El Granada resbala en San Mamés (2-2)
Una jugada desafortunada deja al Granada sin los tres puntos ante el Athletic en su feudo bilbaíno
A este Granada le toca la lotería y en el momento de ir a cobrar el billete seguro que le atropella un autobús en el último paso de peatones antes de llegar a la administración. Un poco así es el resumen de lo sucedido en San Mamés en esta noche de viernes.
Un Granada que antes de comenzar el partido ya iba a contracorriente y que ni siquiera cuando se puso por delante en el marcador el viento soplaba a favor. Una concatenación de lesiones y rebotes dejó a los rojiblancos, hoy sin el rojo en su camiseta, sin el premio de unos tres puntos vitales.
Pintaba mal la cosa cuando Montoro cometió un error impropio de su calidad con un pase sin mirar dentro de su propia área. Robo de Muniain y ejecución de Raúl García. El navarro es perro viejo y su juego molesto, a priori, podía ser un gran problema para Raúl Torrente.
Pero nada más lejos de la realidad. El joven canterano consiguió imponerse de manera magistral durante todo el choque. Sobrio y correcto, consiguió frenar a una delantera liderada por Nico Williams. Los que no fallaron fueron los hombres del ataque granadino.
Machís consiguió sacar su mejor versión en lo que va de temporada. Consiguió igualar el choque y de sus botas nació el tanto que sirvió para darle la vuelta al marcador, que finalmente firmó Jorge Molina. Pero la alegría se tornó en un grito de rabia cuando, al poco de volver del descanso, notó un tirón en la parte posterior de su muslo. De nuevo se tuvo que ir al banquillo presa de las lesiones.
Minutos antes del tiempo de receso cayó lesionado Germán y en el 66 lo hizo Rochina. Sin comerlo ni beberlo, el Granada ya había utilizado las tres ventanas de cambios con las entradas de Neva, Abram y Eteki. Era el momento de sufrir.
Mientras Dani Guindos se desgañitaba en la banda y Robert Moreno se revolvía nervioso en el palco, sus hombres achicaban balones desde dentro del área. Hasta que no pudieron. Raúl García consiguió peinar un balón que cazó Iñaki Williams. Comenzó la catástrofe. Un resbalón de Torrente, un despeje de Abram que rebota en su compañero, la aparición de Munian para rematar al poste y un nuevo rebote en cuerpo de Maximiano. Empate a dos.
El Granada logró aguantar las acometidas de un Athletic que se vino arriba y llegó a disfrutar además de la última acción del choque tras la expulsión de Íñigo Martínez por un derriba a Luis Suárez cuando se quedaba solo. Botó la falta Escudero al borde del área, golpeó en la barrera pero terminó por llegarle a Torrente, que solo pudo meter la pierna lo justo para enviarla entre los tres palos. Pero, la contrario que sucedió en el otro área, el rechace sí terminó lejos de la portería.
Un punto muy sufrido pero que, tal y como se había puesto el choque, supo a mucho más. Al Granada vuelve a brillar algo y a ver si en esta ocasión mantiene ese ligero lustre para cuando llegue el partido ante el Alavés el próximo viernes.