De Casa Ágreda y otros demonios
Que el Partido Popular en la ciudad de Granada siempre ha mostrado una diligencia exquisita en la gestión del patrimonio público, y en particular del que tiene valor histórico y cultural, es algo de sobra conocido. Ahí está la venta de fracasada de Casa Ágreda, por poner un ejemplo. Digamos que el PP siempre hizo con su mano derecha lo contrario de lo que predicaba: Sevilla nos roba, mientras ellos en Granada malvendían una de las más notables casas palaciales del s. XVI.
Realmente, entre los años 2003 y 2015, el PP trató mal el patrimonio municipal construido y dejó de lado todos los bienes pictóricos, escultóricos, etc., que posee. La Ley le obligaba al Ayuntamiento a mantener un inventario, pero más allá de eso, nada de nada. A pesar de sus ricos bienes, no ha habido un lugar donde exponerlos y trabajar al tiempo la investigación y la colaboración con entidades públicas y privadas en pos del desarrollo de nuestros valores culturales, incluyendo a los artistas locales. Era mucho mejor el debate del Banco de España. Eso sí daba rédito político y generaba otra estéril polémica entre partidos que rellenaba hojas y hojas de periódicos. Y todo ello dejando morir la Casa Ágreda. Hábilmente, soslayaba el PP su responsabilidad como tantas veces hizo durante la pasada década.
La verdad es que la historia de la venta de Casa Ágreda no deja de ser rocambolesca. Digamos que todo apuntaba a que se produjo un apretón de manos entre los responsables del PP y una ONG sin presencia ni reconocimiento social alguno en nuestra ciudad. Ambas partes cerraron la venta y, a posteriori, pues se puso en marcha un procedimiento administrativo que lo hiciera efectivo. Y, ¡oh, sorpresa!, esta ONG fue la única entidad que se presentó al concurso.
La ciudadanía, a través de diferentes plataformas, y los grupos municipales de la oposición, abrazaron simbólicamente este bien porque evidentemente era una locura su venta.
Nada más llegar el PSOE al gobierno echamos mano de los compromisos de venta entre las partes -Ayuntamiento y ONG- y descubrimos que el plazo otorgado a la ONG para la presentación de un proyecto de rehabilitación se había acabado. A partir de ahí, se inició todo un tortuoso procedimiento administrativo para que la Casa Agreda retornara a manos de Granada que derivó en un procedimiento civil que el Juzgado falló a favor del Ayuntamiento hace algunas semanas y que devuelve, por fin, este inmueble a sus propietarios: nuestra ciudad.
Queda ahora lo más importante, que el Ayuntamiento exija responsabilidades de mantenimiento a esta ONG durante los años en los que sus responsables tenían las llaves del bien y que el alcalde encargue un proyecto para su rehabilitación con el fin de que ese espacio sea la sede del Museo de la Ciudad. Desgraciadamente, y después del rídiculo de devolución de las ayudas europeas para el empleo, difícilmente la ciudad obtendrá dinero europeo, pero la venta de parcelas que se produjo a final del anterior mandato, hace que la ciudad tenga dinero para convertir este espacio en un museo que la ciudad necesita. Hace falta que el Sr. Alcalde se olvide de hacer oposición a la oposición y escuchar a la ciudadanía. Más Casa Ágreda y menos demonios con la oposición. Seguro que Granada gana.