Deporte, dieta mediterránea y vida saludable: el mejor tratamiento para evitar un infarto
Concepción Correa es Jefa de servicio y directora de UGC de Cardiología de HUSC en Granada, y ha querido compartir con los lectores de Granadadigital algunos consejos interesantes para el cuidado de nuestro corazón y evitar enfermedades cardíacas. Licenciada en Medicina por la Universidad de Granada, también es vocal del Comité Deontológico del Colegio Oficial de Médicos de Granada; miembro fundadora de la Sociedad Andaluza de Bioética, ha formado parte del comité de Ética e Investigación del H.U. San Cecilio y de la comisión permanente, hasta hoy.
¿Cuál es el principal causa para sufrir un episodio cardíaco?
A día de hoy, sin duda alguna, el estrés se ha convertido en un problema muy importante para nuestro corazón. Evidentemente, sin tener en cuenta factores hereditarios que predispongan al paciente a sufrir algún tipo de episodio isquémico, esta es una de las principales causas que pueden derivar en el tan temido infarto. Existe, especialmente, en una personalidad del Tipo A caracterizada por ser perfeccionista, estresada o controladora, que suelen ser las más afectados por enfermedades del corazón. Debido al estrés, los pacientes cardíacos cada vez son más jóvenes. Hasta hace unos años, tener problemas coronarios en la década de los 30, era muy inusual, sin embargo, esa situación ha cambiado considerablemente en la actualidad.
¿Qué recomendaría para que nuestro corazón lleve una vida saludable?
Ejercicio físico diario y reglado, y caminar es lo mejor. Lo ideal sería una hora diaria, recorriendo 6 kilómetros. Puede parecer complicado, pero es muy sano. La dieta mediterránea, con la ingesta de pocas grasas animales, rica en pescado azul, vegetales y legumbres, y para redondearlo todo no abusar del tabaco ni el alcohol. En el caso de las personas con factores de riesgo como dislipemia, hipertensión, o diabetes es fundamental, además, someterse a unos controles periódicos.
¿Cuáles son los principales síntomas de un infarto?
Generalmente, dolor intenso en el centro del pecho, opresivo, que se puede irradiar al cuello, mandíbula, espalda, hombros, un brazo o los dos. Se acompaña de sudoración excesiva, sensación de mareo y de muerte inminente. También hay otros cuadros menos intensos que pueden derivar en problemas secundarios.
¿Qué personas son las que están más predispuestas a sufrir un cuadro de este tipo?
Sin duda alguna, en primer lugar aquellas que tienen antecedentes familiares. Si con 25 años una persona sufre un infarto, puede deberse a un problema previo, como una malformación en las arterias por ejemplo. Pero la horquilla poblacional de riesgo más importante es la que va de los 40 a 60 años, en el caso de los varones, y de los 45 a 55 años, para las mujeres.
¿Se puede prevenir un infarto?
Existen dos tipos de niveles en cuanto a la prevención. Hablamos de prevención primaria, cuando nos referimos a hábitos de vida saludables, y en este campo englobamos todo lo relacionado con ejercicio físico y dieta mediterránea. Y existe una prevención secundaria que afecta directamente a las pacientes que ya han tenido un evento isquémico. Cuando están hospitalizados, dos días a la semana, un enfermero y un terapeuta del programa de Prevención Secundaria y Rehabilitación Cardíaca celebran charlas educativas en las que se explican temas tan generales, como qué es el corazón, su funcionamiento y lo que les está pasando. Después, es posible que estos pacientes se acojan a un protocolo de atención terciaria, en el que se hacen rutinas personalizadas. Pero, en este caso, ya se trata de una opción voluntaria.
¿Qué cuidados debe tener una persona que ha sufrido un infarto?
Fundamentalmente, las revisiones periódicas establecidas por su equipo médico. Y a partir de ahí, retomar un poco los consejos explicados con anterioridad, como son los hábitos de vida saludables. En esta fase de la recuperación es muy importante el entorno familiar. En ocasiones la familia se suele poner bastante nerviosa, porque la palabra infarto tiene, por tradición, asociadas una serie de connotaciones muy negativas, pero es básico que el núcleo más cercano apoye al paciente cambiando hábitos de vida. Una buena opción es la Asociación de Pacientes Cardíacos, porque suponen un apoyo desde dentro de la patología. Y, personalmente, si no se debe a patologías adquiridas, es muy importante dejar a un lado el estrés.