La cronología de una temporada de altibajos, pero con final feliz
El conjunto rojiblanco ha vivido un curso irregular debido a su rendimiento fuera de casa, pero ha respondido en el momento decisivo
El Granada ha puesto este sábado el broche de un oro a un curso cargado de sufrimiento, pero cuyo final es el mejor posible: el retorno a Primera División. El 27 de mayo de 2023 ya está grabado con letras de oro en la historia del club, que deja atrás las lágrimas de la campaña previa para abrir paso a la ilusión de volver a competir con los mejores. El camino ha estado cargado de altibajos con un equipo infalible en casa e irregular lejos de su feudo, pero la determinación mostrada en el momento clave es lo que ha marcado que el conjunto rojiblanco esté de vuelta en la máxima categoría del fútbol español.
Es imposible pensar que la cronología del ascenso del Granada comienza en la primera jornada de este curso. El inicio de este camino comienza el día posterior al descenso. Las heridas de bajar de categoría no se curen en un día, y el club y sus seguidores tuvieron que lamerse poco a poco las heridas para buscar algo de luz. Los primeros rayos de sol llegaron en verano con la confección de la plantilla. Un buen mercado de fichajes era un ingrediente vital para devolver la ilusión a las gradas de Los Cármenes. El bloque mantuvo piezas codiciadas como Uzuni y vio llegar caras nuevas, entre las que brillaban con especial fuerza Callejón, por su condición de crack y paisano, y Melendo. También levantó expectativas la continuidad de Aitor Karanka, pues, a pesar del descenso, su conexión con el club había sido muy fluida.
Un inicio soñado
Cuando llegó la hora de que el balón rodase sobre el verde, la ilusión se desbordó. El equipo arrancó con tres triunfos ante Ibiza, Racing y Villarreal sin encajar un solo gol. Dice el dicho que 'todo lo que sube, baja', algo que se cumple siempre en la durísima categoría de plata. Dos derrotas consecutivas fuera de casa ante Andorra y Eibar dieron comienzo a una racha histórica, para mal, lejos de Los Cármenes. El 4-0 ante el conjunto vasco fue especialmente doloroso. El cuadro de Karanka retornó a la senda de la victoria en casa ante el Mirandés, pero con una falta de solvencia que comenzó a sembrar dudas.
El recelo comenzó a crecer tras caer ante Las Palmas con una actuación pésima y firmar dos empates sin dianas ante Huesca y Ponferradina. Entonces, el choque ante el Sporting en la décima jornada se convirtió en una prueba de fuego. La afición acudió al templo del Zaidín con incertidumbre, pero un contundente 5-0 ante los asturianos dio paso a una ola que terminó por ser casi todo espuma.
En los cuatro compromisos posteriores, el bloque nazarí sumó cinco puntos de doce posibles con un triunfo, dos empates y una derrota. La continuidad de Karanka estaba en el aire cuando al Granada le tocó viajar a Oviedo, una plaza complicada en la que otro técnico rojiblanco, José Luis Oltra, recibió una cornada. El devenir de aquel choque tuvo un guion definitivo para el adiós del preparador vasco. El rival quedó con un jugador menos, lo que aumentó la presión de lograr tres puntos, y un taconazo de Sergi Enrich puso punto final a la segunda etapa de Karanka en el club.
Cambio de rumbo
La Liga SmartBank no había llegado a su ecuador y el Granada buscó otro rumbo para enderezar su marcha. El elegido fue Paco López, un perfil distinto que agradó por su gusto por el fútbol ofensivo. Su carta de presentación, con siete tantos anotados ante el Yeclano en Copa y el Albacete en liga, fue más que positiva. El director de la orquesta había cambiado, pero pronto se vio que el equipo seguía desafinando cuando jugaba lejos del calor de su gente.
El conjunto de Paco López rascó únicamente un empate en Málaga en los cuatro primeros partidos ligueros como visitante con el entrenador valenciano. Las derrotas ante Leganés, Lugo y Levante prolongaron un largo calvario. Asimismo, el cuadro rojiblanco dijo adiós a la Copa del Rey en Oviedo para sumar un precedente más a su historial reciente en el Carlos Tartiere. Afortunadamente, estos tropiezos se alternaron con victorias en Los Cármenes ante Alavés, Burgos y Cartagena.
Un mercado agitado y una racha de 10
Llegó enero y el Granada acudió al mercado de invierno para hacer los deberes que no había hecho en verano. Famara Diédhiou y Shon Weissman aterrizaron en una delantera huérfana de un goleador que acompañase a la gran labor de Uzuni. Matías Arezo se marchó a Peñarol tras unos meses con poca participación, mientras que Jorge Molina se lesionó de gravedad cuando empezaba a carburar. Además, Pol Lozano llegó para añadir más leña a la competencia en el centro del campo y Pepe Sánchez se fue cedido al Deportivo para madurar con minutos en un proyecto exigente.
El primer mes del año no fue clave por el mercado, sino por el comienzo de una excelente racha de diez encuentros sin perder para situar al equipo en la pomada del ascenso directo. Todo sucedió tras la derrota en el feudo del Levante. Dos triunfos en casa ante Andorra e Ibiza elevaron el vuelo antes de romper la maldición a domicilio en el estadio de la Cerámica ante el Villarreal B. En esta parte del trayecto, únicamente se cedieron dos empates ante Huesca y Ponferradina. El 2-2 en casa ante los bercianos dejó sensaciones encontradas, pues se salvó un punto valioso en el descuento, pero se hizo tras una remontada exprés de un rival de la zona baja de la tabla. Por otro lado, las impresiones fueron sobresalientes en las victorias logradas ante Burgos y Albacete, dos huesos duros de roer, fuera de casa.
El regreso de los fantasmas
Cuando parecía que el Granada tenía una velocidad de crucero perfecta para encarar el final de la temporada, el bloque rojiblanco volvió a las andadas fuera de casa. Dos mazazos consecutivos ante Zaragoza y Sporting despertaron los fantasmas a domicilio en el peor momento posible.
Por suerte, esa inquietud no ha podido traspasar los muros de Los Cármenes, donde los de Paco López vencieron por 2-1 a Las Palmas, uno de sus rivales directos. La montaña rusa subió a uno de sus picos para volver a bajar con presteza con una derrota horrible en Santander por 1-0.
Dos puntos de oro y determinación clave
El Granada miró el calendario cuando restaban cuatro fechas para el cierre del curso y sus primeros retos eran visitar al Alavés y recibir al Eibar. El granadinismo miró la tabla y vio que la Segunda División es tan exigente que su equipo no era el único que había protagonizado múltiples tropiezos.
El conjunto rojiblanco se plantó en Vitoria con su fe aglutinada y su mejor fútbol preparado. Los pupilos de Paco López se adelantaron en Mendizorroza con grandes sensaciones, pero una expulsión difícil de explicar de Sergio Ruiz torció el duelo. La historia de una temporada no se puede explicar sin acciones concretas que valen mucho más que un resultado. El Alavés empató la contienda y posteriormente dispuso de un penalti para cosechar una victoria importantísima. Entonces, emergió un gigante, André Ferreira, para detener esa pena máxima a Salva Sevilla. La campaña del luso no ha sido sencilla con una grave lesión que le apartó durante mucho tiempo, pero esa intervención es un trocito del ascenso.
La rabia del equipo por la actuación arbitral debía convertirse en gasolina para el tramo final. El desafío del Eibar tampoco fue moco de pavo. Los de Garitano firmaron un buen encuentro y estuvieron cerca de asaltar Los Cármenes, pero el empuje local sirvió para rescatar otro punto de oro gracias a un gol en propia de Gustavo Blanco.
Pleno de pinchazos rivales y subidón de fe
El punto y final a los duelos directos dejó al Granada sin depender de sí mismo y con el goal average perdido contra Eibar, Levante y Las Palmas. Pero el camino había demostrado que en tres jornadas era complicado que todos los implicados en la lucha por el ascenso firmasen un pleno de puntos, un escenario imposible con la presencia de citas rojas en el calendario como los compromisos de Las Palmas ante Eibar y Alavés. Dicho y hecho. El Granada doblegó al Lugo por 2-0 y vio como todos sus competidores pinchaban.
Con dos jornadas por delante y la alegría de no tener necesidad de mirar a nadie, el granadinismo se lanzó a la invasión de Miranda de Ebro. El equipo ha sido infalible en Los Cármenes y su gente decidió transformar Anduva en el estadio del Zaidín por una tarde. Sólo un gol tardío del Levante hizo que la fiesta del ascenso no se celebrase una vez más fuera de casa, pero la velada fue mágica y dejó grandes recuerdos para los seguidores que cruzaron un país en autobús para dar aliento a sus futbolistas.
El destino ha querido que la ciudad tuviese la oportunidad de celebrar este ascenso con un partido en su templo, que ha acogido 21 encuentros sin ver una sola derrota del Granada, cuya temporada ha tenido numerosos altibajos, pero finalmente ha acabado con un final muy feliz. Granada es de Primera.