Cuatro ascensos en blanco y negro

1) El ómnibus del Granada en la Gran Vía entre una alegre multitud. 9 de abril de 1941
El ómnibus del Granada en la Gran Vía entre una alegre multitud, el 9 de abril de 1941
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El ascenso del Granada que vivimos y celebramos por todo lo alto como se merece, es el decimotercero desde que existe el club de nuestros amores. De los trece ascensos, los tres primeros llegaron cuando todavía el club se llamaba Recreativo Granada, por lo tanto éste es el décimo que consigue con la denominación que adoptó a partir del verano de 1940 y que mantiene en la actualidad: Granada CF. Por otra parte, es el quinto (57, 68, 83 y 87 son los precedentes) ascenso que conquista el Granada de forma directa, o sea, una vez jugados todos los partidos del calendario de liga y sin tener después que superar a otros rivales en promoción, liguilla o play off. Cumpliendo la curiosa tradición de que los ascensos rojiblancos no se dan en su casa, este último también ha sido a domicilio, en Mallorca, donde ya celebró el cuarto de sus saltos a máxima categoría; sólo dos (el 15%) de los trece ascensos se han producido a la vera de la Alhambra: 1934, a segunda (campo de las Tablas), y 2006, a 2ª B (Nuevo Los Cármenes). También es el sexto de los ascensos a división de honor.

De los seis ascensos a primera, los cuatro primeros (de los que nos vamos a ocupar), todos del siglo anterior, se puede decir que fueron en blanco y negro y se inscriben en la historia remota de este club puesto que han pasado más de cincuenta años desde el último de ellos, mientras que el quinto y el sexto son de la década en curso y pertenecen por entero al bagaje hinchístico de las generaciones actuales de forofos rojiblancos, lo cual nos da una idea bastante ilustrativa de la gran travesía del desierto por la que tuvo que transitar el club rojiblanco y con él su hinchada en el último cuarto del siglo pasado y comienzos del actual.

El primer ascenso a primera, en 1941, llegaba en plena posguerra, en tiempos duros de prietaslasfilasporelimperiohaciadios, de escasez y de hambres, de gasógeno y de piojo verde, de cartillas de racionamiento y de estraperlo, de autarquía y de los Quero trayendo de cabeza a la autoridad azul Mahón, y con una guerra mundial que por estos andurriales -afortunadamente- se veía de lejos pero que aunque fuera de forma indirecta también condicionaba el día a día. Bajo la denominación recién adoptada de Granada CF, con un equipo bastante renovado respecto al de la anterior temporada y con Victoriano Santos dirigiendo desde el banquillo, los rojiblancos completaron una liga triunfal de sólo veintidós jornadas en la que siempre estuvieron en los puestos altos y que culminaron como subcampeones, por detrás del Castellón, después de haber ocupado el liderato del grupo II de segunda durante un buen número de jornadas. Como subcampeón nuestro equipo participó en la liguilla de ascenso prevista entre primeros y segundos de los dos grupos. Era el Granada presidido por Ricardo Martín Campos y de los Floro-Millán-González y con Trompi de figura. El 6 de abril de 1941, a los diez años justos de su fundación, en el Sequiol de Castellón, la victoria 0-1, gol de César, daba la clasificación como campeón de campeones de la liguilla a falta de la disputa de la última jornada y convertía a nuestro Granada por primera vez en equipo de Primera División. El recibimiento a los héroes rojiblancos fue apoteósico y en él participó toda la ciudad, futboleros y no futboleros.

Si el ascenso de 1941 estuvo sazonado de nacionalsindicalismo, del segundo ascenso a primera, 1957, se puede decir que estuvo emperejilado de nacionalcatolicismo y aromado de las nubes de incienso que emanaban del IV Congreso Eucarístico Nacional celebrado sólo un par de semanas antes en Granada, impresionante manifestación del entusiasmo católico de España, como dice la voz en off del Nodo 751-A. Cuatro cardenales y más de cuarenta obispos y decenas de miles de personas venidas de los cuatro puntos cardinales de la Piel de Toro abarrotaron durante una semana las calles y los negocios de nuestra ciudad, y hasta el mismísimo Franco y señora, que vinieron a la clausura, estuvieron presentes en un certamen que consistió en la celebración de masivos actos religiosos en honor de “Cristo-Hostia” ([sic], Ideal de 21/05/57), que tuvieron por escenario principal la explanada del Triunfo donde hoy se levantan los jardines del mismo nombre, aunque también hubo una concentración en el estadio de Los Cármenes a la que concurrieron veinte mil niños, pero no para ver las evoluciones de la muchachada rojiblanca, sino para recibir la comunión.

Vespas por doquier abren la caravana en la que viene el Granada desde Almendralejo. 10 de junio de 1957 (recorte de Ideal)

Los ecos de tan magno acontecimiento no se habían apagado todavía cuando el Granada se traía de Almendralejo el segundo ascenso a primera de su historia. Fue el 9 de junio de 1957 en el campo del Extremadura donde, a pesar de salir nuestro equipo derrotado 2-1, los resultados negativos de rivales directos significaron el ascenso matemático del Granada una jornada antes de terminar la liga del grupo Sur de Segunda División, del que los rojiblancos se proclamaron campeones en una competición dominada de principio a fin por el Granada, que sólo dejó de ser líder en cuatro de las treinta y ocho jornadas de su calendario. Dos domingos antes había ocurrido “lo de Puente-Genil”, que puso dudas momentáneas sobre si habría finalmente ascenso, resuelto de forma favorable para el club aunque no para su presidente José Bailón, inhabilitado por dos años como castigo. Era el Granada de Pasarín, míster que había sustituido a Álvaro Pérez en la jornada 24, en cuyo equipo titular formaban hasta cuatro granadinos canteranos y que tenía en sus filas a dos auténticas glorias del balompié patrio, Igoa y Pahíño, aunque ya en el ocaso de sus carreras. Las escenas del recibimiento al equipo de 16 años atrás volvieron a vivirse en una celebración ciudadana por el ascenso también multitudinaria, pero frente al de 1941, en el que la inmensa mayoría desfiló a golpe de tacón, a pie, en el de 1957 abundaron los eufóricos motorizados, sobre todo a lomos de las muchas Vespas que pueden verse en las fotos del acontecimiento. El autocar que traía a los rojiblancos se fue parando para ser agasajados en todos y cada uno de los pueblos y ventas por los que pasó desde su entrada en la provincia por Loja, y así cuando por fin llegó al Ayuntamiento eran las tantas y no había nadie en la casa consistorial, lo que obligó a cambiar el balcón municipal por el de la sede del club, en la calle Reyes, a escasos cincuenta metros.

El tercero, de 1966, fue un ascenso ye-yé en el que por primera vez se sustituyeron aquellos balones de tiras de badana e invariablemente de color marrón por los más modernos blancos y negros de pentágonos y hexágonos. Era ya la España y la Granada del desarrollismo y acababa de matricularse el 600 GR-40.000. Sólo unos meses antes cuatro bombas H americanas habían caído en un pueblo de Almería y sus posibles efectos letales ponían en peligro uno de los pilares de la economía nacional como es el turismo, pero menos mal que el ministro del ramo, Fraga, estuvo rápido de reflejos y mostró al mundo (a la par que su meyba XXXL) que el único peligro por remojarse en las aguas almerienses podría venir de pescar una pulmonía dado que era pleno invierno. A estas alturas la dictadura del general Franco ya lo era bastante menos y estaba muy reciente, debida también al propio Fraga, la nueva Ley de Prensa, que eliminaba la censura previa; no se puede hablar de que con ella hubiera por fin libertad de expresión en España, pero al menos la nueva ley permitía un mayor margen a los medios de comunicación que quisieran mostrarse críticos (dentro de un orden, eso sí) con algún aspecto del Régimen.

Chiste de Miranda tras el ascenso en Málaga. 24 de mayo de 1966 (recorte de Ideal)

Nuestro Granada de la 65-66, dirigido por el húngaro Kalmar, el mismo míster que siete años antes le dio al club el principal florón de todo su palmarés: subcampeón de copa, había sido líder del grupo Sur de segunda toda la primera vuelta, pero una plantilla muy corta se había resentido al empezar la segunda y esto había alejado al equipo de los dos primeros puestos. Una brillante reacción final le permitió clasificarse en la jornada treinta y última como segundo y disputar la promoción de ascenso. En dos partidos de infarto saldados con victoria 2-1 en Los Cármenes y empate a un gol en La Rosaleda, el 22 de mayo de 1966 consiguió en el campo del eterno rival su tercer ascenso a primera venciendo a un Málaga que partía como claro favorito. Era un Granada muy modesto, sin figuras pero con unas armas balompédicas tan importantes como su gran pundonor y su entusiasmo, y en su equipo titular nuevamente se alinearon hasta cuatro granadinos de la cantera. Al día siguiente, la ruidosa caravana con cláxones a toda pastilla, de más de un kilómetro de larga, desde Santa Fe hasta la Virgen de las Angustias tardó más de tres horas porque literalmente no podía avanzar ante la entusiasta muralla humana que le cerraba el paso y a la que poco le importaba la lluvia que caía en esos momentos. De la patrona al balcón del Ayuntamiento, donde esperaba el alcalde Sola y otras autoridades. Al día siguiente la plantilla estaba invitada por el alcalde, y aquí saltó la anécdota porque los futbolistas casi dejan con la palabra en la boca a los presentes y se marchan al cercano bar Casa Luis, en calle Navas, a discutir cómo iban a repartirse el millón de pesetas que por el ascenso les había prometido el presidente José Bailón.

Sólo dos años después llegó el cuarto ascenso, en 1968, el 28 de abril. Con el La-la-la de Massiel todavía repiqueteando en las meninges de todo españolito de pro, en la jornada treinta y última del grupo Sur de segunda, en el campo Luis Sitjar de Mallorca ascendió el Granada a primera de forma directa como campeón pese a perder este último partido por 1-0 y gracias a la mano que echó el Cádiz, en una liga dominada de cabo a rabo por nuestro equipo, que fue líder ininterrumpidamente desde la jornada cuatro. Otra vez encontramos hasta cuatro granadinos (uno de ellos, Barrachina, incluso alcanzaría la internacionalidad absoluta años después) que fueron titulares todo el año; se ve que la cantera por aquellos años todavía era del Granada y no del Villarreal u otros. Con ellos y conservando gran parte de los futbolistas que un año antes habían jugado de rojiblanco en primera, como Ñito y Vicente, supo subir uno a uno (partido a partido, que le dicen) los peldaños de la escalera que llevaba a primera, en palabras de Joseíto, por eso mismo esta temporada es recordada como la “de la escalera”. La caravana festiva del recibimiento esta vez se formó en el pantano de Cubillas porque el equipo vino por Iznalloz para evitar la peligrosa carretera de Murcia con sus mil curvas, y su primera parada fue en Los Cármenes. Era el comienzo de la era Candi, quien había accedido a la presidencia por primera vez sólo unos meses antes.

Un equipo del Granada de la temporada 67-68 que acabó con ascenso en Mallorca. Ñito, Barrenechea, Zubiaurre, Barrachina, Ortega y Lorenzo_ con Flores, Almagro, Ureña, Gerardo y Vicente

La Primavera de Praga estaba en plena efervescencia y en París faltaba poco para que las barricadas florecieran en sus calles. En USA, de cadáver en cadáver y tiro porque me toca, hacía poco que había sido asesinado Martin Luther King y faltaba también poco para que le tocara el turno a Robert F. Kennedy, mientras la guerra de Vietnam seguía su curso de masacres y napalm. Pero Spain is different, y más todavía Graná, y por estos pagos lo único que pasaba era que cada día salían camino de Cataluña o más lejos aún, Alemania, Holanda, Francia…, varios cientos de paisanos a buscarse unas habichuelas que no procuraba el terruño.







Comentarios

2 comentarios en “Cuatro ascensos en blanco y negro

  1. Avatar for Gabinete

    José Luis Entrala

    Estupendo resumen adobado con anécdotas y personajes que han hecho y quedado en la historia del Granada. Enhorabuena y gracias