo entre los dientes. La subida de energía y de físico en la zona permitió al Covirán empezar a jugar. Los interiores rojinegros llevaron la batuta en una remontada que supuso un 12 a 2 de parcial para los locales. Eso sí, unos últimos fallos de concentración en los instantes finales permitieron a Bilbao cerrar los primeros diez minutos con el 18 a 22 en el marcador.

Entraba en calor el Covirán Granada cuando se encontró con un nuevo parcial abultado en contra. El 2 a 9 con el que arrancaron los MIB el periodo volvió a noquear a un conjunto rojinegro que entró de lleno en un nuevo estado de letargo. Retiró Pablo Pin a Aurrecoechea, Vicedo y Guerrero de la pista para dar cabida a la “primera unidad”. De poco sirvió el movimiento del banquillo. Bilbao encontró con demasiada facilidad el camino al aro ante una defensa casi inexistente. Los minutos seguían corriendo en el cronómetro ante la atónita mirada de una marea rojinegra que no veía una posible solución para su equipo. Con el 22 a 37, el Covirán volvió a conectar con la realidad. Eso sí, solo quedaban dos minutos para marchar de nuevo a vestuarios. Leve reacción de los granadinos de la mano de Bamforth y Wiley, una ayuda que no fue suficiente para dejar un marcador algo más cómodo para el reinicio del juego (28 a 39).

Nuevamente la falta de centímetros y de acierto en el tiro exterior, con un 2 de 12 en la primera mitad, dejaba completamente desamparado a un Covirán aletargado, dubitativo, sin respuesta aparente. Bilbao Basket no arrancó con gran acierto el tercer periodo, una situación que los rojinegros solo aprovecharon con cuatro puntos a su favor. Del 30 a 39 se pasó al 36 a 51, momento en el que Pablo Pin volvió a parar el encuentro. Un momento de reflexión e indicaciones que sirvió de poco pues ese Covirán encontrará la solución a sus problemas el día que entienda que necesita más centímetros y que los partidos se juegan desde el pitido inicial. Poco se puede salvar de este encuentro a excepción del coraje y la garra de Agustín Ubal. El uruguayo fue el alma del equipo durante varios minutos, peleando en la zona, sacando faltas y anotando. Sí, un exterior tuvo más presencia en la zona que otros muchos. Se dejó puntos por el camino Amine Noua desde la línea de personal, así como canastas rematadamente sencillas que no quisieron entrar. Unos errores que dejaron el 48 a 66 con el que arrancó el último cuarto.

Para muchos sonará increíble, quizás hasta incomprensible, pero cuando más distancia hubo en el marcador fue cuando mejor jugó Covirán Granada. Será por la emoción de la épica, de conseguir lo imposible, pero la realidad es que los rojinegros tuvieron en su mano la remontada. Los cuatro puntos consecutivos que anotó Amine Noua para el 52 a 68. Paró el encuentro Jaume Ponsarnau y es que vio en su rival una pequeña llama de esperanza. Inexplicablemente, los granadinos sacaron de dentro una energía, una fuerza y una esperanza que bien podría haberse visto en los periodos anteriores. Con el 57 a 68, Sergi García miró a la grada con rabia levantando sus brazos enérgicamente. El Palacio necesitaba levantarse y llevar a los suyos a la épica de la remontada. Las protestas de Pablo Pin llevaron a los colegiados a señalarle una técnica en el peor momento posible. Su equipo, sorprendentemente, no se resintió. Sergi García lideró a los suyos para anotar un triple sobre la bocina que ponía a los locales a tan solo ocho puntos. El pabellón del Zaidín empezó a creer. Una ilusión que Hlinason arrancaría sin piedad. Como ya hizo Fran Guerra dos semanas atrás, el jugador de los MIB dominó la zona en los últimos compases para asegurar un triunfo que su equipo mereció desde el primer momento. 72 a 64 y quinta derrota para un plantel rojinegro que sigue navegando a la deriva, dependiendo de un día de gracia que parece no llegar.

Ficha del partido:

Covirán Granada: García (5), Bamforth (17), Wiley (5), Noua (12), Valtonen (4)- quinteto inicial - Rousselle (9), Tomàs (0), Ubal (5), Guerrero (5), Vicedo (6), Clavell, Aurrecoechea (0).

Surne Bilbao Basket: Abdutr-Rahkman (8), De Ridder (15), Pantzar (14), Dragic (7), Hlinason (8)- quinteto inicial - Jones (5), Rabaseda (3), Frey (8), Gielo (4), Kullamae (11).

Parciales: 18-22; 10-17 - descanso - 20-27; 24-18

Árbitros: Rafael Serrano, Francisco Araña, David Sánchez Benito.

Incidencias: partido correspondiente a la Jornada 6 de la ACB disputado en el Palacio de Deportes ante 7.505 espectadores.







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