Desarrollan un nuevo método de detección y control de las malas hierbas en los cultivos agrícolas

Plantas de Conyza sumatrensis en una parcela de cítricos de la provincia de Huelva
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Investigadores de los departamentos de Mejora Genética Vegetal del Instituto de Agricultura Sostenible (IAS) y de Química Agrícola y Edafología de la Universidad de Córdoba (UCO), perteneciente al Campus de Excelencia Internacional en Agroalimentación CeiA3, han desarrollado el primer estudio internacional donde se describen los mecanismos de resistencia de algunas malas hierbas a la acción del herbicida glifosato, un producto muy extendido en agricultura para la eliminación de la maleza en los cultivos leñosos. En concreto, los investigadores se han centrado en describir cuáles son los mecanismos de defensa de la Conyza sumatrensis, una de las amenazas más comunes y dañinas en el sector agrario de Andalucía Occidental y la Comunidad Valenciana.

En el artículo ‘First evidence for a target site mutation in the EPSPS2 gene in glyphosate-resistant Sumatran fleabane from citrus orchards’, publicado en la revista Agronomy for Sustainable Development, el equipo de expertos ha detallado cuáles son los mecanismos de protección de la Conyza sumatrensis cuando esta mala hierba tiene que ‘enfrentarse’ a la acción del herbicida glifosato. “Los resultados señalan que sus principales factores de resistencia están basados en una mutación genética. En este sentido, hemos identificado y analizado el comportamiento de la Conyza sumatrensis, una especie que hasta ahora nunca se había estudiado y que además es la primera responsable de la escasa eficacia del glifosato en determinados cultivos agrícolas”, explica a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Córdoba Rafael De Prado.

En este sentido, los ensayos se desarrollaron en un terreno de cítricos situado en la provincia de Huelva. “En primer lugar, tras efectuar una exploración del campo y recogimos las semillas de una población de Conyza sumatrensis donde previamente se había aplicado herbicida glifosato durante al menos diez años. Posteriormente, seleccionamos y tomamos una segunda muestra de semillas de esta mala hierba procedentes de la misma región, aunque éstas habían permanecido durante un año en un invernadero y siempre en condiciones controladas de laboratorio”, sostiene el investigador.