El corazón llega donde no lo hacen las piernas (2-1)

El Granada cierra una eliminatoria histórica con la clasificación a los octavos de final de la Europa League pese a caer ante el Nápoles

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Montoro anotó el tanto del empate | Foto: Granada CF
Jero Camero
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Este Granada vuelve a sorprender. Cada partido se dice lo mismo, pero es cada vez que pasan 90 minutos en competición europea se vuelve a demostrar que este equipo no tienen techo. Ni el mítico templo en el que Maradona amplió su leyenda y que ahora lleva su nombre ha sido capaz de empequeñecer la labor ejercida por los hombres de Diego Martínez.

Eso sí, el peaje que han tenido que pasar los rojiblancos para poder estar en octavos de final de la Europa League ha podido ser muy caro. En solo 55 minutos, el Granada tuvo que cambiar a cuatro de sus jugadores y uno de ellos llegó en el calentamiento. Pero como Diego ha dicho varias veces en sus ruedas de prensa, donde no llegan las piernas que llegue el corazón.

Darwin Machís, que fue uno de los elegidos para estar en el once inicial, tuvo unos problemas durante el calentamiento y al final Antonio Puertas tuvo que ocupar su lugar. Un mal augurio para los rojiblancos que no salieron concentrados al terreno de juego. Solo tres minutos tardó el Nápoles en meterle el miedo en el cuerpo a los granadinistas con su empuje.

Un pérdida de Eteki en el centro del campo provocó el contragolpe de Zielinski. La defensa rojiblanca flotó la conducción del polaco, que tras recortar en el balcón del área soltó un zapatazo raso a la derecha de Rui Silva. Un duro golpe, pero el Granada lo único que sabe hacer ante este tipo de situaciones es levantarse. Lo hizo por medio de Puertas, pero su cabezazo a gol fue anulado por estar en fuera de juego.

La escuadra azzurra buscó igualar la eliminatoria lo antes posible, pero la ansiedad por encontrar el segundo tanto impedía que los intentos fueran precisos. Con el paso de los minutos los rojiblancos se fueron asentando sobre el verde del antiguo San Paolo. Montoro y Kenedy empezaron a encontrarse en la zona de ataque y ambos fueron protagonistas en el gol del empate con la ayuda de Foulquier.

El brasileño vio al lateral que le doblaba por la derecha. Totalmente libre de marca, el de Guadalupe puso un balón medido al punto de penalti para la aparición estelar de Ángel Montoro. El valenciano demostró que no solo tienen la cabeza para idear jugadas maravillosas y con un soberbio remate dejó a Meret haciendo de estatua. Su celebración, señalando el escudo del Granada, fue la de todo el granadinismo.

El Nápoles ahora necesitaba tres goles más para poder darle la vuelta a la eliminatoria, pero el Granada mostró su mejor cara para aguantar el resultado. Tan solo un libre directo de Insigne tras una falta de Eteki hizo volar a Rui Silva. Fue la primera de las dos manos espectaculares del luso que evitaron males mayores entre los rojiblancos.

Aunque lo que no pudieron esquivar fue la maldición de las lesiones. A la ya conocida de Machís, durante el tiempo extra de la primera parte cayeron Gonalons y Carlos Neva. Ambos jugadores se llevaron la mano a la parte posterior del muslo derecho y el del Puerto de Santa María abandonó el terreno de juego entre lágrimas. Nehuén y Víctor Díaz fueron los encargados de darles el relevo, aunque la entrada del argentino se produjo tras el descanso, por lo que el Granada disputó varios minutos con diez jugadores.

Los quince minutos de tranquilidad no le iban a sentar mejor a los hombres de Diego Martínez, que al poco de salir de los vestuarios se encontraron con un Germán que no podía más y se convertía en el cuarto lesionado, tercero en la parcela defensiva. Fue Yangel, que también estaba entre algodones, el que ingresó al verde. Tanto cambio obligado de sistema en tan pocos minutos desdibujó la idea rojiblanca y el Nápoles aprovechó para echarse sobre el área de Rui Silva.

Cuando se cumplió la hora de partido, un balón de a la espalda de Víctor Díaz se convirtió en una asistencia para Fabián. El español, un poco trastabillado, consiguió colocar el esférico con la puntera pegado al palo. El Nápoles volvía verse con posibilidades de acceder a los octavos de final y tenía por delante media hora para anotar otros dos goles.

La tensión fue en aumento. Las seis cartulinas amarillas que se mostraron en el transcurso de la primera mitad pesaban a algunos de sus jugadores y varios de los futbolistas con la elástica del Granada corrían más la fuerza de su corazón rojiblanco que con la de sus músculos.

Molina, Kenedy y Puertas corrían como pollos sin cabeza tratando de finalizar algún contragolpe, pero todos se encontraban con el muro de Koulibaly. El otro muro, el de Nehuén, Domingos y Vallejo, repelía todos los balones que llegaban a las inmediaciones de Rui Silva.

Un Rui Silva que, en los siete minutos de añadido que impuso el colegiado, tuvo que ensuciarse los guantes una vez más. Foulquier perdió la marca de Ghoulam en un saque de esquina, pero en esta ocasión el guardameta luso sí estuvo ágil para evitar el tanto sobre la línea.

El arquero que evitó más goles del Nápoles fue el mismo que se derrumbó sobre el césped del Diego Armando Maradona cuando Siebert decretó el final del choque. Hasta los que se quedaron cojos durante el partido corrían, como buenamente podían, a celebrar con sus compañeros. Un Granada que hace justo 15 años perdía en Tercera División ante el Loja y que este jueves celebraba por todo lo alto el pase a los octavos de final de Europa League.

Ficha técnica:

Nápoles: Meret; Maksimovic (Ghoulam, 46'), Koulibaly, Rrahmani; Fabián, Bakayoko; Di Lorenzo, Zielinski, Elmas (Mertens, 60'); Politano e Insigne.

Granada: Rui Silva; Foulquier, Germán (Yangel, 55'), Domingos, Neva (Nehuén, 46'); Gonalons (Víctor Díaz, 45'), Eteki, Montoro (Vallejo, 83'); Puertas, Kenedy y Jorge Molina (Soldado, 83').

Goles: 1-0, Zielinski (3'); 1-1, Montoro (25'); 2-1, Fabián (59').

Colegiado: Daniel Siebert (Alemán). Amonestó a Politano, Maksimovic, Insigne, Bakayoko y Koulibaly en el Nápoles y a Kenedy, Montoro, Domingos, Germán, Yangel y Foulquier.

Incidencias: Partido correspondiente a la vuelta de los dieciseisavos de final de la Europa League, diputado sin público en el Diego Armando Maradona de Nápoles.