Jorge Molina resucita al Granada y a Robert Moreno antes de Halloween

Un gol en el último minuto del ex del Getafe se convierte en un balón de oxígeno para el técnico del Granada

Granada CF - Getafe CF
Jorge Molina durante el partido ante el Getafe | Foto: Antonio L. Juárez
Jero Camero
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La impotencia ya se está instalada en todos los sectores del Granada CF. Tras un nuevo empate en casa, ni los jugadores, ni el cuerpo técnico, ni la afición son capaces de encontrar una forma lidiar con la situación y tan solo estamos en la undécima jornada de Liga.

Ante un rival que dejó todo el balón al Granada, los rojiblancos parecían verse cómodos por primera vez en lo que va de temporada. Sin embargo, cayeron como siempre. El Granada es el equipo que más duelo aéreos pierde de en la Liga y esa fue la grieta por la que se volvieron a escapar los puntos.

Los de Robert Moreno al fin tenían espacios para poder moverse a su antojo y los desmarques de arrastre de Luis Suárez fueron clave para la aparición de los hombres de segunda línea. Montoro, Monchu y Milla fueron capaces de de aprovechar los huecos para ir metiendo el miedo en el cuerpo de David Soria.

Todo parecía indicar que de un momento a otro los disparos que se estaban yendo fuera por milímetros terminarían entrando, pero lo que llegaron fueron las voces de ultratumba. El colista Getafe consiguió adelantarse en el marcador con un error en la marca, el enésimo ya. Enes Ünal aprovechó un balón dentro del área para ganarle la partida a Víctor Díaz y dar un mazazo a la moral rojiblanca.

El tanto noqueó a un Granada que se había visto superior durante casi todo el partido. Lo que en un principio fueron buenos sistemas con los que llegar a la portería rival dejaron de funcionar de forma instantánea. Ni siquiera el paso por los vestuario consiguió reactivar los rojiblancos.

El run run comenzó en las gradas mientras los jugadores pedían el apoyo en cada jugada. Robert decidió echar a todo el mundo arriba y no dudó en meter a Jorge Molina y Puertas por Quini y Montoro. El Granada comenzó a volcarse en ataque y consiguió forzar un penalti por mano de Arambarri. Pero cuando las cosas están tan torcidas inclinarlas hacia el otro costado siempre cuesta más. El césped se levantó cuando Luis Suárez fue a golpear y el balón terminó en el segundo anfiteatro de los Cármenes.

No le quedó otra a Robert que, mientras que aguataba los silbidos y posteriores gritos de dimisión, que poner toda la carne en el asador y volver a introducir otros dos jugadores de ataque. El Getafe, que desde el primer minuto ya había cedido el control del juego, terminó los últimos quince encerrado en su propia área.

Con siete minutos de añadido debido a las pérdidas de tiempo, al Granada aún le quedaba un sueño. A quince segundos para el final, los rojiblancos forzaron el último córner del partido. Un balón servido por Luis Milla y peinado en el primer palo por Jorge Molina. La ley del ex. El abuelo del gol. El salvavidas de Robert Moreno... Un gol, un punto y la reanimación de un Granada que llegaba al Halloween sin pulso.