El fútbol base granadino llora la muerte de Antonio, histórico conserje del Campo Miguel Prieto

'El Pulpo', como era conocido cariñosamente, vivió una vida dedicada a la cantera de la ciudad y cuidó del recinto durante casi un cuarto de siglo

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Antonio Álvarez, 'el Pulpo' | Foto: Remitida
Quique Briz Farran
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Afable, querido y vinculado toda su vida al fútbol modesto. Así es como el entorno de Antonio Álvarez, conserje del durante prácticamente un cuarto de siglo del campo Miguel Prieto, el conocido estadio de la Federación Granadina, define a su persona. El jueves 24 de noviembre, el luto invadió el fútbol base granadino a causa del fallecimiento de 'el Pulpo', el apodo con el que todo el mundo lo conocía.

La vida de Antonio ha estado siempre vinculada al fútbol granadino. Sin mujer ni hijos, en su época laboral era pintor, aunque siempre mantuvo una relación con este deporte de una manera u otra. Su trabajo lo compaginaba con cargos directivos en distintos clubes del Zaidín, con los que siempre estuvo abierto a colaborar. Cuando se jubiló, pasó a ser el conserje del campo Miguel Prieto. Su estrecho vínculo con este mundo era tal que hasta vivió dentro del recinto durante los 24 años que ocupó este cargo.

Antonio Huertas, directivo de la Federación Andaluza de Fútbol, ha sido una persona muy cercana a 'el Pulpo'. Cuando tenía 18 años, él le contrató como portero en el Club Deportivo Zaidín, y desde entonces siempre trabajaron juntos. En los últimos años, como Huertas se encarga del campo Miguel Prieto, ha sido quien ha velado por el bienestar del conserje. De él asegura que era afable, pero que también tenía su carácter. "Tú le pedías algo y lo primero que te decía era que no. Sin embargo, luego lo acababa haciendo", apunta. "Si pedías que encendiese las luces del campo, te decía que no porque todavía se veía, pero al mismo tiempo estaba yendo a encenderlas".

Más allá de su trabajo de pintor, la vida de 'el Pulpo' era el fútbol, deporte al que se dedicó toda su vida. Presenció la inauguración del campo de la Federación en los años sesenta, y desde entonces nunca se separó de ese lugar. Enrique Rodríguez, exsecretario del CD Zaidín, asegura de él que "siempre ha colaborado en el fútbol granadino". "Se fundía casi todo lo que ganaba en los clubes, porque le encantaba". De presidente, de coordinador o de delegado, siempre estuvo a disposición de todos los clubes para ayudar. "Alguna vez íbamos a la cantina a tomarnos algo con él tras acabar los partidos. Estaba contento si alguno de los equipos del barrio había ganado", cuenta.

Rodríguez coincide con Huertas en cuanto al carácter que tenía 'el Pulpo'. "De conserje, era un hombre mayor que tenía su carácter. Siempre le daba por vigilarlo todo, que los niños no se subiesen a las porterías… La gente que no lo conocía o que venía de fuera podía pensar: qué 'malafollá' tiene este tío…", asegura. Sin embargo, "quien lo conocía profundamente sabía que era un tío genial", sentencia.

El hecho de vivir en el mismo recinto hace que no se entienda un campo Miguel Prieto sin su figura. "Cuando cumplió 65 años dejó de ser trabajador de la federación. Pero al estar solo, la entidad le hizo firmar una documentación en la que le cedían la casa para que viviera dentro del complejo", explica Huertas. El otro día estuvo en el campo y asegura que "se hace raro no ver a Antonio en la puerta de su casa. Él ha vivido por la Federación y para la Federación". Del mismo modo lo explica Rodríguez. "Se hará raro no verle, ha dejado un gran hueco. Los que hemos trabajado con él lo vamos a extrañar muchísimo", cuenta.

El jueves 17 de noviembre, 'El Pulpo' fue hospitalizado. "Los vecinos me llamaron de que las luces del campo no se habían apagado", explica Huertas. Apenas una semana después, falleció para dejar un vacío enorme en el fútbol granadino y en el campo Miguel Prieto, que ya no será lo mismo sin su presencia.