Adiós a Primera

El Granada no pasó del empate ante el Espanyol, lo que, unido a las victorias de Mallorca y Cádiz, le envía directo a Segunda división

Granada CF RCD Espanyol
Jorge Molina falla el penalti con el que el Granada pudo ganar el encuentro | Foto: Antonio L. Juárez
Chema Ruiz España
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El Granada es equipo de Segunda división. Solo había tres posibles combinaciones de resultados que no le sirvieran para permanecer en Primera, pero se alinearon los factores. El conjunto rojiblanco malogró su ventajosa posición con respecto a sus rivales directos, que, a diferencia de los de Aitor Karanka, sí vencieron en la última jornada de Liga. El cuadro nazarí empató a cero ante el Espanyol, en un encuentro en el que el cuadro visitante dominó y apenas sufrió para cerrar su portería. Jorge Molina erró un penalti a la vez que el Cádiz, en Mendizorroza, se adelantaba para hundir a la plantilla granadinista. El arreón final del combinado local no fue más que el estertor de un tren que descarriló hace tiempo. Al club le toca ahora rearmar el proyecto, partir de cero en un escenario difuso, que tendrá como punto de inicio LaLiga SmartBank en la próxima temporada.

Karanka tocó solo lo estrictamente necesario en su alineación. Regresó Escudero, que se apostó en el carril izquierdo y devolvió a Quini a su lado diestro natural. Gonalons no se sintió finalmente en óptimas condiciones para la batalla, por lo que Petrovic tomó su escudo y lo relevó sobre la arena del coliseo del Zaidín. Los demás fueron los mismos hombres que se encararon con el Betis la semana pasada. Un par de modificaciones más hizo Luis Blanco, que reclutó a Aleix Vidal para buscar profundidad por la derecha, con tres centrales cerrando, y dio cancha al joven Nico Melamed, por dentro. Sin RDT, Embarba tomó la espada, escoltado por el exrojiblanco Yangel Herrera. El gladiador de La Guaira regresaba a Los Cármenes con la posibilidad de ser verdugo de aquellos compañeros con los que surcó Europa el curso anterior, pero se dejó la armadura en casa y vistió esmoquin.

El Granada salió al campo ansioso. No había pasado ni un minuto cuando Luis Suárez ya olfateaba su primer disparo en el área, tras un centro raso de Quini. Los de Karanka querían dominar cada pulgada del terreno de juego y atacaban cada balón dividido como leones a su presa en la sabana. Robó Petrovic en campo rival, ante las dudas de Melamed, que espabiló desde entonces, y Jorge Molina conectó con Puertas. El almeriense recortó sobre David López y golpeó con la zurda, pero Diego López se estiró como un juvenil para palmear. El Espanyol, por contra, adormecía el juego. Yangel Herrera imperaba en la franja ancha, con y sin balón, y desde el pivote venezolano construyeron los de Luis López. Corrieron Embarba y Melamed en cuanto el vinotinto levantó el periscopio, pero anduvo rápida la zaga local.

El paso de los minutos fue acomodando al conjunto catalán, cuya movilidad interior era una fuente de espacios en campo rival. La tensión que quiso imprimir el Granada en el juego conllevó imprecisiones y errores no forzados. A Melamed se fueron ocurriendo diabluras, pero a Maximiano solo le hacía sudar el calor, intenso aún al caer la tarde. Los rojiblancos perseguían el balón de un lado a otro, con afán de galopar en cuanto robasen, pero llegaban pocos hombres a la zona de castigo.

El dominio perico crecía y Milla pinchó con muchas vueltas todavía por correr. El mediocentro sintió una molestia, en apariencia muscular, que le obligó a abandonar el campo. Yan Eteki, que entró en su lugar y no terminó el partido, se perdió en la marca a Embarba durante su primera acción. Melamed, pícaro como el Lazarillo de Tormes, tiró el caño a Petrovic y filtró para el atacante madrileño, que golpeó con violencia el balón y exigió por primera vez a Maximiano. Liberado Álex Collado, ya como hombre más creativo en los rojiblancos, quiso firmar el titular de las crónicas de este domingo, pero a sus acciones les faltaba sosiego. Colgó un córner que Víctor Díaz remató como pudo, con la rodilla, a las manos de Diego López. Después, Petrovic, con ojos en la espalda, habilitó de tacón a Jorge Molina, que se orientó a su perfil natural y estrelló el balón en los guantes del guardameta.

A la vuelta de los vestuarios, de boca en boca corrió en la grada el gol de Ángel en El Sadar para adelantar al Mallorca, y quién sabe si la información llegó al campo, pero los de Karanka se desconectaron. Amagaron con firmar un comienzo igual de intenso que el del primer tiempo, pero lo que sucedió fue que el Espanyol se adentró en territorio nazarí y se instaló. Jorge Molina disparó, sin la malicia que sí llevaba el cabezazo de Sergi Gómez en un córner. Melamed puso después a correr a Domingos Duarte, que se vio sobrepasado por el veloz futbolista catalán, pero cerró lo suficiente para estorbarle en el disparo. Más tarde, Embarba se halló en una plácida posición para golpear con los cordones un balón cedido por Aleix Vidal desde la derecha. Los rojiblancos estaban atenazados, espesos y empezaban a sentir cierto temor.

Karanka quiso agitar el árbol con Uzuni, que sustituyó a un apagado -y enfadado- Luis Suárez. Los pericos, sin embargo, se estaban desatando. Puado pisó línea de fondo y Quini despejó con la espinilla el pase atrás. En un arranque de coraje, Collado se dejó caer a la banda derecha. Recibió y, cuando se le acababa el carril, combó el balón, que golpeó en la mano de Cabrera. No lo vio Hernández Hernández, pero sí Iglesias Villanueva desde el VAR. Jorge Molina recogió la pelota, la colocó con calma en el punto de penalti. Aceleró hacia ella y quiso ajustar tanto su disparo que se le fue fuera.

Casi a la par, marcó el ‘Choco’ Lozano en Mendizorroza. Las manos en la grada se esforzaron por esconder la descomposición de los rostros de los hinchas. Los de Karanka no reaccionaban, especialmente aturdidos tras el fallo de la pena máxima. Los de Luis López marchaban como en casa por el campo rival, casi sin querer penetrar en el área pese a hallar facilidades. A Petrovic se le acalambraron hasta los dedos de las manos. Fue reemplazado en un triple cambio con el que el técnico rojiblanco puso todo de lo que disponía sobre la mesa. Se escapó Puertas, que remató blando a las manos de Diego López, pero el Espanyol ni se inmutaba.

Los cinco minutos de descuento se esfumaron en un suspiro. Bacca acarició el gol con un centro raso envenenado que Diego López sacó junto a la cepa del poste. Germán remató arriba. Las lágrimas recorrían ya las mejillas de los aficionados rojiblancos. Todo el público se puso en pie, expectante, mientras Cádiz y Mallorca se agarraban a la categoría. Cabeceó Jorge Molina compungido y Bacca no encontró la rosca necesaria para acariciar la red. En un resoplo de lamento, la grada expiró. El conjunto nazarí dice adiós a Primera, justo un año después de alcanzar las cotas más altas de su historia. Los Cármenes vivió un fin de ciclo.

Ficha técnica

Granada CF: Luís Maximiano; Quini, Víctor Díaz, Domingos Duarte, Escudero; Petrovic (Germán, 84’), Milla [Yan Eteki, 32’ (Gonalons, 84’)]; Puertas, Álex Collado (Bacca, 84’), Luis Suárez (Uzuni, 60’); y Jorge Molina.

RCD Espanyol: Diego López; Aleix Vidal, David López (Calero, 87’), Sergi Gómez, Cabrera, Vilhena (Dídac Vilà, 87’); Sergi Darder, Yangel Herrera, Nico Melamed (Melendo, 73’); Javi Puado (Koleosho, 90’) y Embarba (Wu Lei, 73’).

Árbitro: Hernández Hernández. No amonestó a ningún jugador.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la 38ª jornada del campeonato de Liga en Primera división, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 19.333 espectadores.