"Dale limosna mujer...": el ciego de los versos de Icaza podría ver la luz

Gabriel Medina, agente turístico de Motril, ha realizado un profundo estudio sobre el protagonista de uno de los poemas más internacionales

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En junio de 1957 se colocaron estos maravillosos versos en la piel de La Alhambra, en un muro de los Jardines de los Adarves | Foto: Gabinete
Rosa Núñez
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"Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada, como la pena de ser, ciego en Granada". ¿Cuántas veces no habrán oído estos versos los granadinos? ¿En cuántos azulejos azules y verdosos no los habrán visto? Por si algún lector no lo sabe, fue el poeta mexicano Francisco de Icaza quien escribió estas palabras dedicadas a la ciudad que tanto amaba, la ciudad natal de su esposa.

En noviembre de 1895, Francisco de Asís de Icaza formalizó su matrimonio con una granadina de adopción, Beatriz de León. Pero fue en 1922 con la publicación de 'Para el pobrecito ciego' (título del famoso poema) cuando realmente contrajo matrimonio con toda la ciudad.

Antigua capital del Reino Nazarí de Granada, está considerada una de las ciudades más bellas de España. "Si tuviéramos que visitar una sola ciudad en España, esa debería ser Granada", escribió el estadounidense Ernest Hemingway. Y cuánta verdad encierran sus palabras. Lo mismo sintió su compatriota Washington Irving, que después de haber vivido en La Alhambra durante varios meses, escribió sus 'Cuentos de la Alhambra' (1832). "Jamás en mi vida habité un lugar más delicioso que este y nunca podré encontrar otro que se iguale", admitió en más de una ocasión. "Granada, tierra soñada por mí", cantó el también mexicano Agustín Lara. Y bien sea dicho soñada, pues, curiosamente, nunca llegó a pisar Granada.

Así, esta maravillosa ciudad tiene mucho que ofrecer a los viajeros, pues la mezcla de las culturas cristiana, musulmana y judía que convivieron en ella durante cientos de años dejó su marca en la esencia de la ciudad y sus monumentos. Quizá fue eso lo que logró encandilar a Icaza, quien tuvo la oportunidad de visitar Granada en numerosas ocasiones. A finales de 1889 y principios de 1890 se inspiró en La Alhambra para escribir algunos versos que verían la luz dos años después. Puede que fuera en el trascurso de ese viaje cuando conoció a su futura esposa, Beatriz de León, de familia aristocrática y sobrina de la marquesa de Squilache, propietaria de una azucarera en Motril.

Se sabe que también pudo disfrutar de Granada, al menos, en junio de 1910, en abril de 1914 y diciembre de 1924, poco antes de su fallecimiento. En teoría, fue justamente en la visita del 19 de diciembre de 1924 cuando la prensa local da a conocer el "exquisito y patético poemita", como lo define el agente de desarrollo turístico de Motril Gabriel Medina, pues el mexicano solía enviar versos a varios periódicos granadinos de la época de un modo esporádico. Aunque fue en junio de 1957 cuando se colocaron estos maravillosos versos en la piel de La Alhambra, en un muro de los Jardines de los Adarves.

El defensor de Granada publica un artículo sobre Icaza y sus versos | Foto cedida por Gabriel Medina

¿Quién era el ciego de Icaza?

Han sido numerosas las veces que se han intentado contextualizar sus versos, publicados en 1922 en el libro 'Cancionero de la vida honda y la canción fugitiva'. Aun así, hasta ahora nunca se había podido poner nombre y apellidos al celebérrimo ciego. Una de las hipótesis que se han argumentado sobre el protagonista ciego de los versos está cimentada en la amistad entre Icaza y Angel Ganivet, y con la obra de este último 'El rey de la Alhambra' (1897), en la que un pobre ciego y mudo está pidiendo bajo los arcos de la Puerta de la Justicia y un padre explica a su hijo la escena. Si bien muchos han dado por probable la existencia de este ciego y mudo granadino, parece que Ganivet pretendió con estas estrofas hacer una alegoría de la idiosincrasia de 'ser granaíno'.

Otra de las teorías que rodean estos versos centran la escena en un paseo de Icaza con su esposa durante el viaje de novios, en el que vieron a un ciego implorando limosna y, supuestamente, surgió el germen de estos clarividentes versos.

Una tercera teoría que defiende y argumenta Gabriel Medina es que realmente sí pudo existir el ciego mencionado por Icaza e, incluso, es probable que ambos (Icaza y el ciego), fuesen "antiguos” conocidos. Fue un artículo sobre un ciego vendedor de lotería de José Cirre, un prestigioso periodista granadino de la época, el que puso sobre la pista a Medina. "Si Francisco de Asís de Icaza se inspiró en alguien para escribir los versos, sin duda, fue en 'Frasquito'”, argumenta el agente turístico.

Artículo de José Cirre en el periódico Patria, a 23 de junio de 1942 | Foto cedida por Gabriel Medina

Francisco Ramírez Romero, que era el nombre de 'Frasquito el ciego', nació alrededor de 1877 en Alcalá la Real, Jaén y perdió la vista a los siete años. Sobre 1888, vino a Granada junto a su madre y sus dos hermanos, José y Fermín. Nada más llegar a Granada y, a pesar de su incapacidad visual, comenzó a trabajar en el hotel 'Siete Suelos', uno de los lugares de hospedaje preferido por los turistas. En este establecimiento, embajada de ilustres visitantes de Granada, estuvo trabajando más de 30 años como pinche y recadero, mientras que su hermano José ejercía de camarero.

Su estancia en el hotel le permitió aprender, o, mejor dicho, chapurrear, algunos idiomas como francés e inglés, por lo que amplió su abanico empresarial y se ofrecía como guía turístico de La Alhambra. Era sorprendente cómo, a pesar de no ver con los ojos, era capaz de ilustrar y mostrar con su voz toda la belleza de la 'fortaleza roja'.

Como anécdota de su experiencia como guía, contaba 'Frasquito' a Cirre que hubo una persona que lo quiso contratar, pero, por lo elevado de la tarifa, decidió marchar solo sin conocer el lugar. El ciego narraba al periodista que el tacaño visitante cayó a un subterráneo y estuvo tres días sin comer ni beber y que, si no hubiese sido porque llegaron unos trabajadores con una escala para salvarlo, se hubiese dado un tiro de revólver, según bromeaba 'Frasquito' diciendo que su tarifa hubiese sido mejor. Así lo explica Medina, quien sostiene que, además de pinche de cocina, guía de La Alhambra y, a pesar del hándicap de ser ciego, era un excelente tocador de bandurria y vendía lotería por las calles. Es decir, todo un emprendedor multidisciplinar que, sí es cierto, tenía la pena de ser ciego en Granada...

"En 1916, falleció uno de los hermanos de 'Frasquito', Fermín, que estaba casado y con tres hijos. El ciego acogió a su cuñada y sus sobrinos en su casa, demostrando que, aunque la vista falte, el corazón no", argumenta Medina para mostrar la calidad humana del más conocido y a la par ignorado ciego de Granada.

Es probable que su trabajo en el hotel, como guía de La Alhambra y todo lo que tenía para aportar a Granada, sin ser realmente granadino, motivaran a Icaza a inspirarse en Francisco Ramírez Romero para escribir esos cuatro versos que han mostrado al mundo una belleza sólo
entendible cuando se admira.

Esta nueva hipótesis aporta nombre y apellidos a un emblema granadino que, sin una certeza absoluta, coloca a un pobre y olvidado ciego en un lugar de privilegio de la historia granadina.