'SuperLuke' reaparece para mantener vivo el sueño de la ACB (71-68)
El Covirán Granada rompe su mala racha ante Zaragoza para agarrarse a la lucha por la permanencia y viajar a Sevilla con todas las opciones
Que nadie diga que algo es imposible. Que nadie crea que Covirán Granada no luchará hasta el final. Que nadie se dé por vencido, porque este equipo piensa pelear hasta el último segundo de la temporada. Los de Pablo Pin se han alzado con una victoria que soñó durante demasiado tiempo.
Arrancar un encuentro decisivo por la permanencia sabiendo que tu rival directo ha ganado tras firmar un último periodo de 8 a 28 es la peor situación que puede sufrir un equipo. Covirán Granada saltó al parqué del Palacio con ansiedad, indecisión y el miedo más que lógico de verse cada vez más sumido en el descenso. Por su parte, Casademont Zaragoza sin nada que jugarse comenzó a anotar todos los triples habidos y por haber. La energía con la que la afición arrancó el partido se fue apagando poco a poco. Era muy difícil animar a tu equipo cuando lo ves sin alma, sin fuerza y sin ilusión. Los minutos corrían en el cronómetro y solo Pere Tomás se atrevía a penetrar el muro que los aragoneses habían implantado en la zona.
La rotación surtió algo de efecto. La entrada de Lluís Costa, David Iriarte, Jacobo Díaz y Thomas Bropleh en pista dio a Covirán Granada esa garra que tanto se necesita para afrontar un duelo que marcaría gran parte del futuro del equipo en la competición. Leve reacción de los rojinegros que no fue suficiente para maquillar un resultado que ya marcaba un -16 en el marcador.
A remolque una vez más. La historia de nunca acabar. La falta de efectividad de los granadinos desde el triple la cortó Lluís Costa con una canasta que despertó de forma liviana a una marea rojinegra casi sin fuerzas. Tras varios minutos en los que Casademont Zaragoza no fue capaz de encontrar fortuna en su ataque, Costa y Bropleh asumieron toda el peso del equipo para recordar a las más de 5.000 personas presentes en el pabellón del Zaidín que el sueño de la ACB aun seguía vivo.
Con el 27 a 38 llegó el momento decisivo. Porfi Fisac paró el encuentro conocedor de que la fe de su rival era más fuerte que cualquier táctica. El tiempo de reflexión no sirvió para los visitantes. A base de individualidades, Covirán Granada cretó más que nunca en la victoria. Dos tiros libres de Ndoye, que por fin anotó, un posterior robo de Covirán Granada que acabó en canasta de Lluís Costa y un último rebote defensivo que convirtió Caicedo en dos puntos más llevaron a Covirán Granada a marcharse a vestuarios con una celebración más propia de una victoria que del final del segundo cuarto. No era para menos, ya ni se recuerda cuando los rojinegros cerraron la primera parte de un encuentro con una ventaja tan mínima y con unas sensaciones tan buenas.
Una vez más, el temido inicio de cuarto llegaba. Con todo de cara para consumar la remontada, Covirán Granada volvió a balancearse en esa fina línea entre ponerse por fin por delante en el marcador y ver como la distancia del rival aumentaba con cada jugada. En un abrir y cerrar de ojos Casademont Zaragoza volvió al +9 en el marcador. Vuelta a empezar para los rojinegros. Cada posesión era una auténtica batalla, cada decisión arbitral discutida y cada canasta una fiesta. La tensión era más que evidente. Covirán Granada podía remontar, esta vez más que nunca, pero el tiro decisivo nunca terminaba de entrar.
Una antideportiva de Chris Wright puso el punto de inflexión en el periodo, al menos para Youssou Ndoye. Su canasta frustrada por la falta del jugador del plantel aragonés fue la puntilla que el senegalés necesitó para sacar toda su furia. Con la entrada de Christian Díaz en pista por primera vez en el encuentro aportó la energía necesaria para los últimos minutos del tercer cuarto. Con él, un triple de Luke Maye, dos tapones consecutivos de Ndoye colocaron el 48 a 50 en el luminoso. El Palacio iba a estallar en cualquier momento. La rabia por no haber ganado antes, por saber que se puede, pero que el triunfo no llega al fin se hizo presente en la pista.
Los últimos diez minutos prometían ser no aptos para cardíacos. Con el 52 a 56 instaurado en el marcador, Thomasson anotó el triple que hizo soñar a toda Granada. Por fin, los rojinegros tenían balón para ponerse por delante tras fallar Casademont Zaragoza su ataque. Hasta tres posesiones necesitaron los granadinos, pero el momento que tanto tiempo llevaba sin vivir el equipo se materializó. Al fin estaban por delante en el marcador. La alegría duró lo que un contraataque. Los aragoneses empataron y se entró en el momento más tenso del partido. Ese limbo entre agrandar la distancia en el marcador o ver como tu rival recupera el liderazgo.
Luke Maye se colocó la capa de superhéroe que tanto añoraba para con un triple volver a adelantar a Covirán Granada en el marcador. A su fiesta particular se sumó un Joe Thomasson que vino para esto, para levantar a miles de personas de sus asientos y hacerles creer que se podía confiar en el milagro. A falta de poco menos de dos minutos para el final del partido, el Palacio se convirtió en una auténtica olla a presión. Los pitos contra el rival y los cánticos de apoyo resonaron más fuerte que nunca porque el pitido final se acercaba y la victoria estaba cada vez más cerca. Dos minutos eternos, dos minutos en los que el abismo se vio muy cerca. Dos minutos en los que se peleo como nunca. Covirán Granada al fin vuelve a ganar, al fin vuelve a sonreír tras ganar por 71 a 68 a Casademont Zaragoza. Covirán Granada es equipo de ACB y seguirá siéndolo hasta que el pitido final de la última jornada dictamine lo contrario.
Ficha del partido:
Covirán Granada: Renfroe, Tomás, Maye, Thomasson, Ndoye - quinteto inicial - C.Díaz, Costa, Irirate, J.Díaz, Caicedo, Moore, Bropleh
Casademont Zaragoza: Sant-Ross, Yusta, Simanic, Jovic, Hilnason - quinteto inicial- Wright, Radoncic, Jessup, Ponitka, Mekowulu, Cruz
Parciales: 14-30; 21-9 -descanso- 17-17; 19-12
Árbitros: Fernando Calatrava, Alfonso Olivares y Vicente Martínez
Incidencias: partido correspondiente a la Jornada 32 de la Liga Endesa disputado en el Palacio de Deportes de Granada con 5.563 espectadores.