Crece la familia en el Parque de las Ciencias

Los nuevos miembros se encuentran en un proceso de adaptación y aprendizaje antes de poder incorporarse al Taller de Rapaces en Vuelo

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Águila Harris
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El Parque de las Ciencias ha dado la bienvenida a dos nuevos miembros en su familia de aves rapaces. Se trata de un ejemplar de busardo mixto, también conocido como ‘águila de Harris’ y otro de halcón borní o ‘halcón lanario’, que han llegado al museo para ayudar en la tarea de dar a conocer la naturaleza y el comportamiento de estos animales así como sensibilizar a los visitantes sobre la importancia que estas especies tienen en la naturaleza.

El halcón se trata de una hembra, hermana del otro ejemplar de borní que se encuentra en el museo, mientras que el busardo también contará con la compañía de otro de sus congéneres, que ya forman parte del Taller de Rapaces en Vuelo. Las aves han llegado al museo procedentes de centros de cría en cautividad y ahora se encuentran en un proceso de adaptación antes de poder incorporarse al taller que se realiza cada día en el museo. Este periodo de adaptación no tiene una duración definida, ya que depende de distintos factores, como la naturaleza de las especies, e incluso las características y personalidades propia de cada individuo.

En una primera fase, las aves pasan por un periodo de “amansamiento” donde se acostumbran a su nuevo hogar. Es un momento dedicado a que tomen confianza con sus cuidadores, los conozcan y se familiaricen al contacto con ellos. Las aves pasan muchas horas posadas en los brazos de las distintas personas que conforman el personal de vivarios, quienes les acarician y alimentan hasta conseguir que se sientan seguras.

La siguiente etapa consiste en que las rapaces se habitúen a estar en presencia de grupos de personas. Para ello comienzan a salir a la zona de los posaderos donde los visitantes pueden observar habitualmente las aves en reposo. En ocasiones se solicita la colaboración de las personas que pasan por allí, para que se acerquen a los nuevos animales e interactúen con ellos, siempre bajo las indicaciones de los cuidadores, de forma que vayan acostumbrándose a estar con más gente.

Conforme las rapaces van avanzando en su aclimatación al nuevo entorno, se comienza a trabajar con ellas en las técnicas y demostraciones de vuelo. Saltos y vuelos cortos son los primeros ejercicios que van aprendiendo con los cuidadores, ayudados por la comida y asegurados con guantes y fiadores. Tal y como manifiesta el personal especializado del Parque de las Ciencias, existen muchas diferencias en el aprendizaje de las distintas especies. En este caso, el busardo aprende mucho más rápido, ya que las águilas en general son más inteligentes, aunque en ocasiones esto también puede suponer una dificultad añadida, ya que también es más sencillo que el busardo descubra como evitar hacer un ejercicio. Por su parte, el halcón lanario se trata de una especie más complicada para entrenar que el busardo y le cuesta más trabajo asimilar los ejercicios. No obstante, una vez que han aprendido las demostraciones también es más difícil que las olviden o se distraigan.

Hasta que las aves pueden incorporarse al Taller de Rapaces transcurre un proceso que dura varios meses de trabajo progresivo. Además en función de la naturaleza y las capacidades que demuestra cada individuo, se continúa el aprendizaje de técnicas y ejercicios que permiten enseñar a los visitantes cómo se comportan las distintas especies, cuáles son sus características y hábitos, la forma en la que vuelan o cómo cazan para alimentarse.

El Taller “Rapaces en Vuelo” Tiene como objetivo realizar actividades de divulgación sobre la biología, la ecología y la conservación de las rapaces. Las instalaciones se completan además con información sobre los CREA (Centros de Recuperación de Especies Amenazadas) y los programas de recuperación y reintroducción que la Consejería de Medio Ambiente lleva a cabo en Andalucía.