El Covirán sale de Lugo tocado y hundido (99-67)

Río Breogán arrolla a un conjunto rojinegro irreconocible, sin ideas y sin energía en un encuentro donde solo se salvan Costa y Moore

RS486822__02 — Petit Niang durante el encuentro disputado ante Río Breogán | Foto: ACB Photo

28/01/2023 20:00

Ainoa Morano

Así no se puede levantar cabeza. El Covirán Granada vuelve a caer, en esta ocasión ante Río Breogán, jugando su peor partido no solo en ACB, sino incluso desde LEB Oro. Irreconocible, fuera del partido y sin energía, así fue como se vio a un conjunto rojinegro que desde el primer cuarto tuvo que presenciar cómo su rival lo vapuleaba sin piedad. El planteamiento inicial de Pablo Pin fue acertado, al menos durante los dos primeros minutos de encuentro. Colocar a Caicedo de titular para que la defensa de los gallegos se centrase en Renfroe y dejar al balear liberado funcionó hasta el 2-4, a partir de ahí, Covirán desapareció.

Las pérdidas condenaron a un plantel granadino que no sabía a qué jugaba. Un parcial de 10 a 0 obligó a Pablo Pin a parar el partido por primera vez. Se esperaba una mínima reacción de los visitantes, es lo que suele ocurrir, pero el tiempo muerto no sirvió para nada. Los de Vljco Mrsic siguieron arrollando a Covirán Granada gracias a los continuos errores de los rojinegros. Los lucenses campaban a sus anchas por el Pazo dos Deportes llegando a firmar un 10/10 desde el tiro de dos. El único fallo de los locales venía desde el triple, pero ni siquiera eso necesitaban para vencer a los granadinos.

Con una diferencia de 17 puntos en el marcador arrancó el segundo cuarto. El técnico granadino ya había movido el banquillo en varias ocasiones, pero nada daba resultado. Tan solo Lluís Costa en un breve momento de lucidez pudo anotar un par de canastas consecutivas. Lo que se estaba viendo sobre la pista gallega era para apagar la televisión y dejar de ver el partido. Paró nuevamente el encuentro Pablo Pin tras un nuevo parcial de 9 a 2 a favor de Río Breogán. Jugar con cabeza, es lo único que pedía el técnico, pero sus deseos no iban a ser órdenes. Pérdida, pérdida y pérdida. Cada balón que tocaba Covirán Granada acaba en posesión para su rival, contraataque en solitario y canasta. Nadie corría, nadie apretaba, solo se veía desesperación, ansiedad y una cabeza gacha que, por ahora, no volvería a alzarse.

17 pérdidas, 0 de 7 en tiros de tres y tan solo tres asistencias por parte de los rojinegros. Mientras tanto, Río Breogán acumulaba 18 de 22 en tiros de dos, 14 asistencias, solo dos pérdidas y una ventaja de 35 puntos al descanso. Todo esto en tan solo 20 minutos de juego. ¿Así pretendía Covirán Granada acabar con su mala racha?

Mínima reacción la que tuvo el conjunto rojinegro tras pasar por vestuarios. De vuelta a la pista, Covirán Granada recordó lo que era defender y anotar desde la línea de triple. Con dos triples consecutivos de la mano de Lluís Costa y Mike Moore, los rojinegros mostraron un pequeño, mínimo, abismo de mejora. Lograron frenar a Río Breogán durante cuatro ataques consecutivos, pero el cambio de dinámica fue momentáneo. Obviamente, los locales no iban a mantener su ritmo los 40 minutos, se podían permitir descansar durante un periodo. Un poco más de fortuna tuvo el plantel granadino de cara al aro en el tercer cuarto, logrando anotar 18 puntos. Todo un triunfo en este encuentro (83-42).

Con solo diez minutos de sufrimiento por delante, lo único que quedaba era tratar de maquillar el resultado. Al menos esto se consiguió en parte. Los rojinegros consiguieron ganar un parcial del encuentro, un premio de consolación que no tapa la actuación tan pésimo que firmó Covirán Granada en esta jornada 18 de la Liga Endesa. Los datos son demoledores. 5 de 16 en triples, 25 pérdidas, y solo seis rebotes ofensivos. De esta batalla solo se salvan Lluís Costa en la anotación con 18 puntos y Mike Moore por su actitud. El ala-pívot anotó 10 puntos ante Breogán, pero destaca por ser el único que corrió, luchó y defendió como se debe en un partido de ACB. La décima derrota consecutiva de Covirán Granada no tiene excusa. Ni las lesiones, ni la falta de físico, ni el poco tiempo de adaptación de los nuevos. Esta vez nada justifica lo visto en Lugo. Ojalá la derrota por 99 a 67 sirva de escarmiento y de aprendizaje para vencer la próxima semana a Fuenlabrada. Ya sí hay que hablar de finales.