Despedidas de solteras, ¡sí!
Hola. Lo primero, siento haber estado tan perdida, pero el trabajo a veces te ocupa demasiado tiempo, Pero bueno, ya estoy por aquí…
Y algo reivindicativa, ¡Sí a las despedidas de soltera! Vale, ya sé que todo lo que se lee es malo, malo, malísimo. Pero también lo hay bueno, para la economía de nuestra ciudad, y para muchos otros, como yo, que trabajamos con ellas.
Primero os hablo de lo bueno y luego vamos a la parte que tanto molesta por las calles de nuestra ciudad.
Por ejemplo, un grupo de 11 chicas que viajan a Granada para la despedida de soltera, vienen desde Madrid, Barcelona, Badajoz, Murcia, Huelva etcétera. Suelen viajar en transporte público, se alojan en la ciudad mínimo dos noches y contratan con empresas granadinas todas las actividades que van a realizar esos días: restauración, actividades lúdicas, culturales. Si pensáis un poco, seguro que conocéis a alguien que tiene un negocio donde acuden despedidas (escape room, paintball, spa, restaurantes, tuppersex, fotografía, pasteleros, discotecas...) Creo que ya os hacéis la idea del número aproximado de granaínos que, como yo, trabajan con despedidas.
Pero no todo es dinero, también hay algo feo y no lo voy a negar. A veces, el exceso de alcohol hace que se cierta gente se comporte de modo muy desagradable, en las calles y discotecas. Algunas son escandalosas y suelen perder los papeles.
Ehhh, sé que estáis asintiendo, pero las empresas que se dedican a este negocio están renovándose y mejorando. Yo, desde mi humilde opinión, les pediría que ampliaran las actividades a realizar, Granada es una ciudad muy hermosa, añadir algo de cultura no estaría mal.
Bueno y ya me despido sin olvidar que un TupperSex en una despedida de solteras es, como siempre, un momento de charla de ampliar conocimientos, de ver nuestra sexualidad con un poco mas de detalle, siempre entre risas y confidencias.
El sexo forma parte de la naturaleza. Y yo me llevo de maravilla con la naturaleza – Marilyn Monroe
Si el sexo no fuese la cosa más importante de la vida, el Génesis no empezaría por ahí – Cesare Pavese