Demuestran que los carnívoros no comen carroña de la misma especie para no contraer enfermedades

La expresión parece haberse originado a partir de observaciones empíricas sobre la aversión de los animales carnívoros a comer cadáveres de otros carnívoros

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Un equipo internacional de investigadores, liderado por la Universidad de Granada, ha comprobado que los carnívoros no comen carroña de otros de su misma especie para no aumentar la probabilidad de contraer patógenos que pudieran hacer peligrar su vida.

Este trabajo, en el que también participan las universidades de Berkeley (Estados Unidos), Murcia y Miguel Hernández, ha sido publicado en la revista científica 'Journal of Animal Ecology' y aporta nuevos datos sobre el refrán "come no come perro", cuyo origen se remonta al menos a los tiempos de la antigua Roma ("Canis caninam non est").

La expresión parece haberse originado a partir de observaciones empíricas sobre la aversión de los animales carnívoros a comer cadáveres de otros carnívoros.

El investigador del departamento de Zoología de la Universidad de Granada Marcos Moleón ha explicado que, para un animal carnívoro, como por ejemplo un zorro o una garduña, comer carroña de otro carnívoro, especialmente si es de su misma especie, incrementa la probabilidad de contraer patógenos que podrían hacer peligrar su vida.

Para llevar a cabo este trabajo, los investigadores monitorizaron y estudiaron durante los meses de invierno de varios años entre 2005 y 2016 un total de 89 cadáveres de animales carnívoros y herbívoros de dos regiones distintas del sureste de España --sierras de Espuña y Cazorla--, a los que vigilaron con una serie de cámaras automáticas que se disparan al detectar movimiento.

También se realizó un experimento de campo en el que trozos de carne de carnívoro y herbívoro, aparentemente idénticos, se dispusieron en distintos sectores de Sierra Espuña para comprobar si los animales carnívoros pueden "oler el riesgo". Esta información fue complementada mediante modelos matemáticos que simulan cómo evoluciona el comportamiento alimenticio cuando a hipotéticos animales carnívoros se les ofrece carroña de ambos tipos.

A lo largo de la evolución, los carnívoros han "aprendido" a discriminar, probablemente por el olor, la carroña segura de la de riesgo. "Esta relación coevolutiva entre los carnívoros y sus parásitos no había sido descrita hasta el momento, e indica que los cadáveres de carnívoros juegan un papel muy diferente al de otros animales en los ecosistemas", ha señalado el investigador de la UGR.