El desierto que atraviesan los parados mayores de 50 años: "Se pasa mal porque el tiempo te castiga"
Miguel Puerta es un granadino que vive una situación que el Defensor del Ciudadano califica de "drama psicológico, económico y social"
“Es una tragedia personal tener cincuenta y pocos años y levantarse cada mañana esperando que suene el teléfono y alguien te convoque a una entrevista de trabajo; un drama andar a la espera de un subsidio y una pesadilla, ponerse a la búsqueda de una oportunidad que nunca llega porque los jóvenes pueden resultar menos costosos o están mejor vistos para algunas empresas”. Son palabras de Manuel Martín, Defensor del Ciudadano de Granada. El portavoz de las preocupaciones de la población incide en la necesidad de "medidas urgentes" para hacer frente a una dificultad que asola a personas como Miguel Puerta, un granadino de 63 años que vive esta odisea de ser un parado mayor de 50 años.
Miguel dedicó más de tres décadas de su trayectoria laboral a la venta de muebles. Pasó por distintas empresas y no paró nunca de trabajar hasta 2013. Este hombre señala que la reforma laboral de 2012 fue clave en su "despido objetivo". Tras quedarse sin empleo, llegó a realizar una sustitución en una tienda de muebles, pero esa ha sido su última experiencia. "He echado currículum en muchísimas empresas. Tengo 63 años y a partir de los 50 y tantos ya nadie quiere tenerte porque piensan que vas a tener problemas o achaques", lamenta. En su búsqueda, la mayoría de procesos han sido telemáticos y únicamente llegó a una entrevista presencial "en un almacén y sobre un palé de cajas de leche".
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El valor de la experiencia y la necesidad de un "sueldo digno"
El afectado por esta tendencia que afecta a mayores de 50 años piensa que se tiene "poco en cuenta" la experiencia que atesoran perfiles como el suyo. "No tienen en cuenta realmente el valor de una persona profesional", agrega. Miguel relata que trató de encontrar acomodo en una famosa empresa de muebles cuando aterrizó en Granada, pero que, tras no recibir respuesta positiva, se acercó un día a sus instalaciones y vio que ningún empleado tenía una edad cercana a la suya. Asimismo, extraña los tiempos en los que él y otros vendedores disfrutaban de un mercado laboral ajetreado e incluso con posibilidad de cambiar de compañía ante una oferta mejor. Por otro lado, explica que cuando uno cumple años "necesitas un sueldo digno" porque "en torno a ti hay muchos gastos". "La gente joven que tiene menos necesidades y es más fácil de contar con ellos", opina.
Desde su punto de vista, hay una falta de "planes de empleo dedicados" a mayores de 50 años. Además, hace hincapié en los 52 años, edad en la que llega "la prestación por desempleo". "Pienso que a partir de los 52 años deberían de dar facilidades para que contraten a esta gente. En vez de darle una prestación, vamos a darle facilidades a los empresarios para que contraten", manifiesta Miguel. Actualmente, cobra 480 euros mensuales que le hacen ir más que apretado.
El "castigo" del tiempo
El granadino confiesa que hay un desgaste notable "cuando has echado 100 o 200 currículum y no te ha contestado nadie". "Cuando llevas ya mucho tiempo en el paro y ves más negativo conseguir un empleo digno, una de las cosas que te castiga bastante es el tiempo", añade. Por otro lado, esta difícil situación se traslada también al aspecto social. Cuando uno se encuentra con un conocido y le pregunta por sus ocupaciones actuales lo hace sin maldad ninguna, pero para personas como Miguel es una conversación complicada. Así lo ve también Manuel Martín, quien sostiene que “estar fuera del mercado laboral provoca en los afectados sentimientos de culpa, sensación de inutilidad y un gran miedo a no poder salir adelante, un temor grande al futuro de la familia y al propio”.
Tras tantos años de travesía por el desierto, Miguel mantiene la esperanza de poder encontrar un puesto de trabajo para no tener que esperar al 2026, año en el que puede jubilarse al 100%. "Yo estoy deseando", asevera. Su fe está sustentada en su saber sobre el comercio, pues asegura que "hay que conocer ese arte para seducir al cliente". La ilusión de Miguel Puerta es tener la oportunidad de volver a mostrar su valía para conquistar.
El Defensor del Ciudadano de Granada afirma que en este problema social no existe un único perfil porque “hay mujeres y hombres, con mayor o menor preparación, con hipoteca y sin ella, con apoyo de familiares y sin redes a las que acceder, pero todos tienen deseo y necesidad de ponerse manos a la obra cuanto antes”. Además, señala que "si no se actúa de manera efectiva a los mayores de 50 se les está condenando a un paro de larga duración e indefinido” que genera un "drama psicológico, económico y social". La reivindicación de Manuel Martín es que las medidas que reclama lleguen pronto desde las instituciones para que personas como Miguel encuentren un halo de luz para su vida laboral.