Granada se entrega a la pasión de su Viernes Santo
Seis cofradías desfilan por las calles de la capital en una jornada marcada por el rezo y el duelo ante la muerte de Cristo en la cruz
Del rezo en la Soledad del Realejo al luto de la de San Jerónimo precedido de las Chías. De la consternación en el puente romano con los Escolapios al duelo en el Santo Sepulcro. Y del fervor en los Ferroviarios a la devoción de los Favores y su 'Greñúa'. El azul de un cielo despejado escandilaba al brillo de un sol radiante. Quizás como pocas veces se recuerda para una Semana Santa completa. Pero la realidad tenía un tono más crepuscular, completamente oscuro al caer la noche, propio de la solemnidad y la oración de un Viernes Santo.
Granada lo vivió como nunca en la Semana de Pasión en la que ha recuperado la absoluta normalidad tras las restricciones del año pasado. Se ha notado días atrás, con más gente que nunca en la calle y más nazarenos en los cortejos procesionales. Se notó también este Viernes Santo, un día marcado en el calendario de los devotos granadinos por su alta carga simbólica y por tener más procesiones (seis) que ningún otro. Y a buen seguro se notará a lo largo de la jornada del Sábado Santo y también en la del Domingo de Resurrección.
Soledad a las Tres de la Tarde
Puntual como siempre, a las 13:45 horas, la Cofradía del Señor de la Humildad, Nuestra Señora y Dulce Nombre de Jesús salía por la puerta de Santo Domingo para realizar el tradicional rezo a las tres de la tarde en el Campo del Príncipe. En ese momento, y como es preceptivo, la Virgen de la Soledad era coronada con la tradicional diadema que marca el arranque del Viernes Santo. Pasadas las 14:20 arrancaba el rezo de los tres credos en el corazón del Realejo, esta vez con recuerdo incluido para las víctimas de la guerra en Ucrania.
A las tres en punto de la tarde fue Israel García el encargado de anunciar a toque de corneta la muerte de Cristo en la cruz durante la oración de la 'Hora Nona'. Mientras el único paso para la jornada del viernes de esta hermandad, una virgen obra de Manuel González que data de 1874, aguardaba con quietud bajo el silencio monacal del cruce entre la calle Huete y el Campo del Príncipe. Al romperse, la Capilla Musical de la Agrupación San Isidro de Armilla lo acompañó en el camino inverso de nuevo hasta Santo Domingo, en un desfile procesional con 28 costaleros a cargo de Alberto Ortega García que concluyó puntual a las 16:00.
Ferroviarios
Ya con carrera oficial mediante, la primera hermandad en salir fue la de los Ferroviarios diez minutos antes de que el reloj marcase las cinco de la tarde. A las órdenes de Ricardo Mora y Constantino Castillo, los 48 costaleros en ambos pasos llevaron al crucificado de la Buena Muerte tallado por Antonio Díaz Fernández (1989) y a la dolorosa de taller granadino datado en el siglo XVII acompañados por la Banda de Cornetas y Tambores de Jesús Despojado, para el Cristo, y la Banda y Unidad de Música Ángeles de Granada para el palio.
A las 19:45 horas estaba prevista su entrada en la tribuna oficial. Lo hizo sólo con ligero retraso. Una demora que sí se fue ampliando al resto, con tiempos de espera que bordearon la hora en algunos casos. Para bien o para mal terminó saliendo por la Puerta del Perdón para iniciar el camino de vuelta hasta San Juan de Letrán a eso de la medianoche todavía con los 200 bronces de orfebrería con forma de estrellas cosidos al alimón por las camareras de la cofradía y el prestigioso bordador granadino Jesús Arco.
Escolapios
El retraso en la tribuna oficial se iba a hacer más palpable conforme las cofradías iban procesionando. Tanto que la cruz de guía de Escolapios pasó por el palquillo de la Federación de Cofradías sin pedir la venia. Aunque más alegórico que otra cosa, este procedimiento es condición sine qua non para poder completar en forma la estación de penitencia. Así que aunque quedara en mera anécdota, cabe matizar que la evasiva obligó a los responsables de la hermandad a dar marcha atrás para cumplir con el protocolo tal y como dictan los cánones de la tradición cofrade.
Con Agustín Ortega y Manuel Sánchez como capataces, los 69 costaleros –39 en el Cristo y 300 en el palio– llevaron al crucificado de la Expiración, obra de Domingo Sánchez Mesa (1944), y a María Santísima del Mayor Dolor, del imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte, al compás de la Banda de Cornetas y Tambores del Cristo de la Expiración de Granada en el misterio y la Asociación Musical San Isidro de Armilla en el palio. Para la historia, la recuperación en el paso cristífero del tradicional calvario de clavel rojo.
Soledad de San Jerónimo (Chías)
A las 17:30 habían salido los Escolapios y una hora más tarde fue el turno de la Soledad de San Jerónimo con su característico y peculiar cortejo de Las Chías. Para esta cofradía no era un Viernes Santo cualquiera, sino el primero en el que la Virgen de la Soledad de San Jerónimo salía coronada canónicamente tras el reciente reconocimiento de su coronación popular de 1885. Las andas del Descendimiento de Cristo atribuido a Diego de Aranda (siglo XVI) eran portadas por 16 hermanos. Pero el protagonismo estaba en las 32 costaleras capitaneadas por Laura Coca que cargaron la virgen de la que se cree que fue Pedro de Mena quien la confeccionó en el siglo XVII.
Y es que el matiz claramente femenino de esta hermandad es otro de los elementos característicos ya del Viernes Santo granadino. La Agrupación Musical de San Sebastián de Padul, con la representación mariana, y la capilla musical GranaMusic con el Cristo interpretaron las marchas de una cofradía que, en los actos previos a su salida, indultó a un condenado por el Juzgado de lo Penal número 4 de Granada, en sentencia de 2 de febrero de 2021, como autor de un delito contra la propiedad industrial. La subdelegada del Gobierno en Granada, Inmaculada López Calahorro, reconocía la labor de reinserción de los agentes sociales, en cumplimiento con la Constitución Española de 1978.
Favores ('Greñúa')
Y a las 18:45 horas, el Realejo vivía otro de sus momentos más esperados del año con la salida en procesión de la Hermandad de los Favores con su icónica 'Greñúa'. La hermandad había decidido previamente que este Viernes Santo, por primera vez, fuera la Banda de Música de la Esperanza de Córdoba la que acompañase al paso de palio de la Virgen de la Misericordia, que data de 1896 y es obra de Francisco Morales. La Agrupación Musical La Pasión de Linares hizo lo propio con el Cristo, del círculo de Pablo de Rojas (siglo XVI).
Con Alberto Ortega García haciendo las veces de capataz general, los 35 costaleros en ambos pasos deleitaron a los miles de granadinos congregados para ver a su 'Greñúa'. Momentos de especial belleza, los sendos itinerarios por el Campo del Príncipe. La hermandad completó su estación de penitencia tras paso por la tribuna oficial y la Catedral con retrasos confirmados por la Federación de Cofradías de media hora en este último sector. Pero bien está lo que bien acaba.
Santo Sepulcro
Y bien acabó también, aunque no exenta de retraso, la última de las hermandades de la tarde-noche del Viernes Santo en Granada, que no es otra que la Cofradía Oficial de la Semana Santa de Granada. Con el cortejo civil formado por toda la corporación del Ayuntamiento de Granada, el Santo Sepulcro sacó en procesión a la última de las tres 'Soledades' de la jornada, la de José de Mora (1671). La imagen del Cristo yacente se estima en el 1675, y es obra de Manuel Valdés. La capilla musical de la Asociación GranaMusic dobló membresía para interpretar también las marchas de los dos pasos de esta hermandad, además de la del cortejo cristífero de la Soledad de San Jerónimo.
Y todo con un total de 54 costaleros repartidos en 28 para la Virgen y 36 para el Señor Yacente en la urna, ambos a hombros, que elevaron el luto y la oración en uno de los momentos más solemnes de la Semana Santa granadina, por cuanto supone la muerte de Cristo. Faustino Espinosa y Raúl López fueron los encargados de dirigir los pasos desde la Iglesia Parroquial de San Gil y Santa Ana (20:00 horas) hasta su encierro en el mismo lugar pasadas las 23:15 horas previstas. La Alhambra toma el relevo en el Sábado Santo, que anuncia el tramo final de una Semana Santa que se recordará por muchos años.