De la euforia al desencanto en siete jornadas
El Granada CF encadenó el pasado sábado en La Rosaleda su tercera derrota consecutiva en un encuentro en el que se pasó de un fútbol atrevido en los primeros 15 minutos, a un juego con poca apuesta ofensiva en el resto del partido
Tras la séptima jornada de liga, en la que el Granada CF acabó derrotado ante un Málaga que apostó por el balón y el ataque, el conjunto nazarí queda situado en la decimotercera posición de la tabla clasificatoria con ocho puntos.
En estos siete encuentros, las sensaciones dejadas por los rojiblancos han pasado de la euforia al desencanto, tanto por los resultados como por el juego ofrecido. Lo que fue un inicio de liga muy prometedor, con unos resultados casi históricos para el Granada, se ha convertido en una continuación de campeonato que la afición está viviendo con cierta desilusión, con un juego desplegado en las tres últimas jornadas que no termina de convencer.
Muestra de ello fue el partido del pasado sábado en el estadio de Martiricos, donde el conjunto de Caparrós tuvo un comienzo de partido a un buen nivel, pero se fue diluyendo a medida que pasaban los minutos.
El inicio eléctrico de Rochina, quien se fabricó una jugada que acabó en el disparo que tras rechazar Kameni culminó con el tanto de El Arabi a los 46 segundos del pitido inicial de la contienda, es un fiel reflejo de lo ocurrido en los dos últimos partidos, en los que el Granada siempre ha ido de más a menos.
Tras 15 minutos de buen juego presionando arriba y con mucha movilidad, los nazaríes se fueron encerrando atrás y el Málaga se hizo con los mandos del partido. Errores arbitrales al margen, los cuales fueron de bulto e influyeron en el resultado final, hay que mencionar que los rojiblancos no supieron aprovechar una renta de un gol nada más comenzar el choque para terminar imponiéndose en el tanteador. Los de Caparrós no supieron matar el encuentro.
Y es que no se conoce bien el porqué de este comportamiento del equipo que está dejando fríos a propios y extraños. El Málaga CF, hasta la expulsión de Angeleri, fue capaz de mantener encerrado en su campo al Granada, que dejó una incipiente sensación de que sus futbolistas estaban mal físicamente, algo difícil de entender después de haber realizado una pretemporada en la que todos los jugadores han cogido un buen fondo.
Por otra parte, tampoco se entiende bien que la actitud del equipo sea menos ambiciosa, dado el carácter que el míster Caparrós imprime a los suyos siempre es de absoluta intensidad y competitividad. No obstante, los nazaríes en La Rosaleda no volvieron a buscar el ataque hasta que no se vieron en superioridad numérica y, cuando lo hicieron, encontraron pocas soluciones en la creación, tal vez movidos por la ansiedad de ir perdiendo por un tanto de penalti inexistente.
Además, los cambios, algo en lo que siempre había acertado el de Utrera, tampoco ofrecieron una mejoría palpable sobre lo que había en el terreno de juego. Si bien Rochina ya había desaparecido físicamente en el minuto 60 y dejó de aportar en el ataque, el refresco de Sissoko en la izquierda presumía una línea más conservadora, en lugar de dar un paso adelante y buscar la victoria.
Tampoco se conocen los motivos por los que Piti, futbolista llamado a ser uno de los jugadores más desequilibrantes de este equipo, no termina de arrancar. El atacante catalán es uno de los jugadores más talentosos y con más pegada de la plantilla, pero aún no ha mostrado su nivel desde que llegó al Granada.
Así, sin socios en la media, Fran Rico se ha visto con pocas posibilidades, obligado a lanzar balones largos a los delanteros, línea donde el fijo es El Arabi, cuyo trabajo de delantero de briega le mantiene alejado de las posiciones de remate en muchas ocasiones, mientras que Córdoba o Success se pelean contra el mundo en sus intentos por perforar las metas contrarias.
Así las cosas, sin razón aparente que haga que el rendimiento del Granada CF haya ido de más a menos en estas siete jornadas, el equipo de Caparrós ha entrado en una racha negativa de tres derrotas consecutivas, mas con la imagen de un equipo que puede con todo en los comienzos de sus enfrentamientos, pero que no encuentra adaptación a lo que los partidos van requiriendo. Esta falta de oficio es lo que está llevando a que la afición no comulgue con el actual juego reservado del conjunto nazarí