Estopa celebra su 25 aniversario bajo el 'calorro' de Granada

Los hermanos Muñoz aúnan generaciones en una plaza de toros entregada a la rumba catalana del icónico grupo

Concierto de Estopa en Granada
El dúo Estopa canta uno de sus grandes éxitos en la Plaza de Toros de Granada | Fotos: Antonio L. Juárez
Diana Ioana
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Veinticinco años se dicen pronto y, sin embargo, significan mucho. Son los años que cumple el icónico dúo catalán Estopa, compuesto por los hermanos David y José, sobre los escenarios. En la Plaza de Toros de Granada fueron capaces de aunar y unir a distintas generaciones para celebrar su aniversario, disfrutar de la rumba catalana más conocida y sonada en las dos últimas décadas y conseguir que miles de personas de todas las edades gozaran de una de las disciplinas que componen las siete artes, la música.

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22:10 horas de la noche, las luces se apagan para dar paso a las coloridas y epilépticas leds del escenario y a la pantalla donde podían verse escenas de edificios y construcciones. Gritos, vítores y aplausos llenan de eco Granada. Los hermanos se dejan ver.

Haciendo honor al asfixiante clima granadino estos últimos días, la primera canción que retumbó en la redonda explanada fue Tu calorro, estrenando la noche y exponiendo el talento de José con su brillante y llamativa guitarra rojo pasión. Y es que pasión es lo que derrocharon estos hermanos en su gran noche, mientras el público enloquecía levantando los puños al aire.

"¡Buenas noches, Graná!", soltó David, ataviado con una camiseta negra donde se podía leer 'Written and directed by Quentin Tarantino', como si no acabaran de dar una bienvenida monumental a sus fans. "Siempre que venimos a Granada, es un placer ver a esta maravillosa gente, maravillosa plaza y maravillosa ciudad", continuó diciendo entre los gritos y aplausos de un público más que entregado que no dejaba de corear el nombre del par.

Siguieron con El día que tú te marches, que acabó con un "qué me encanta la gente en Graná, joé" de David. Vacaciones fue la siguiente, que dio paso a Cuando amanece, aunque la noche no había hecho más que empezar. "Pues se ha quedao' buena noche, ¿eh?", mencionó David entre aplausos y sonrisas, tras observar el compromiso del público cantando las letras sin equivocarse en una palabra.

Con la luna llena en pantalla, entonaron una romántica Tragicomedia, cuya letra nada tiene que envidiar a los textos más románticos de Shakespeare. "Iba a decir algo, pero se me ha olvidao'", confesó un divertido David, tras tomar un respiro del espectáculo.

"No me jodas, ¿es la que creo que es?", suena por detrás a escasos segundos de comenzar a tocar El run run, junto a Conchi Heredia, cantante granadina. Ké más nos da fue la siguiente, aunque al público no le daba nada igual, ya que tenía mucho que celebrar. Sin duda, los asistentes podrían perfectamente haber aguantado hasta que llegara la Mañana clara, que fue su siguiente tema tocado y que acabó con la aclamación unísona del público, que gritaba "¡Estopa!" con vehemencia.

Para la siguiente, No digo na, y sin duda lo dijeron todo, los hermanos sacaron al escenario un trozo de pared de ladrillos medio derruida, trayendo un trozo de su barrio a la ciudad nazarí. "Nos podrían haber puesto un Alhambra, nos han puesto una Mahou, ¿esto qué es?”", reclamaron entre risas tras haber recibido unas cervezas para compensar la sequedad de tanto cante. "¡Pues no me la bebo!", dijeron bromeando para, a continuación, tomarla como si fuera la última coca-cola del desierto.

Sola, algo que sin duda no estaban, fue la siguiente privilegiada en salir, con gran pasión y sentimiento. De pronto, la pantalla se llenó de estrellas para dar paso a Ya no me acuerdo, que acabó con el público gritando a viva voz el nombre de José.

Como si de un sketch se tratara, David sacó al escenario un panel de cables para bajar las bombillas que colgaban del techo y crear así "un ambiente de verbena de pueblo". Tras probar varias palancas, y lanzar un poderoso y necesario mensaje antibelicista, "a ver si se acaba la guerra de Israel con ésta -palanca-. Ojalá el poder estuviera aquí". Consiguieron bajar las luminosas esferas, "fácil, sencillo, y para toda la familia", concluyó David, y dieron paso al siguiente emblemático éxito, La raja de tu fala, que puso a bailar a todo el público -como no podía ser de otro modo-.

Poquito a poco fue transcurriendo la noche con este tema, que dio lugar a una cervecita más entre los artistas -"esta vez Alhambra", se alegró David-, que convirtieron el escenario en una barra de bar, acompañados de los demás músicos.

En el ritmo frenético de la noche siguió con El del medio de los Chichos y La rumba del Pescaílla antes de homenajear a Guadix. Entre esa vorágine de frenetismo, luces, gritos y solos de guitarra, se abrió hueco Demonios, Penas con rumba y Partiendo la pana, en la que David apareció agarrado a una farola de atrezzo.

De repente, el escenario se convirtió en un concesionario en el que apareció un vistoso cochecito rojo que hizo de plataforma a los cantantes para tocar Camiseta de rokanrol y Pastillas de freno, antes de evacuar el vehículo del escenario y dedicarle a su madre Me falta el aliento.

Con un logrado acento mexicano, José dio inicio a La ranchera, llenando de sonidos latinoamericanos el coso granadino. Entrando en la racha final, Fuente de energía fue la que siguió, y es que precisamente eso es lo que mejor podría definir a los entregados asistentes. Un paseo, y las cámaras dieron paso a la 'Estopa cam', donde diversas parejas compartieron amorosos besos en pantalla -alguno más atrevido que otro-, al más puro estilo americano.

Para dar paso al último tramo de la actuación, se proyectó un vídeo resumen de su carrera como recopilación para su 25 aniversario, que acabó con la declaración de un David -algo más joven- que afirmaba que "cada año que se cumple es oro". Y es que en oro se ha convertido este dúo, que brilla tanto o más que este preciado metal, y que envejece como el buen 'Vino tinto'.

"¿Y ahora qué?", se preguntó David. Ahora toca Ojitos rojos, seguida de Me quedaré, toda una declaración de intenciones y una pequeña pausa sentimental en medio de ese torbellino de frenesí y ritmo.

Para finalizar, como broche de oro a dos horas y media de concierto, no podía acabar de otra manera que no fuera partiéndose la camisa Como Camarón. Y, aunque la canción sea lo contrario a sentimentalismo, el dúo no pudo evitar ponerse "moñas" y lanzar un "os queremos" a "todas, todos y todes", prometiendo "no tardar demasiado en volver", una promesa que, sin duda, los granadinos esperan que se haga realidad.

Y así, entre gritos, un aplauso de minutos y ovaciones, Estopa se retiró del escenario, no sin antes lanzar multitud de besos y saludos a una muchedumbre que, sin duda, consiguió olvidarse del 'calorro' del verano granadino y se entregó en cuerpo y alma a la más pura rumba catalana.