Thomasson asalta Sevilla para gritar que Covirán quiere ACB
Los rojinegros vencen a Betis por 85 a 91 en un duelo agónico que mantiene a los de Pablo Pin muy vivos en la lucha por la permanencia
Tensión, nervios, presión… Sevilla y el pabellón San Pablo era una auténtica olla a presión. El descenso a la LEB Oro se decidiría en tan solo 40 minutos. Real Betis y Covirán Granada se jugaban el todo por el todo y eso se notaba en el ambiente y en ambos equipos. Aunque este encuentro de la Jornada 33 era una final, la importancia del mismo no cambió el habitual inicio de partido de los rojinegros. Solo una canasta de Youssou Ndoye pudo maquillar el espectacular arranque de los locales. 11 a 2 en el marcador en apenas tres minutos de juego y primer tiempo muerto de Pablo Pin. El guión era ya demasiado conocido y había que cambiarlo lo más rápido posible.
Covirán Granada encontró tras unos breves minutos de reflexión la fórmula para acabar con el muro formado por Tyson Pérez, Volodymyr Gerun y BJ Johnson. Como su entrenador tanto tiempo lleva pidiendo. Jugada a jugada, defensa a defensa, los rojinegros fueron sumando canastas hasta devolver en un abrir y cerrar de ojos ese primer parcial que tanto había dolido. Nuevamente 2 a 11, esta vez a favor de los granadinos y tiempo muerto de Luis Casimiro con el 13 a 13 en el marcador. Lo más difícil ya se había conseguido, no se había tardado una eternidad en meterse en el encuentro e igualar fuerzas. Ahora tocaba mantenerlo durante todo el partido.
Había ciertos aspectos que estaban funcionando y que permitían a Covirán Granada plantar cara a un Real Betis aupado por un pabellón de San Pablo donde no cogía un mínimo alfiler. El emparejamiento de Thomasson con Montero o la entrada de David Iriarte en pista junto a Jacobo Díaz dieron alas a un plantel granadino que se mostraba con sangre en los ojos. Quería la victoria a toda costa. Precisamente, el canario y el mallorquín sustentaron el juego en ataque de los suyos en el arranque del segundo periodo.
Igualdad absoluta sobre el parqué. Cada canasta de los granadinos era contestada automáticamente por los sevillanos. Era cuestión de esperar a que el rival cometiese un mínimo error para tomar distancias. Ese error lo cometió Covirán Granada. Los de Pablo Pin volvieron, una semana más, a ver su acierto desde la línea de triple completamente mermado. No es que los de Casimiro tuviesen una efectividad arrolladora, pero sí conseguían anotar desde el tiro exterior cuando más daño podía hacer, no tanto en el marcador, pero sí mental. En ese tira y afloja, Real Betis tomó carrerilla ante los intentos de acortar distancias de un Joe Thomasson estelar. Fructíferos sus intentos sí, pero no suficientes para evitar irse cinco puntos abajo en el marcador.
Con tan solo dos cuartos por delante, era momento de no dejarse nada en el tintero, había que soltar todo lo que se tuviese dentro. Rabia, furia, miedo al descenso, lo que fuese, pero este partido había que ganarlo. Real Betis regresó a su parqué con un punto más de intensidad y de seguridad en su juego. Las continuas canastas de los béticos eran contrarrestadas por los triples de Luke Maye y Joe Thomasson. Si contra Casademont Zaragoza Maye ya se puso la capa de superhéroe, esta vez, en esta final por la permanencia no iba a ser menos. El estadounidense se convirtió por unos minutos en el alma y el corazón del equipo, manteniéndolo vivo cuando los sevillanos encontraron su mejor juego.
La lucha de Maye y Thomasson no fue suficiente. Los de Casimiro encontraron el camino para acribillar a Covirán Granada desde la línea de triple y llevar la ventaja a los nueve puntos, momento en el que Pablo Pin paró el partido. Apareció esa fina línea entre mantenerse concentrado o dejarse llevar por el rival. Los rojinegros no bajaron los brazos y mucho menos un Thomas Bropleh que quería demostrar a su ex equipo el gran jugador que se dejó ir. Si de algo sabe Covirán Granada es de luchar hasta el final. Un triple de Thomas Bropleh con posterior canasta de Pere Tomás y un robo de los granadinos que acabó en una nueva canasta del cañonero de Denver puso el 67 a 64. Paró el partido Luis Casimiro, pero de nada le sirvió porque lo que se vino después fue mucho peor. Casi sin pensarlo, con la confianza de que ese balón iría dentro, Thomas Bropleh anotó un triple casi sobre la bocina que igualaba una vez más el partido. 67 a 67 y diez minutos que marcarían definitivamente el futuro de Covirán Granada.
Todo por decidir, cada posesión una batalla, una lucha que se debía ganar. Se comentaba desde antes del partido, los jugadores de Covirán Granada tenían sangre en los ojos y se demostró en el último cuarto. Con un parcial de 0 a 7, Casimiro se vio obligado a parar el encuentro una vez más. Se le escapaba de las manos la victoria. Con el 67 a 74, Joe Thomasson dijo que ya estaba bien de tonterías. El recién llegado a Granada se echó el equipo a las espaldas para, sin dudar ni un segundo, con una confianza pasmosa y con esa sonrisita de jugón, triple tras triple llevó a su club a una victoria antológica. Cualquier esfuerzo de Betis y de su afición por empatar el encuentro quedó en nada. Este triunfo era rojinegro. 85-91. Victoria de galones, de fe, de dar un golpe sobre la mesa y gritar a los cuatro vientos que Covirán Granada es y quiere seguir siendo equipo de ACB. Solo una más, solo un triunfo para poder decir que el sueño seguirá vivo una temporada más.
Ficha del partido:
Real Betis: Pérez, Johnson, Pargo, Bertans, Gerun - quinteto inicial - Cevtkovic, Montero, Maronka, Almazán, Pasecniks, Báez, Fischer
Covirán Granada: Renfroe, Thomasson, Tomás, Ndoye, Maye -quinteto inicial- Costa, Bropleh, J.Díaz, C.Díaz, Caicedo, Moore, Iriarte
Parciales: 22-20; 24-21 - descanso - 21-26; 18-24
Incidencias: partido correspondiente a la Jornada 33 de la Liga Endesa disputado en el Pabellón San Pablo de Sevilla.