"Nuestro gran éxito en la vida ha sido tomar la decisión de adoptar"
José Antonio y Maite, una pareja de Granada, cuentan en el Día Mundial de la Adopción cómo fue la llegada de sus hijas Ana y Julia y cómo han tratado este asunto con ellas
"Mi gran éxito en la vida ha sido tomar la decisión de adoptar". Así resume José Antonio, junto a su mujer Maite, su historia como padres adoptivos. Su hijas, Ana y Julia tienen ya 19 y 15 años respectivamente y proceden de China, aunque como su madre explica, "desde siempre ha parecido que han nacido aquí". En el Día Mundial de la Adopción, esta familia que desprende felicidad y amor con solo mirarlos, recuerdan cómo ha sido el proceso desde el momento que tomaron la decisión que cambiaría sus vidas para siempre y de la cual no se arrepienten ni se arrepentirán jamás.
José Antonio y Maite descubrieron que no podían ser padres bilógicos, lo intentaron, pero no dio frutos. Aunque la idea de no poder tener hijos no era algo que les quitase el sueño, la opción de adoptar y aumentar su familia pasó por sus cabezas. Como en cualquier proceso de adopción, se pasa por una serie de charlas y entrevistas con psicólogos y trabajadores sociales. Este tramo, que para muchos es el más tedioso y el que te hace pensar que el camino será más largo de lo esperado, a ellos solo les dio ánimos para continuar. "Nos daba un poco de miedo al principio, no sabíamos como se iba a desarrollar todo, pero tiempo después es lo mejor que podríamos haber hecho en nuestras vidas".
Con 38 y 39 años, respectivamente, la pareja recibió a la primera de sus hijas, Ana. Tuvieron que viajar a China para terminar de formalizar los documentos pertinentes y para poder abrazar a la que por fin sería su pequeña. Maite cuenta con alegría y cierta añoranza lo que ocurrió cuando vieron por primera vez a su hija. "Estábamos todos los padres que íbamos a adoptar esperando en una sala. Te iban llamando poco a poco y, conforme iban pasando las parejas, veías que todos los niños comenzaban a llorar. Sin embargo, Ana nada más vernos le tiró los brazos a mi marido. No soló ni una lágrima, fue como una conexión inmediata con nosotros". De vuelta a España, José Antonio y Maite sintieron que en su hogar aun había hueco para una pequeña más. "Tuvimos a Ana en junio y en septiembre ya empezamos la solicitud para volver a adoptar". Aunque el segundo proceso fue algo más largo, porque en China se complicó un poco más el tema de la adopción, la espera mereció la pena, pues cuatro años después llegaría Julia.
El tabú de confesar a los hijos que son adoptados
Son muchos los padres que eligen guardar como un secreto el hecho de que sus hijos no son biológicos. Sin embargo, José Antonio y Maite han tenido desde un primer momento una claridad y naturalidad absoluta con Ana y Julia sobre este asunto. "Desde el primer momento hemos tenido este tema muy integrado en nuestras vidas. Cualquier cosa que hayan tenido o querido saber, preguntar o charlar sobre esto, nunca ha sido un problema".
Esa naturalidad con la que estos padres han hablado sobre la adopción con sus hijas ha hecho que tanto Ana como Julia lleven una vida sin preguntas por contestar. "Todo depende de la familia en la que estés y como lo lleven tus padres. Yo conozco una chica que también es adoptada y cuando le preguntaban por eso se echaba a llorar, en su casa no lo habían tratado con naturalidad. A nosotras por suerte nos lo han contado desde pequeñas y lo vemos como algo muy normal".
Cuando un pequeño desconoce parte de su historia surgen infinidad de preguntas. ¿De dónde vienen? ¿Quiénes son sus padres biológicos? ¿Por qué lo dieron en adopción? Una serie de cuestiones que, en esta familia, nunca han sido necesarias. "Nos hemos dado tanto cariño mutuamente que no han tenido que preguntar nada. Les hemos hecho ver que somos sus padres, adoptivos sí, pero sus padres. Los que las han querido y criado. Nos hemos abierto con ellas y hemos estado para todo lo que han necesitado. Nunca han tenido ningún problema para hablar con nosotros sobre cualquier asunto, ni tampoco con ser adoptadas, nunca se han sentido excluidas", explica Maite.
José Antonio, Maite, Ana y Julia forman una familia preciosa, abierta y muy unida. La adopción de las pequeñas hace ya muchos años fue lo mejor que le pudo ocurrir a esta pareja, es por eso que repiten una y otra vez que "jamás nos arrepentiremos de aquella decisión" y por lo que animan a todos a adoptar. "Muchas parejas tienen la necesidad de ser padres, de compartir un proyecto de vida y de dar una oportunidad a esos niños, pero no me quedo solo en eso, en la oportunidad que se da. Me gusta normalizarlo. Que no se queden con esa espinita, existen otras vías, otras posibilidades. Aquellos que tengan algún tipo de duda que no se lo piensen, se puede ser padre de muchas formas y yo, personalmente, estoy súper orgullosa de mis hijas y de la familia que hemos formado".