David Jiménez-Blanco:“Granada necesita iniciativa, empresas y más gente que cree empleo y no trabaje solo para el sector público”

El economista granadino, actual presidente de la Bolsa de Madrid, repasa en esta entrevista su brillante carrera y analiza la situación de la ciudad y su provincia

David Jimenez Blanco en Granada
David Jiménez-Blanco en su entrevista para GranadaDigital | Foto: Antonio L. Juárez
Juan Prieto
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Actual presidente de la Bolsa de Madrid y vicepresidente de Bolsas y Mercados Españoles, David Jiménez-Blanco Carrillo de Albornoz (Granada, 1963) es uno de los granadinos ilustres que ocupan cargos influyentes en nuestro país. Su trayectoria le ha elevado en el tiempo a convertirse en un referente de la economía en España y del sector empresarial en Europa. Pese a sus múltiples ocupaciones, no aparta la vista de su tierra natal, a la que ahora le presta su experiencia como comisario de la candidatura de Granada a Capital Europea de la Cultura 2031 o como presidente de la Fundación Amigos de la Alhambra, entre otras instituciones que le requieren para ayudar a una ciudad y una provincia que necesita de gente sabia para terminar de arrancar y alcanzar los logros que anhela. Jiménez-Blanco no se prodiga mucho en entrevistas, por lo que esta es una buena oportunidad para conocer más a una persona que, seguro, a estas alturas de la vida ya está influenciado por una circunstancia que, no por ser algo natural y normal, deja de ser maravillosa: ya es abuelo.

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Pregunta: ¿Cambia la vida cuando uno es abuelo?

Respuesta: Sí, y me va a cambiar más dentro de quince días que nace mi segundo nieto. Ya tengo una nieta que se llama Victoria, como una hermana de mi padre, que tiene dos años y medio y ya ha empezado a ir al colegio este curso. Y el segundo nace dentro de unos días.

P: ¿Cómo se va a llamar?

R: Se llamará Jaime. Además, constata una cosa que, de repente, ves cuando eres abuelo, y es que tú ya no eres el que elige las cosas, que hay una pareja en medio, que son los padres, que son los que tienen todo el derecho a decidir por sus hijos. Y tú te conviertes en un espectador sin darte mucha cuenta.

P: Hay quien dice también que está bien eso porque las preocupaciones son para los padres y la diversión para el abuelo.

R: Eso es completamente cierto (ríe).

P: Entre tantas ocupaciones, ¿tienes tiempo para la familia? ¿Tienes tiempo para tu nieta?

R: Sí, absolutamente. El tiempo da mucho de sí. Durante muchos años, cuando estaba en banca de inversión, en lo más duro de todo ello, y en los años más centrales de mi carrera, estaba constantemente viajando, y vivía y trabajaba en Londres y mi familia vivía en Madrid, y, luego, al rato vivíamos otra vez en Londres. Pero siempre he estado viajando mucho por toda Europa y, sinceramente, no tengo la sensación de haberme apartado de mi familia, sino al contrario. Los fines de semana siempre he estado con ellos y tengo una relación muy buena con todos ellos. Con mi mujer, por supuesto, pero también con mis hijos y ahora con mi nieta. Nunca he visto un problema en eso.

P: Son tres hijos, ¿no?

R: Sí, dos varones y una chica.

P: ¿Y todos han volado ya del nido?

R: Sí, todos acabaron la carrera universitaria, el último hace ya 4 o 5 años. Uno está casado y es el que me va a hacer abuelo por segunda vez, otro vive en Nueva York y la chica está terminando un MBA ahora en el Instituto de Empresa.

Antonio Jiménez Blanco

P: Tuve la oportunidad de conocer a tu padre, que nosotros le llamábamos siempre don Antonio, un prestigioso abogado que fue un político influyente de la Transición. Presidente de UCD en Granada, congresista, senador y presidente del Consejo de Estado. Ahora que se han cumplido diez años de su muerte, ¿qué recuerdo tienes de él. Porque que en Granada dejó el poso de ser un señor.

R: Era una grandísima persona con muchas facetas distintas. Si le preguntáramos, él primaba siempre una faceta sobre todas las demás y fue su actividad política. Es curioso porque murió con 90 años y solo estuvo cinco años, de 1977 a 1982, aunque luego volvió a ser diputado, en la política activa en el partido del Gobierno, como portavoz en el Senado, portavoz en el Congreso y, luego, como presidente del Consejo de Estado. Esos cinco años son absolutamente el centro de su vida en el sentido más noble del término de la política. A él siempre le gustó la política, siempre pensó que España tendría que normalizarse en algún momento. Estuvo en su despacho alejado de la actividad política directa o, al menos, de los partidos políticos, pero siempre en la oposición liberal democrática al franquismo. Pero en 1976 y 1977 se tiró a la piscina con todo y, como sabes, influyó muchísimo en el texto definitivo de la Constitución, porque fue uno de los diez miembros de la comisión mixta Congreso-Senado que le dio su redacción final. Todos sus recuerdos y muchos de sus amigos fundamentales vienen de esa época. Y él lo recordaba maravillosamente bien. Escribió un libro de memorias que no tuvo mucha difusión, pero que es muy bonito, que se llamaba 'Los niños de la guerra ya somos viejos' en el que describía toda su trayectoria. No era una memoria de político al uso, era una memoria vital y veías que desde el año 44, que él tenía 20 años, ya estaba en que "algún día habrá que normalizar esto y a mí me gustaría formar parte de ello". Era un hombre muy aficionado a la historia, muy religioso en sus últimos años, cariñoso, culto y divertido para hablar con él. Tuvo una vida muy plena y bonita y murió con 18 nietos. Y mi madre sigue viviendo muy bien en Madrid, porque nosotros nos fuimos allí en esos años de la Transición política y eso cambió la vida de todos nosotros, pero nunca le perdimos la cara a Granada.

P: Erais seis hermanos.

R: Sí, pero, desgraciadamente, uno falleció hace cuatro o cinco años, mi hermano Gonzalo, que era el mejor y que tuvo una enfermedad neurodegenerativa muy cruel que se lo llevó por delante. Pero ahí quedamos los otros cinco alrededor de mi madre.

P: Tu infancia transcurrió por el centro de Granada, porque vivíais por lo que antes se llamaba Avenida Calvo Sotelo (hoy Constitución), enfrente del Triunfo.

R: En el número 5. Y, además, en aquella época, había mucha menos preocupación por la comunicación permanente con los hijos y por su seguridad. Mis hermanos y yo íbamos todos los días andando por la calle San Juan de Dios y Gran Capitán hasta los Maristas, en Carril del Picón, e íbamos jugando al fútbol, con una pelota, cruzando la calle, saltando charcos y parando coches. Jamás nadie llamó preguntando a qué hora llegan los niños. Hoy en día parece inconcebible. Pero íbamos y volvíamos solos desde los seis años. Era una cosa maravillosa que en una ciudad como Granada todavía se podría hacer, pero supongo que ya no se hace. Era un paseíto de media hora para allá y para acá que hacíamos cuatro veces, porque en aquella época se comía en casa al mediodía. Teníamos clases de 9:00 a 13:30 y de 16:00 a 18.00. Y, luego, te quedabas jugando al fútbol o a lo que fuera. Y era una infancia muy bonita y divertida; una infancia de ciudad, pero muy libre. Hoy en día los padres llevan a los niños a los colegios y les parece que va a pasar algo si no los están viendo. Entonces, a nadie se le pasaba por la cabeza que pudiera pasar algo.

De Maristas al Padre Manjón

P: Del colegio de los Maristas pasaste al instituto Padre Manjón.

R: Estuve en los Maristas hasta lo que se llamaba entonces 8º de EGB y, en aquella época, tenía una excelente reputación el Instituto Experimental de Enseñanza Media Padre Manjón. Allí hice 1º y 2º de BUP con unos profesores estupendos y, además, por primera vez, con chicas en clase, porque los Maristas era completamente masculino.

P: Quiero recordar que llevabais pantalón gris y jersey verde.

R: Ya no cogí esa época aunque, efectivamente, eran pantalón gris, polo o camisa blanca y un jersey verde encima. Lo que pasa que eso lo cogieron mis hermanos mayores, yo ya fui a un Manjón sin uniforme.

P: ¿Eras de los que frecuentabas en aquella época Pedro Antonio de Alarcón?

R: Sí, mucho. Bueno, lo frecuentaba... Tenía 16 años. Se llamaba el 'tontódromo' (ríe de nuevo), porque se iba por allí a tontear mucho. Lo que pasa es que ya en 1979 nos fuimos a Madrid lo cual, como es natural a esa edad, es una tragedia, por eso de mi vida, todos mis amigos... ¿Por qué me hacéis esto? ¿Por qué me arrancáis? Luego me ha pasado con mis hijos también. A esa edad te parece que todo se acaba, pero lo cierto es que no es así. Empiezas otra vida y te lleva un tiempo de adaptación. Inevitablemente, al principio, tienes la sensación de que tu acento va a llamar mucho la atención y de que alguien se va a reír o lo que sea y, poco a poco, te vas adaptando y no te das ni cuenta. La verdad es que Madrid es muy acogedor.

P: Allí ya fuiste a la universidad para hacer Ciencias Económicas y Empresariales.

R: Tenía bastante de economía, pero también mucho de administración de empresas. Hoy en día están más separadas. Hice la carrera en CUNEF, un colegio universitario que acababa de empezar, y fui de la tercera o cuarta promoción. Lo patrocinaba el Consejo Superior Bancario. Tenía una excelente fama porque, como colegio universitario, tenía acceso a todos los catedráticos buenos de la Universidad Complutense, supongo que porque les pagaban bien. Tenía profesores míticos, como Albiñana, Terceiro, Fuentes Quintan... Todos los grandísimos gurús de la economía española daban clases allí, con lo cual fue muy afortunado la oportunidad de ir. Es curioso porque luego CUNEF, muchos años después, se ha convertido en una universidad, es una de las mejores de España y ahora estoy en el consejo ya que conservé amistades allí y me llamaron hace un par de años.

P: O sea, que hiciste la carrera en plena movida madrileña. Siendo universitario, ¿tienes recuerdos de la movida?

R: Debo decir que no me enteré de nada (ríe otra vez).

P: La viste de lejos.

R: Leí sobre ella y alguna vez fui a la Sala Morasol o a El Sol, en Jardines, no sé cuándo, pero, francamente, yo era mucho más aburrido que todo eso. Supongo que eran otros ambientes porque estaba en un colegio universitario muy serio y privado y había muy poco ambiente de juerga.

David Jiménez-Blanco en su entrevista para GranadaDigital | Foto: Antonio L. Juárez

La vida en Londres

P: Poco después de acabar la carrera, con 25 o 26 años, ya te marchaste a Londres.

R: Cuando acabé la carrera empecé a trabajar en Madrid en una institución que se llamaba Banif. Pero enseguida vimos la llamada de Londres. Es cierto que ahí sí fuimos pioneros unos cuantos. Hoy en día, quizás hasta el Brexit, ha habido centenares de españoles jóvenes que han ido a hacer una carrera en finanzas de Londres, pero en aquella época éramos tres o cuatro. Teníamos la inquietud de que ir a Londres tenía que ser la pera y cuando se fue el primero, tiró de los demás. Nos vimos allí muy jovencitos, con 26 años. Entonces que no me parecía tan joven, ahora lo veo como que cualquier hijo mío es mayor que eso.

P: ¿Y cómo te fue?

R: Fue una época interesantísima. Y siempre pienso que lo que la política fue a la vida de mi padre, Londres es a la mía. Gran parte de mis amigos actuales vienen de esos diez años en Londres, doce en total, en los que nos estábamos casando, teniendo los primeros hijos y nos ayudábamos mucho unos a otros. Allí estábamos con nuestra familia original y éramos una especie de familia alternativa, en el sentido de quedarse con niños cuando alguien se iba de viaje, de ir al hospital a saludar a la madre que acababa de dar a luz… Todos unos de otros. Fue un grupo muy bueno, de gente que luego ha llegado muy lejos también, y un grupo muy divertido de gente que nos seguimos viendo con muchísima frecuencia.

P: A partir de ahí, una carrera meteórica, con el paso por diversas empresas para convertirte en un experto en economía, supongo que también por vocación.

R: Sí, pero fíjate que, primero, cualquier economista sabe que no soy un economista en el sentido de que jamás he escrito papeles de economía. Soy aficionado, seguidor y digamos que practico las finanzas, pero le tengo mucho respeto a los economistas de verdad. Pero, sí que es cierto que a mí es que me parece que no es más que sentido común, por una parte, y que todo tiene que ver con ello. Basta hacerse la pregunta de "¿esto quién lo paga?" con cualquier iniciativa del mundo y ya tienes que hablar de economía. Cuando se habla de transición verde o de mejoras en la educación, todo eso está muy bien, pero gratis no es. O cuando hablas de medicina gratuita. La medicina no es gratuita, se paga de alguna manera, los médicos cobran, el fabricante de las máquinas cobra, el propietario del inmueble tiene que cobrar. De lo que se habla en realidad es de quién lo paga. Y esa discusión me parece que no se afronta frontalmente, pero que está en todo. Y, por otra parte, a estas alturas del partido me parece que todo lo que decimos los economistas es sentido común. Hay dos o tres realidades simples, que se parecen bastante a la ley de la gravedad. Para enriquecer una sociedad hay que generar valor y luego hay que repartirlo bien. Pero, en primer lugar, hay que generarlo, y se genera ordenando las cosas mejor de lo que estaban para que valgan más, y se generan haciendo cosas que la gente necesita y obteniendo una remuneración por ello. Y es clave remunerar el capital. El capital no es más que el dinero metido en una cosa y no en otra. Y tiene que ser más valioso donde está metido que donde no está. La remuneración de eso es la tasa de retorno. Todo ello me parece que es un sistema bastante natural que se debería enseñar más, por lo menos en el Bachillerato, las partes de sentido común, las partes de entender. Hay una frase de un inversor famoso, Charlie Munger, socio de Warren Buffett, que decía: "Entender el interés compuesto, el crecimiento compuesto, es entenderlo todo". El paso del tiempo y el efecto del tiempo es importantísimo y eso se estudia poco y deriva en mucho cortoplacismo. Todos los problemas que tenemos de pensiones y otros muchos problemas vienen de que la gente no comprende que hay cosas que son a 30 años y, si no te pones, pues siguen siendo a 30 años porque no has empezado, pero luego no lo puede arreglar en 3 o 4 años.

La política

P: ¿No tuviste nunca esa inquietud política que tuvo tu padre?

R: No, mis hermanos y yo decimos siempre que estamos vacunados. En la época de 1977 a 1982, y aún no había redes sociales, la política era muy cruel. Y ahora es muy cruel con el que está dentro y con los que tiene alrededor. Admiro mucho a los que se meten de verdad porque, primero, a pesar de lo que mucha gente dice, aceptan ganar muy poco o mucho menos de lo que muchos de ellos podrían ganar en una carrera profesional exitosa, pero, segundo, aceptan un nivel de exposición al insulto o a la crítica que ninguno de nosotros acepta generalmente. Cuando nosotros éramos hijos de un político bien reputado y que jamás tuvo ningún escándalo ni ningún lío, aun así te machacaban. En clase había gente de derechas o de izquierdas que te afeaban lo que fuera o se sentían autorizados a ello. Ver los periódicos o escuchar la radio metiéndose con tu padre es una cosa dura. Y, luego, ver perder unas elecciones de manera clamorosa, como le pasó a UCD, fue muy duro. Todos los hermanos nos quedamos bastante vacunados. Hay que seguir la política y ayudar en lo que se pueda dar, pero a mí no me parece algo que esté bien considerado. Y es una pena y una pérdida. Y, por cierto, no es un tema ni mucho menos español, es en todo el mundo. La política ha ido expulsando a mucha gente muy buena por el miedo que da.

P: Cuando en realidad esa es la gente que va a tomar las decisiones que van a afectar a nuestras vidas.

R: Sí, es cierto, pero hace falta más valentía que la que tengo yo.

P: Independientemente de ideas políticas, de filias y de fobias, ¿cómo consideras que está en este momento la economía española? Porque desde el Gobierno se presume de que estamos en una buena situación y, de hecho, los índices de crecimiento, según la última revisión, están al alza.

R: Hay que tener mucho cuidado con opinar de política, como es natural. Pero sí te voy a dar una opinión que creo que está bien fundada. En una empresa vale la cuenta de resultados y hay que mirar el balance también. Estar creciendo solo quiere decir que estás creciendo, no quiere decir que estás donde debes estar. España, en comparación con la renta per cápita europea, ha perdido puntos desde la crisis del 2008. En mi opinión, no ha salido bien de esa crisis y ya estamos en 2024. Que estemos creciendo solo es un indicador. Si miras a diez o doce años desde el 2008 no hemos crecido más que Europa, ni muchísimo menos, y mucho menos en renta per cápita, porque nuestra población ha aumentado más que las de otros países. Y, luego, el balance se ha estropeado mucho. España tenía un 40% o 45% de deuda sobre PIB en 2008 y ahora está en el 110% o el 115%. Si nuestras familias se van de vacaciones dejándolas a deber en el banco, piensas que qué bien vamos, qué vacaciones más buenas hemos tenido. Pero esas vacaciones se adeudan. A mí me preocupa mucho el nivel de pérdida de flexibilidad futura que se está dando por la acumulación de deuda reconocida y de deuda implícita. Ayer vi un gráfico sobre compromisos de pensiones de todos los países de la OCDE en relación con el PIB, y de compromisos de pensiones respaldados por activos financieros, y España es el que más compromisos de pensiones tiene contraído con su sociedad y el que menos tiene de activos que lo respalden. Es decir, en algún lado del pasivo hay un 500% de pensiones futuras. Y para pagarlo tenemos que ir pagando impuestos. Es decir, España ha ido almacenando problemas por no afrontarlos. Y no es una crítica sola a este Gobierno, sino a este y a todos los gobiernos. Hay muchas cosas que hemos dejado sin arreglar y, vale, vamos creciendo y eso está fenomenal, pero las deudas siguen ahí.

P: En el día a día, donde más lo notamos la gente de a pie es en la pérdida de poder adquisitivo.

R: Sí, claro, la inflación es importante en eso. Y la acumulación de deuda, insisto, es que es muy importante, porque en algún momento tiene que pagarse. Y eso, ¿en qué se ve? Pues van aumentando las cotizaciones de la Seguridad Social o los impuestos y eso va frenando el crecimiento futuro. El crecimiento actual no ha ido mal, pero estamos metiendo muchas rigideces. También se están regulando y sobrerregulando muchas partes de los mercados, caso de la vivienda e, incluso, del mercado laboral que van introduciendo esas rigideces. Y todo eso tiene alegría para un año o dos, pero tienes que lidiar con ello.

David Jiménez-Blanco en su entrevista para GranadaDigital | Foto: Antonio L. Juárez

La economía granadina

P: ¿La economía granadina está en los mismos parámetros o está peor?

R: Granada es una de las provincias con menor renta per cápita de España, pero en términos de crecimiento eso no tiene por qué redundar en menor crecimiento que los demás. Lo que pasa es que es cierto que Granada tiene una característica muy especial que es una notable carencia relativa de empresas, de empresariado local. Pero el peso del sector público es enorme y eso quiere decir que los sueldos y la productividad son los del sector público y la rigidez, en cuanto a capacidad de ajuste rápido, es la del sector público. Ello tiene sus ventajas y sus inconvenientes, como todo, pero es menos dinámica que el ejemplo proverbial de Málaga que se pone siempre o de muchas otras regiones. Ayer estuve hablando de esto con una gente y les dije que en uno de los mercados que tiene Bolsa y Mercados Españoles (BME), que se llama Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF), que es donde empresas medianas y pequeñas emiten deuda, el País Vasco, con el 2% de la población de España, tiene el 15% de las empresas. Andalucía, con el 15% de la población, tiene el 2% de las empresas. Entonces, se podría hacer más en la creación de empresas porque el dinamismo del sector privado, entre otras cosas, es lo que nutre al sector público con sus impuestos y sus contribuciones.

P: ¿Estamos en un buen momento para invertir?

R: Sí. Nunca doy consejos a menos de diez años, eso está claro, pero las bolsas están ligadas a la economía en general. El PIB de un país está casi siempre en máximos y lo normal es que la economía vaya siempre suavemente para arriba y que las empresas y sus beneficios, también. La bolsa, en términos normales, y estoy simplificando muchísimo, debería estar casi siempre en máximos. Por supuesto, está el juego de los tipos de intereses, de que valga más o menos cada una, etcétera. Pero, a la larga, y esto está muy demostrado, y con respecto de lo hablado antes de los activos que respaldan a las pensiones, las rentabilidades mayores a 20, 30 o 40 años, que es a lo que hay que invertir para pagar pensiones, están siempre en la economía real, que es la bolsa. Todo el mundo piensa que los inmuebles son muy seguros, y los son razonablemente, pero lo que es cierto para una persona, que es comprar una casa y tiene todo el sentido, para toda una economía no es la mejor asignación del capital. Si ese capital estuviera disponible para que los emprendedores lo usaran, se crecería más, se crearía más empleo y los salarios serían más altos. Muchos países europeos, pero especialmente España, tienen una enorme propensión a adquirir la vivienda. La inversión principal del español que se jubila es tener una casa, si se le da bien dos, una pensión de la Seguridad Social y dinero en el banco. Es un balance muy mal estructurado. Tiene lo menos líquido, lo más líquido y la pensión del Estado. Debía de tener cosas en medio. Y para el balance del país la gran diferencia, no ya de España con Europa, sino de Estados Unidos con Europa, es que esa parte media tiene un enorme peso. ¿Por qué los emprendedores dicen que hay que irse a Estados Unidos, a Silicon Valley? Porque allí está el dinero. ¿Y por qué está el dinero allí? Porque los americanos lo han ahorrado y lo han puesto en una forma posible de invertirlo.

P: Has hablado de la vivienda y ahí está el grave problema que tienen los jóvenes, no ya para comprar, sino para alquilar.

R: Nos obsesionamos con la compra y el alquiler es perfectamente válido, pero también el alquiler es, en relación con los salarios, muy caro. Y eso tiene dos partes. Primero, habría que pagar salarios más altos, pero eso requiere productividad e inversión. El salario está relacionado con la productividad del empleado, que está relacionado con cuánto capital tiene a su disposición. Un empleado solo en la calle es distinto a un empleado con una máquina o coche bueno. Eso es la parte de salario. Y la parte de alquiler, tiene que haber muchísima más inversión en viviendas. Siguen haciendo muchísima falta de viviendas asequibles, fundamentalmente de alquiler. En países como Alemania tienen una tasa de propiedad inmobiliaria del 30% y España está a 75 u 80%. Es cierto que hay un gran gap generacional, es decir, los mayores tienen dos casas y los jóvenes no tienen ninguna. Pero eso hay que solucionarlo con más viviendas asequibles.

David Jiménez-Blanco en su entrevista para GranadaDigital | Foto: Antonio L. Juárez

Fundación Amigos de la Alhambra

P: Vamos a centrarnos más en Granada. Has decidido aceptar la presidencia de la Fundación Amigos de la Alhambra. ¿Cuál es el objetivo que tiene?

R: En el fondo, no es más que una especie de club de fans de la Alhambra. Nos gusta rendir homenaje a la Alhambra formando parte de ese club. Es una fundación privada sin ánimo de lucro. Queremos hacer iniciativas en las que podamos ayudar a la Alhambra a actuar de manera más ágil y que sirvan para divulgar el legado de la Alhambra por España y por todo el mundo, que puedan atraer a especialistas, conciertos o lo que sea, a la Alhambra o a Granada, y que hagan venir a la gente a Granada no solo una vez para ver la Alhambra, sino que vengan con frecuencia. Y, por supuesto, como todo este tipo de fundaciones, hacer actividades para los amigos a cambio de su contribución a esta causa, de hablar más y mejor de la Alhambra, y de mejorar su difusión. Hemos empezado con muchas cosas. Estamos organizando visitas en horario privado para los amigos de la Fundación. Hemos copatrocinado el festival '1001 Músicas'. Este verano también costeamos unos autobuses para que los niños que van al campamento de actividades de la Alhambra no tengan que subir en veinte coches de veinte padres, que también es bueno desde el punto de vista medioambiental. Tenemos más iniciativas en curso para ayudar a hacer de la Alhambra un monumento incluso mejor de lo que es. Está muy bien gestionada, se mantiene a sí misma, pero siempre se puede hacer más. La creación de la Fundación está muy inspirada por varios ejemplos, y uno de ellos, es la Fundación de Amigos del Museo del Prado, que también está muy bien gestionado, que se mantiene financieramente, que es del sector público 100%, y tiene al lado una fundación privada sin ánimo de lucro que hace cosas que no son tan fáciles de hacer para un monumento de gestión pública.

P: También eres comisario de la candidatura de Granada para ser Capital Cultural Europea en 2031. ¿Qué se puede hacer para conseguirlo? Porque realmente es una opción, ya que Granada tiene el peso para serla, pero aquí no se trata de la historia sino de lo que se puede hacer para lograr la capitalidad.

R: Lo has dicho y es verdad. Esto no es un concurso de pueblos más bonitos de España. Si tú ves quiénes han ganado en los últimos años en la capital cultural europea, muchas veces son ciudades de las que no has oído ni hablar, sinceramente. Alguna ciudad del norte de Noruega, alguna comarca de Austria que no es ni Salzburgo ni Viena, y lo que hacen es tener un buenísimo programa de transformación cultural de un entorno. Tenemos, por supuesto, muchas opciones, pero hay que respetar a todos los demás, porque ellos también las tienen. En 2031 una de las dos capitales culturales europeas será española sí o sí. Y competimos con Burgos, Cáceres, Toledo, Las Palmas y Jerez de la Frontera. Que ninguno tiene la Alhambra, pero es que la Alhambra no cuenta. Tiene que ser, primero, un programa innovador e interesante de un año que involucre a la ciudad lo más posible, e involucrar a barrios, asociaciones, etcétera. Y segundo, efectuar una transformación permanente y crear cosas que no existían antes. La Alhambra o el Festival Internacional de Música y Danza existen ya, pero tienes que crear cosas nuevas, infraestructuras culturales, museos, centros de residencia de artistas, un teatro, temporadas de ópera o lo que sea. Tienes que crear cosas que no existan, con mucho énfasis en la participación ciudadana y en que las cosas se queden.

P: Hay que ponerse las pilas ya.

R: Hay que ponerse absolutamente las pilas. El día 30, la alcaldesa va a revelar bastante de sus primeras decisiones de lema, logo y este tipo de cosas. Es una carrera a medio-largo plazo porque se va a convocar a finales de este año por el Ministerio de Cultura y luego hay fases, pero la decisión final será en junio de 2026, es decir, que quedan casi dos años. Entonces, hay que hacerlo muy bien. Contamos mucho con la importante colaboración de la Universidad de Granada como institución y de muchos de sus catedráticos, ya que en 2031 también celebra su quinto centenario. Granada es una ciudad que todo lo que tiene de ‘infrapeso’ económico lo tiene de sobrepeso cultural en España, no solo literatos, también científicos, matemáticos, abogados y médicos, es decir, que es una ciudad con mucho peso intelectual en España y eso tenemos que hacerlo valer.

David Jiménez-Blanco en su entrevista para GranadaDigital | Foto: Antonio L. Juárez

Una industria de cine

P: Has asistido a un foro de GranadaColectiva para hablar de cine. ¿Qué peso específico puede tener la industria cinematográfica en Granada y qué importancia tiene la celebración de la gala de los Goya?

R: La celebración de los Goya es importantísima y tendremos una semana en la que Granada estará saliendo por todos lados. Pero, más que el flash, porque el flashazo ya lo tuvimos hace un año con la cumbre de la Unión Europea, y es maravilloso, pero vienen y se van, hay que crear cosas más permanentes. Sería fenomenal tener unos grandes estudios en Granada, o tener una gran industria de montaje, o del tipo que fuera, relacionada con la cinematografía. 'Segundo premio' ha sido seleccionada para los Oscar, es decir, que se va a ver mucho Granada también durante una temporada por la difusión de esa película, pero la industria cinematográfica, que es una parte importante y relativamente nueva de la industria cultural, crea mucho empleo y riqueza, y Granada tiene que hacer todo lo que pueda para captar más de eso, no solo con los Goya, que espero que sean un escaparate, pero que se hagan cosas más permanentes.

P: ¿Qué es lo que falta a Granada para dar ese salto que todos anhelamos de ser lo que creemos que puede ser?

R: Creérselo, pero creérselo de verdad. Hay una frase que se dice mucho en Economía y que me parece que se aplica mucho aquí que se llama la maldición de los recursos naturales. Cuando un país tiene muchos recursos naturales, de petróleo o diamantes, por ejemplo, hay mucha tendencia a que vaya mal porque creen que no hace falta trabajar para llegar a donde quieren llegar. Granada tiene una dotación de recursos naturales, metiendo ahí belleza y patrimonio artístico, que hacen que pensemos que Granada es tan bonito que todo el mundo tiene que venir a verlo y se van a quedar deslumbrados. Hay que tener mucha más iniciativa, más asunción de riesgo, más empresariado y empresas. Tiene que haber mucha más gente creando empleo y no solo gente trabajando para el sector público. La riqueza que antes he citado que tiene el País Vasco viene de que muchísima gente se ha puesto a hacer fábricas, talleres o lo que sea. Granada tienen empresas, pero suelen ser muy pequeñas, y hay que pensar más a lo grande y tiene que creérselo. Asumir riesgos es la clave.

P: Hay gente que dice que Granada está ensimismada mirándose al espejo y así está envejeciendo.

R: Hay un cierto ensimismamiento y un cierto aire de autoadmiración de qué bonita es, que lo es, pero hay que ponerse al día. El turismo es una base muy buena, pero hemos entrado en industrias culturales o relacionadas con la universidad de investigación. Hay mucha iniciativa en ello, pero se puede hacer mucho más y habría que involucrar mucho más al sector privado. Hay que tener mucho más sector privado.

P: Con la gran cantidad de ocupaciones profesionales que tienes, a las que se añaden familia y nieta, ¿te da tiempo para disfrutar del ocio? ¿Qué otras aficiones tienes?

R: Leo mucho. Mis amigos se ríen de eso, pero, por alguna razón, que no sé cuál es, leo muy rápido y leo mucho. 50 o 60 libros al año, seguro. Y, luego, lo que más me gusta hacer como afición, y para no pasarme de peso, es correr. Me gusta mucho y lo hago por las mañanas tres o cuatro días en semana esté donde esté. Me relaja y me gusta mucho. Se tiene tiempo cuando uno renuncia a cosas. Dejé de esquiar cuando me fui de Granada y eso me da mucho tiempo. No navego ni cazo ni esas cosas con lo cual prácticamente mis aficiones son bastante cerca de casa todas.

P: ¿Volverás a Granada cuando te retires?

R: Pues no lo sé. Me encantaría. Estoy pasando ya mucho tiempo en Granada, según mi mujer demasiado, pero sí que es cierto que es una ciudad preciosa para pasar más tiempo. Mi familia y mis hijos están más en Madrid que aquí, o sea, que sería arrancarse de allí. Pero tampoco está tan lejos. Se puede combinar. Sería fenomenal que el AVE durara dos horas en vez de cuatro y media.

P: Sería fantástico que tuviéramos mejores comunicaciones, que no hemos hablado de eso, pero es uno de los lastres que Granada tiene.

R: Sin duda. Y es un placer estar aquí y quiero dar las gracias a Granada, en general, y a su alcaldesa, que me ha invitado a lo de la capitalidad cultural europea, porque me hace mucha ilusión. Lo podemos hacer muy bien, tenemos que creérnoslo. No es que seamos superiores a nadie, pero desde luego no creo que seamos inferiores ni a Burgos, Toledo, Cáceres, Jerez o Las Palmas. Tenemos que hacerlo.







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