La crisis del mar Rojo afecta a una empresa textil de Granada: "Hay mucha demora y el importe se multiplica casi por cuatro"
Grupo Carreño, dedicada a fabricar uniformes, camisones o sábanas para el sector sanitario, nota los retrasos en la recepción de mercancías y el aumento de los costes
La crisis en el mar Rojo está pasando factura al sector textil y de electrodomésticos, principalmente. Los ataques de los hutíes a buques mercantes en el mar Rojo como consecuencia de la guerra en Gaza obliga a las navieras a cambiar de ruta, bordeando África, y esto provoca retrasos en la entrega de mercancías, además de un aumento de los costes. Una empresa de Granada dedicada a la fabricación textil para hospitales a nivel nacional está sufriendo retrasos en la recepción de materias primas. Se trata de Grupo Carreño, ubicada en el Polígono Juncaril. Los tejidos "de algodón y de poliéster" que Grupo Carreño recibe para la confección de sábanas, camisones o pijamas para distintos hospitales de España “provienen de Pakistán y de China” y con la crisis en el mar Rojo, las navieras tienen que desviarse y bordear África hasta llegar al puerto de Algeciras. “Aunque aquí fabricamos, dependemos de la materia prima. Si nosotros no la tenemos aquí, dejamos de ser fabricantes, no podemos trabajar”, asegura a GranadaDigital el responsable de Venta y Proyectos de Grupo Carreño, Ricardo Carreño. “Nos está ocurriendo con pedidos de hace un mes y pico aproximadamente, que dentro del orden normal de tardanza, que puede ser tres meses, ya estamos viendo un retraso en los envíos. Lo que antes tardaba 90 días, ya va por 120. Hay mucha demora”, asegura.
Pero el problema no es solamente la tardanza en recibir la materia prima, sino también el aumento de los costes. “Los contenedores que traíamos antes tenían un importe que ahora se está multiplicando casi por cuatro, porque digamos que negocian con ellos. Saben que hay demanda y, ante ello, vienen de nuevo las especulaciones. Eso, sumado al combustible, a la logística, a lo que está pasando en el Mar Rojo en una época de globalización, hace que aunque estemos en un sitio más escondido, te salpique y te llegue”, comenta.
Los clientes de Grupo Carreño son, en su mayoría, hospitales de toda España y la empresa tiene que cumplir con los plazos de entrega. “Nuestro trabajo depende de licitaciones públicas, en las que adquirimos unos compromisos. Nosotros tenemos que cumplir, pero el abastecimiento se va ralentizando poco a poco”, lamenta.
El precio de las materias primas ha aumentado muchísimo y Grupo Carreño tiene que hacer frente a ello. “En este caso, en la divisa no ha habido cambio ninguno, pero sí en la logística. Al final al tejido le está afectando porque se está multiplicando por cuatro el trayecto que tenía que hacer. El combustible también está subiendo en el transporte marítimo y a esto se suma la especulación desde el punto de origen, por decirlo de alguna manera. Igual que nosotros les compramos, les compran más clientes y ante esa demanda, especulan. Si un contenedor vale, por ejemplo, 14.000 euros, como saben que hay mucha demanda y la gente los quiere, rápidamente lo suben a 20.000 euros y especulan. Claro que especulan con la demanda”, asegura.
Esta crisis del mar Rojo es la tercera que afecta a Grupo Carreño en los últimos años, después de la del canal de Suez y la del Covid-19. Esta empresa textil granadina está “asumiendo el sobrecoste” ya que tiene “licitaciones pactadas, que son suministros para cuatro años y en esas licitaciones no se puede modificar el precio”, detalla Ricardo Carreño. “Ante la ley solo sería algo extremo, de urgencia o catástrofe por lo que te permiten tocar ese precio. Si no ocurre algo tan grave, tú tienes que soportar esos costes. Nos afecta, pero no podemos modificar”, explica.
Si la situación por la crisis del mar Rojo se alarga, Grupo Carreño tiene previsto “hacer un colchón muy amplio de estocaje para poder amortiguar los años que vienen”. El responsable de Ventas y Proyectos de esta empresa, que tiene más de 40 años de trayectoria, advierte de que “no va a ser corto”. “Esto va a durar un poquito. Y la apuesta, porque una bolita mágica no tiene nadie, es realizar más inversión todavía para fijar y llenar nuestro almacén. Esto es un riesgo porque, ¿al final cómo va a salir? Es una apuesta, no sabemos lo que durará y si luego es favorecedor para la empresa. Eso no lo sabe nadie", apunta.