Cuando Jesús vio por primera vez a su 'Madre' y la de toda Granada

Aunque a sus 40 años Cristina Parejo ha sentido en multitud de ocasiones el fervor de ver a la patrona de Granada, la procesión de este año ha tenido un significado especial para ella por tres motivos. Uno, porque ha sido la primera con recorrido completo tras la pandemia. Segundo, porque por primera vez ha formado parte de la Junta Directiva de la Hermandad. Pero sobre todo, porque hace seis meses recibió la visita más especial de su vida: la del nacimiento de su hijo Jesús.

Y para alguien que echó los dientes entre los pétalos, los palios y el olor a incienso, una noticia así no podía ser sino equivalente de que su pequeño iba a conocer la Virgen de las Angustias, "la que protege a los granadinos". Como cada año, apenas termina de almorzar con su marido, Cristina comienza a prepararse. Pero esta vez no es como todas las demás. La responsabilidad de transmitir la tradición de rendir culto a la patrona a un hijo está continuamente presente en su interior, así que, como se puede ver en el vídeo que acompaña a esta noticia, el camino desde su casa hasta la Basílica de la Virgen de las Angustias se hace más largo, más intenso y sentido de lo habitual.

"Traerlo, para mí, es como revivir la infancia. Cuando iba con mis padres y mis abuelos", explica emocionada Cristina en presencia de su marido, quien se queda con el pequeño mientras ella completa el recorrido en la cabecera de la procesión como precepta de Formación y vicesecretaria de la Hermandad. Tras la salida, el padre de Jesús se lo lleva a casa a descansar. Son demasiadas horas y él es todavía muy pequeño. "Es lactante", explica su madre, quien le ha preparado leche materna por si acaso. Pero si no hubiera tenido suficiente, en un momento de la procesión tendría que haber abandonado el cortejo para darle pecho.

"Llevo muchos años en la Hermandad y es una tradición familiar. En ella están mi tío y mi padre fue bautizado en la Basílica de la Virgen de las Angustias. Para mí es algo muy importante que pueda vivirlo conmigo y, además, es que es el primer año que estoy en la Junta", manifiesta la orgullosa mamá, quien ha inscrito al pequeño como horquillero de la casa de hermandad. En tan solo seis meses ya ha pasado el ceremonioso ritual del pasarlo por el manto de la Virgen tras una misa. "También estuvo conmigo casi toda la tarde de la ofrenda floral. Se portó muy bien porque es un niño muy bueno. Incluso hicimos cola para hacer su ramo, pero el pobre se quedó dormido", explica con ternura Cristina.

Porque Cristina, antes que devota, es madre. Y aunque pocas cosas le harían más ilusión que el hecho de que su hijo Jesús sintiera de mayor el mismo fervor que siente ella por la Virgen de las Angustias, ahora mismo su prioridad es su bienestar. Por eso no lo ha vestido con ninguna ropa especial para la ocasión. "Lo que quiero es que vaya cómodo", contesta lacónica. "Para mí es algo muy especial que, después de tanto tiempo, se pueda sacar la Virgen a la calle. Yo puedo disfrutarla, pero sobre todo la pueden disfrutar los granadinos. Es la patrona de Granada, la que nos protege a todos", abunda con brillo en los ojos la vicesecretaria de la Hermandad.

Apenas quedan 20 minutos para las 18:00 horas y en el interior de la Basílica de la Virgen de las Angustias anuncian el nombre  y el orden de los hermanos y cofradías invitadas que saldrán acompañando a la procesión. En ese momento, Cristina se da la vuelta con su hijo en brazos para que vea por primera vez en su todavía corta vida a la 'Madre' de Granada. Los ojos de ella se cristalizan. Él aún es demasiado pequeño para entender nada, pero la expresión en su cara denota que la ha reconocido. Emoción. Asombro. De una madre a un hijo. De dos. Porque la Virgen de las Angustias también lo observa y lo protege.