Créditos a cambio de voluntariado: "Los que vienen por la recompensa se dan cuenta de que es lo menos importante"
El programa de UGR Solidaria ofrece este incentivo académico a quienes realizan estas actividades solidarias de toda clase
“Sé el cambio que quieres ver en el mundo”. Esta frase de Mahatma Gandhi se puede interpretar como una indicación a la gente a ayudar. Hay quienes piensan que la especie humana no es solidaria, que siempre mira por sí mismo, un completo egoísmo. Sin embargo, no se puede mirar hacia un lado cuando se realizan acciones de manera altruista.
En el punto de vista local, la Universidad de Granada (UGR) fomenta estos comportamientos y permite que toda la comunidad acceda a las actividades caritativas. Así, la institución dirigida por Pilar Aranda mediante el Vicerrectorado de Igualdad, Inclusión y Sostenibilidad, creó el servicio UGR Solidaria en 2015. Este programa permite a los alumnos convertirse en voluntarios, ayudando a los grupos más desfavorecidos y obteniendo créditos por ello.
Juan Carlos Maroto es el director y la persona que le dio vida a este proyecto. Para él se trata de "conseguir que la comunidad universitaria, alumnado, profesorado y personal haga voluntariado, que ayuden a las ONG y las asociaciones en aquello que necesiten". Se muestra la voluntad de la institución de aportar algo más allá de profesionales, el "formar personas que sean conscientes de los problemas que existen en el mundo, que ayuden y que se impliquen en la su solución", explica.
En boca de su director, UGR Solidaria se edifica sobre cinco pilares. El primero es sensibilizar a los principales actores: el campus. Así, los profesionales tratan de anunciar las dificultades del planeta, pero enfocándolas en el ámbito local, que son Granada, Ceuta y Melilla, las tres zonas de la universidad. "Primero se trata el tema dando una conferencia sobre el alcance que tiene, y luego hacemos una mesa redonda donde invitamos a gente que está combatiendo contra ese problema en la provincia, donde nos explican qué hacen para paliarlo", apostilla.
"Además de formar profesionales, formamos personas"
El segundo sustento del programa es conocer "el marco legal que regula el voluntariado", sus derechos y sus responsabilidades. Pese a que nunca ha pasado, Maroto asegura que es importante conocerlo para nadie se aproveche como si fuesen mano de obra barata. La tercera pata del barco es favorecer las investigaciones sobre estos problemas, centrándose en la zona del campus. "Nosotros financiamos microproyectos de ámbito local, pero con poco dinero, unos 3.000 por cada uno. De este modo, trabajan conjuntamente los profesionales con las ONG, beneficiándose mutuamente", expone el director.
El siguiente pilar es el más importante: el punto de acción verdadero. Se tratar de ayudar a las asociaciones, las cuales necesitan voluntarios y hacen una petición en la plataforma habilitada para ello. Tras conseguir su objetivo, la Universidad se encarga de que "tengan su seguro y que les den una formación básica para que puedan realizar la tarea. Luego les pedimos que nos informen el trabajo que han realizado". Por último, no hay valor si no se conoce. Por lo tanto, la quinta línea "es difundir lo que hacemos, a través de nuestra memoria académica", sintetiza Maroto.
Con todas las bases contadas, hay que mostrar los datos. UGR Solidaria ofrece todo tipo de voluntariado que estipula la ley. Haciendo caso a su director, la institución ha trabajado con 130 ONG, y desde el comienzo hasta hoy día más de 2.500 voluntarios han realizado actividades solidarias. Según estipula las bases, el programa ofrece tres créditos ECTS por estas actividades, concebidos por el vicerrectorado de Docencia, que es el que tiene la potestad de acreditarlos. Los alumnos pueden ganar este premio cumpliendo con 100 horas, que incluye 80-90 de las tareas propias de la asociación y el resto de cursos formativos.
Si alguien cree en la maldad del ser humano no la encontrará entre los voluntarios granadinos. El programa de UGR Solidaria recoge que los alumnos tienen derecho a los créditos su cumplen con los requisitos. Es por ello que se puede pensar que habrá quienes se apunten solo por el distintivo académico. No obstante, Maroto afirma que la gente lo hace por corazón, aunque el incentivo está ahí. "La recompensa para que se animen a probarlo. Mi experiencia me dice que algunos de los que vienen por los créditos se dan cuenta de que esto es lo menos importante. Lo mejor que se llevan es la satisfacción personal, la felicidad de ver que estás ayudando a gente que lo necesita. Esto engancha y quien lo hace suele repetir". Asimismo, reconoce que no ha vivido ninguna mala experiencia con los alumnos que se meten a cooperar.
"El voluntariado engancha y quien lo hace suele repetir"
Con las más de 100 asociaciones que tienen un acuerdo con la UGR, la variedad de opciones es muy elevado. Aun así, siempre hay uno que es el favorito. En este caso es el social, la asistencia a las demás personas, como la recogida para el banco de alimentos. "Nos interesa mucho porque queremos ayudar a la población de los barrios más desfavorecidos", asegura el director mencionando al Distrito Norte de Granada, cuyos vecinos están sufriendo por los cortes de luz. Para él, esta zona "es un lugar maravilloso, con gente magnífica que lo único que quiere es ver que su barrio mejora", y que el resto de los habitantes granadinos tiene una concepción equivocada sobre ella. Además, Maroto indica que, para su sorpresa, "está habiendo un incremento enorme de voluntariado ambiental".
La pandemia del Covid-19 no entiende de solidaridad, y sus efectos han repercutido en el modo de actuar de la actividad altruista. Con o sin problemas, las personas han seguido necesitando el apoyo ajeno, lo que ha llevado a la plataforma universitaria a reinventarse. "Estamos intentando impulsar lo del cibervoluntariado, que se pueda hacer actos de voluntariado desde tu casa, desde tu ordenador", explica el coordinador del proyecto. Aun reconociendo que lo telemático no es lo ideal, que lo importante es el contacto humano, "la alternativa también ayuda. Se puede hacer una videollamada y tener una conversación con un mayor y darle un rato de compañía. Asesorar a una ONG sobre algunas cuestiones también es una opción. También hay gente que es especialista y puede dar clases online. Hay muchas oportunidades de ayudar", desarrollo Maroto.
Por último, hay que tener en cuenta que la 'mano de obra' son alumnos que tienen unas obligaciones académicas y también personales. "Solemos decirles a las ONG que deben tener presente que los voluntarios son unas personas con una carga de trabajo especialmente importante en determinados momentos del curso, y que eso hay que respetarlo. Ellas tienen en cuenta cuándo pueden tirar o no de voluntarios", asegura.
Casas de acogida para cuidar a los animales
La Asociación Por Patas de protección y defensa animal se encarga de encontrar hogares para perros y gatos en situaciones de abandono. Una de sus coordinadoras, quien prefiere no decir su nombre para no destacar más que la propia ONG, explica que existen gracias a la colaboración humana, ya que "no tenemos instalaciones, un refugio físico". Es por ello que la asociación funciona mediante casas de acogida, en especial de los alumnos. Por ello decidieron colaborar con la UGR. "Somos muy conscientes de que vivimos en Granada, que tiene una riqueza impresionante que es la universidad, y la gente joven es solidaria de por sí. La institución tiene unos valores de solidaridad, inclusión, igualdad de género y también de protección animal", expone.
Es aquí donde destacan los alumnos. Estos deciden ayudar y se ponen en contacto con la asociación y rellenan un cuestionario para determinar qué animal solicitan, ya que "también dependen de su estilo de vida en los pisos. El estudiante no vive solo, tiene que consultarlo con los compañeros y los caseros". En total, Por Patas tiene diez animales repartidos en las casas de acogida.
"Las casas de acogida son un trampolín hacia la vida"
Muchos de los alumnos que se deciden a quedarse con un perro o con un gato tienen experiencia previa de cuidado, aunque hay quienes no y descubren "la responsabilidad de asumir una adopción definitiva, para toda la vida, de ese animal", asegura la encargada. Entre sus labores, los voluntariados "le enseñan pautas de higiene, de alimentación o de desplazamiento con correa. Le crean seguridad y confianza en los humanos, pues han sido sometidos a maltrato o abandono". Pese a todo el cariño que les dan, la casa estudiantil no es su hogar definitivo. Cuando están preparados se promueve su adopción, y este paso es solo un "trampolín hacia la vida".
Como estipula el convenio con la UGR, los voluntarios tienen derecho a conseguir tres créditos por sus labores humanitarias. Pese a esta suculenta remuneración, desde la asociación desmienten que esta sea la principal motivación de los jóvenes. "Eso es lo de menos para todos. Hay veces que ni piden el informe que hacemos. No nos hemos encontrado a nadie que solo busque los créditos, aunque está en su derecho. Al contrario, es generosidad tras generosidad". Además, estas personas "repiten al año siguiente y nos piden fotos de sus compañeros".
Lo más importante para los voluntarios es ayudar al animal, ya que normalmente tienen un aprecio enorme por estos seres. "A los humanos les ofrece una experiencia maravillosa y enriquecedora, y le cogen cariño. Lo han visto crecer, socializarse, confiar en el humano y sentirse feliz". Debido a la naturaleza inquieta de los jóvenes los animales sienten también esa energía. La asociación asegura que cuando llegan "cambian totalmente. Los llevan por Granada, a tofos lados y muy felices".
La necesidad de los árboles en Granada
Otra de las asociaciones solidarias relacionadas con el programa UGR Solidaria es Árboles contra el Cambio Climático. Siendo una entidad altruista, sin ningún ánimo de lucro, su finalidad es reforestar zonas con árboles y arbustos. La coordinadora del proyecto asegura que, pese a la importancia de las plantas para la vida, ellos no reciben "ninguna subvención, y nuestro dinero se basa en las donaciones".
"Nos encargamos de reforestar en otoño o invierno con plantas autóctonas y resilientes al fuego, especialmente en zonas de montaña que se han quemado". Además, se encargan de cuidar la vegetación de sus zonas de trabajo regando durante el verano o los momentos de sequía. "También marcamos las plantas y tiramos la basura de esos lugares". Algunos de estos puntos de actuación son el Llano de la Perdiz, el barranco de San Jerónimo, el Campus de Fuentenueva o el interior de ciertos colegios, entre otros.
Pese al acuerdo con la Universidad de Granada, la asociación reconoce que, pese a que la institución contactó con ellos, "nunca hemos sabido nada. Dijeron que iban a enviar alumnos, pero luego al final no". Aun así, sí que hay participación en actividades estudiantiles, como con la Facultad de Ciencias de la Educación, cuando los profesores la llamaron para dar lecciones académicas. Para finalizar, expone que sus voluntarios son "gente muy comprometida y con mucha ilusión".
La solidaridad es un valor que no muchas personas tienen o que todavía no lo han mostrado. En ambos casos, tener a tu disposición un programa como UGR Solidaria para realizar estas actividades es un plus para el desarrollo personal y por supuesto, social. Aun teniendo o no en mente la recompensa de los créditos, está fuera de toda duda que ayudar mediante el voluntariado es algo positivo para todos.