"Creo que todo lo mal que lo pasé con la enfermedad de mi hija se transformó en mi cáncer de mama"

Cristina es una madre almeriense que viaja cada semana a Granada para tratarse de su enfermedad, tras haber librado una doble lucha contra el cáncer

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Cristina Carrillo Sáez, paciente de cáncer de mama en el Hospital Virgen de las Nieves | Foto: Marcos Gómez
Elena Parra
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"Es rara la familia donde no hay un caso de cáncer", dice Cristina Carrillo, quien sabe mejor que nadie lo que significa enfrentarse a esta enfermedad continuamente. Fue en 2015 cuando su vida dio un giro de 180 grados en el mal sentido de la expresión. Acababa de enterarse de que estaba embarazada cuando, sin siquiera tener tiempo para celebrarlo, recibió la noticia de que su padre padecía leucemia mieloide aguda. Poco tiempo después su abuela materna también fue diagnosticada de cáncer. "Viví un embarazo lleno de altibajos emocionales, después de todo lo que me estaba pasando me dijeron que mi hija Desirée venía al mundo con síndrome de Down", cuenta la joven. Esta mamá explica que jamás se planteó interrumpir el embarazo, "mi hija era una vida desde el segundo uno e iba a ser una campeona como cualquier otro niño". A los pocos meses, su padre y su abuela fallecían a causa del cáncer.

Pese a esta dolorosa noticia, Cristina mantuvo la esperanza ante el inminente nacimiento de su hija Desirée. "Mi hija nació en abril, todo salió perfectamente, estaba sana. Pero en una visita rutinaria al pediatra me dicen que mi pequeña tiene un neuroblastoma suprarrenal", comenta. El cáncer vuelve a invadir su vida, pero esta vez se ceba con su hija de siete meses. "Nos dijeron que no había más casos como el de ella registrados en Europa", recuerda. Cristina y su marido lucharon hasta el final por Desirée, hasta que, finalmente, el 31 de diciembre de 2021, la menor fallecía en su casa tras una larga batalla contra la enfermedad. "Fue una niña muy fuerte, nunca se quejó por nada, podían pincharle, hacerle de todo que jamás se quejaba. Siempre estaba sonriendo y viviendo feliz hasta el ultimo día", manifiesta su madre.

"Creo que todo lo mal que lo pasé con la enfermedad de mi hija se transformó en mi cáncer de mama"

Tras el fallecimiento de Desirée, Cristina pensó que ya había pasado por todo lo peor que uno puede vivir. Pero en 2023, la vida volvía a desafiarla con un diagnóstico de cáncer de mama triple negativo. La almeriense cree que "todo lo mal que lo pasé con la enfermedad de mi hija se transformó en mi cáncer de mama". Lo que siguió fue un camino agotador de quimioterapia, inmunoterapia y una mastectomía bilateral, un proceso que terminó forjando su capacidad de resiliencia. El pasado miércoles, Cristina logró tocar la campana que marcó el final de su tratamiento: "Fue por mi hija y por mí, porque ella no pudo hacerlo en la planta de oncohematología pediátrica, que fue nuestro hogar durante tanto tiempo".

"Aún me queda un largo camino viviendo entre hospitales. Aunque este tratamiento haya terminado, ahora comienza la fase de revisiones, que conozco tan bien por mi hija. El miedo a que el 'bicho' vuelva estará siempre presente, pero tengo la fuerza y la enseñanza que me dejó mi hija, quien, siendo tan pequeña, vivió la vida con la mayor felicidad posible. En los momentos de bajón, que he tenido, la tengo presente y la seguiré llevando conmigo todos los años que me queden, que espero sean muchos", concluye emocionada.


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