Cabeza alta para un Covirán Granada que compitió sin complejos ante el Real Madrid (76-83)
Los rojinegros firman un gran partido donde llegaron a ponerse por delante, pero en el que le faltaron fuerzas para cerrar el encuentro
Esta vez no hay nada que reprochar al Covirán Granada. Los rojinegros pueden marcharse con la cabeza bien alta del encuentro ante el Real Madrid, pudiendo decir que han sido capaces de plantarle cara a todo un Real Madrid e incluso de casi doblegarlo. Se ha competido, se ha demostrado que se es capaz de jugar de tú a tú ante el mejor equipo a nivel Europeo. Suficiente. En este encuentro lo único que se le podía exigir al Covirán Granada era que no bajase los brazos en ningún momento. Lo normal era perder el partido, todo se centraba en competir. Los primeros minutos del encuentro fueron de un alto nivel por parte de ambos conjuntos. Los rojinegros cumplieron con las dos grandes claves del encuentro: correr y rebotear. En el cinco contra cinco el conjunto de Pablo Pin tenía todas las de perder, es por ello que los granadinos basaron su juego en el tiro exterior. Hasta el ecuador del primer cuarto la táctica funcionó. Con el 10 a 10 en el marcador, el Real Madrid metió una marcha más. Fabien Causeur fue el gran verdugo del Covirán Granada. Con un 4/4 desde la línea de triple los blancos alcanzaron una ventaja de 12 puntos que los rojinegros no lograron subsanar.
El Covirán Granada se vio desbordado por la tremenda capacidad física de los de Chus Mateo. Durante varios minutos fueron incapaces de entrar en la zona y combatir cuerpo a cuerpo con los blancos, basando todo su juego en el tiro exterior, pero esta vez los triples no entraban como en los primeros compases del juego. A la falta de acierto en ataque se sumaron las continuas faltas en contra, factores que permitieron al Real Madrid jugar a placer (13-25).
Lo vivido en el primer periodo sería un simple oasis. El Covirán Granada tenía mucho que decir en este partido. Aunque los visitantes comenzaron golpeando primero llegando a colocar el más 15 en el marcador, los de Pablo Pin fueron poco a poco, sin perder la esperanza reduciendo ese colchón de puntos que lo separaban de la victoria. Gran parte de la remontada vino de la mano de Germán Martínez. El canterano rojinegro no entiende de equipos grandes o pequeños, él solo entiende de pelear, competir y defender. Precisamente fueron cinco puntos consecutivos del canterano los que llevaron a Chus Mateo a parar el partido. Posteriormente un triple de David Kramer y otro de Sergio Llull pusieron el 27 a 33, resultado que se mantendría durante varios minutos. Ambos equipos abusaron en exceso del tiro exterior, especialmente Sergio Llull que tan solo anotó un triple en todo el encuentro. Por momentos se vivió una situación parecida a la del encuentro ante Manresa. Los de Pablo Pin tenían que pelear en exceso cada ataque, mientras que los blancos anotaban con excesiva facilidad. Tras varios minutos sin anotar, Costa, Kramer y Cheatham dieron el primer golpe sobre la mesa para marcharse a vestuarios con tan solo seis puntos de diferencia (36-40).
La marcha a vestuarios podría haber sido mucho peor. Perder de solo seis puntos contra el Real Madrid ya era toda una victoria, aunque lo mejor estaría por llegar. El Covirán Granada saltó a la pista del Palacio de Deportes con el cuchillo entre los dientes, sin complejos y convencidos de que todo lo que se podía llevar de este partido era positivo. Solo había que pelear. Con un triple de David Kramer nada más comenzar el tercer cuarto y una canasta de Cristiano Felicio a pase de Lluís Costa en una transición rápida, los rojinegros se metieron de lleno en el partido. Contestaba el Real Madrid en cada acción, pero los de Pablo Pin eran claramente superiores, ellos llevaban la batuta del partido.
Con el 51 a 51 en el marcador, Chus Mateo paró el partido al ver como el conjunto local se hacía más grande por momentos y no quería sustos. Campazzo actuó como el más listo de la clase tirando de reglamento y sacando una “faltita” a David Kramer, el gran artífice de la remontada junto a Lluís Costa, que lo acabó mandando al banquillo con cuatro faltas en su casillero. Aun así, el Covirán Granada no bajó los brazos. Jugada tras jugada los rojinegros se mantuvieron en el partido, confiados en que su momento llegaría. Vaya si llegó. Un triple de Germán Martínez puso por primera vez al Covirán Granada por delante en el marcador. El Palacio estalló. La sorpresa era posible. Un último mate de Evaldas Kairys haciéndole un auténtico poste a Poirier invitaba a seguir soñando. Los rojinegros se marchaban a los últimos diez minutos con tres puntos de ventaja (65-62).
Serían diez minutos de batalla. Llegados a este punto había que dar el todo por el todo. Abrió Mario Hezonja el marcador para volver a igualar el partido, pero ahí seguía el Covirán, sin miedo a morir. Poirier vivió en primera persona otro matazo, esta vez de Cristiano Felicio, mate que devolvería en la siguiente jugada para el 67 a 67. Apareció el que todo el mundo quería. Christian Díaz tenía ante sí el partido de su revelación, era el momento de demostrar que se debía confiar en él y vaya si lo hizo. El base canario mostró un nivel altísimo que permitió a su equipo no bajar ni un ápice la intensidad en la pista con los cambios.
Llegados al ecuador del último cuarto, las piernas empezaron a fallar. El esfuerzo de los jugadores de Pablo Pin había sido abismal, pero el fondo de armario de los blancos y su evidente calidad se impuso a la fe y el coraje rojinegro. El Real Madrid metió una marcha más a su juego ante el evidente cansancio de su rival para alcanzar una ventaja de nueve puntos con demasiada facilidad. El Palacio en este momento calló, justo cuando más había que animar, el público tampoco encontró las fuerzas para levantar a su equipo. Aquí es donde hay que ser más incondicional que nunca. En los últimos minutos, el Covirán Granada tiró de orgullo para evitar que el Real Madrid se llevase esta victoria por una distancia más holgada de la que realmente merecían. (-) La sorpresa de vencer a un grande tendrá que esperar, pero esta vez no se le puede reprochar absolutamente nada a un Covirán Granada que dejó todo en la pista, peleó como si de una final se tratase y hasta llegó a ponerse por delante en el marcador. Se merecía la victoria solo por el coraje que le había puesto al partido. Es la séptima derrota de la temporada, pero esta no duele tanto. Cabeza alta y a seguir, porque jugando así los triunfos llegarán pronto.
Ficha del partido:
Covirán Granada: Felicio, Cheatham, Costa, Tomás, Kramer - quinteto inicial - Díaz, Iriarte, Martínez, Ziv, Ndiaye, Kairys, Ndiaye
Real Madrid: Causeur, Deck, Campazzo, Musa, Tavares - quinteto inicial - Fernández, Abalde, Hezonja, Poirier, Llull, Ndiaye
Parciales: 13-25; 21-15 - descanso - 31-22; 11-21.
Árbitros: Juan Carlos García González, Arnau Padrós, Yasmina Alcaraz.
Incidencias: partido correspondiente a la Jornada 8 de la Liga Endesa disputado en el Palacio de Deportes con 8.014 espectadores.