Día Mundial del Cáncer de Mama: "Hice una fiesta para despedir el pelo que me había acompañado durante 29 años"

Lucía Puerta y Belén Illescas son dos mujeres guerreras que han tenido que lidiar con este tumor en su vida

Cancer de mama
El 19 de octubre se celebra esta jornada dedicada a concienciar sobre la prevención del cáncer de mama | Foto: Remitida
Elena Parra
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Este sábado 19 de octubre se celebra el Día Mundial del Cáncer de Mama, una jornada que busca concienciar a la población acerca de la importancia de esta enfermedad y promover que más mujeres se realicen un diagnóstico para prevenir su desarrollo. El cáncer de mama es el tumor más diagnosticado del mundo según el Centro de Investigaciones sobre el cáncer (IARC).

Los últimos datos recogidos por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), exponen que este 2024 se han diagnosticado 36.395 nuevos casos de cáncer de mama, siendo este tipo de tumor más frecuente entre las mujeres por delante del cáncer colón, de pulmón, cuerpo uterino, tiroides y páncreas.

En el trascurso de esta jornada, resulta crucial poner el foco en las personas que enfrentan diariamente esta enfermedad. Reconocer las historias de quienes, detrás de un diagnóstico, siguen viviendo su vida con la fortaleza, el miedo y la esperanza de superar uno de sus mayores obstáculos. Una carrera de fondo para la que nadie está preparado y que llega sin avisar, robando parte de la esencia, el tiempo y la vitalidad de quien jamás pensó que le tocaría.

Belén Illescas descubrió que tenía cáncer cuando estaba amamantando a su hijo de dos años

Esta es la historia de Belén, una mamá de tres hijos que descubrió su enfermedad cuando estaba amamantando a su pequeño de dos años. "Fue en 2015, un día me levanté para darle el pecho a mi hijo y me noté un bulto pequeño en el pecho", recuerda esta mujer. Belén, como muchas, no le dio importancia a ese bulto, "pensaba que podría ser de la misma lactancia, pero con el paso del tiempo me di cuenta de que algo no iba bien". Acudió a consulta y recibió la noticia "fue un golpe muy duro".

Al recordar su proceso no puede evitar emocionarse, "fue un palo muy grande", reitera. De todo lo vivido, Belén recuerda especialmente la quimioterapia: "Yo había vivido muy de cerca, en un familiar, cómo era el proceso de la quimio, tenía mucho miedo". "Las primeras sesiones no son tan duras, pero a medida que vas avanzando empieza a hacer mella, el segundo día ya se me caía el pelo, es algo muy traumático", comenta.

"Me levantaba por las mañanas y veía los mechones en la almohada, era algo horroroso", explica y reconoce que "raparme la cabeza para mí fue una liberación total". Una de las anécdotas que más le marcó fue cuando sus hijos le propusieron raparse también: "Me dijeron 'mamá no estés triste, si quieres nos afeitamos todos la cabeza en casa', esas palabras no las olvidaré jamás". Belén es expaciente de cáncer, aunque aún recuerda los dolores de cabeza, las náuseas, las llagas en la boca y cada uno de los efectos secundarios de la quimio que se adueñó de su vida durante nueve meses.

En el lado positivo de todo su proceso de "sanación" subraya el apoyo que encontró en el camino, "un autobús venía a recogerme cada vez que me tocaba sesión de quimio y allí conocí a otras mujeres que estaban pasando por lo mismo, pude estrechar lazos con gente que vivía el cáncer con diagnósticos mucho más duros que el mío". "Fue una experiencia muy dura, pero también bonita porque pude empatizar con mucha gente".

El diagnóstico de Belén llegó cuando tenía 41 años, en 2015. Hacía dos años que acababa de ser mamá de su tercer hijo. Todavía retiene en la memoria como su "pequeño ángel", así es como se refiere a su hijo, se agolpaba a los pies de su cama cuando ella llegaba destrozada de la quimio, llenándola de besos y abrazos, "fue mi salvación en aquellos momentos", incide.

Pese a todo lo malo hoy se siente "muy agradecida de poder contarlo" y reitera que "hay mucha esperanza". "Para todas aquellas personas que están viviendo un cáncer recordarles que hoy es una sesión menos, que los tratamientos han mejorado muchísimo, que tenemos unos profesionales estupendos y que no pierdan la esperanza, porque nunca se sabe".

Lucía Puerta, la granadina que se despidió de su pelo con una fiesta

Lucía es de esas mujeres tan aferradas a la vida que nunca se imaginaba que, con tan solo 29 años, pudiera tener "un bicho" dentro tratando de llevarse por delante sus inmensas ganas de vivir. "Yo estaba bien, empezaba mis vacaciones y me noté una mama más durilla de lo normal", relata esta joven. En aquel momento, Lucía se encontraba con su madre hablando de lo que tenía planeado para sus vacaciones y la preocupación de su madre la llevaron a acudir a urgencias, "si hubiera estado con mi novio en la playa, ni le doy importancia", reconoce.

En la primera consulta se dio cuenta de que algo no iba bien, "yo escuché como la especialista le decía al médico 'pienso igual que tú', y me alarmé". Las caras del doctor alertaron a Lucía de que ese bulto que se había notado no era algo bueno, "el médico me cogió la mano y me dijo que mejor íbamos a hacer la mamografía". En ese momento cuenta que se echó a llorar irremediablemente, "nadie me decía nada, ni si era algo bueno o si era malo, me daban cita para el 25 de agosto, tenía que esperarme 20 días con esta incertidumbre". Por suerte la joven cuenta con un seguro privado, esto le permitió acortar los tiempos en su detección de la enfermedad.

Tras varias consultas y sin el diagnóstico en la mano, Lucía envió un mensaje a sus familiares y amigos sobre su situación: "Les dije a toda la familia y amigos que estaban pendientes que todo apuntaba a que era malo y que no pasaba nada, que yo estaba preparada y me prepararía".

La joven reconoce que "no quiero que la gente me mire con cara de pena o me pregunte cómo estoy cuando estoy bien". Señala que esta noticia ha caído como "un jarro de agua fría" a su vida: "Yo estaba pensando en ser mamá. Acabo de emprender y pensaba para mí que esto no me podía tocar, a todo el mundo le viene mal una noticia así". Lucía se encontraba en un momento decisivo de su vida, acababa de abrir su academia y quería ser madre próximamente, "yo decía '¿cómo voy a surfear esta tormenta que me viene cuando estoy empezando a despegar?'".

"Ahora de repente tu vida se para, solo deseas cosas que al final terminan pasando y he terminado aceptando que todo lo que me llegue tendré que ir gestionándolo poco a poco", cuenta. Sus vacaciones, sus proyectos y su vida quedaron en espera por unos momentos, aunque Lucía asegura que "este bicho no podrá conmigo" y reconoce que ha aprendido a "vivir el día a día".

La joven reitera que no quiere dejar su trabajo como profesora "me dan la vida"

"Mi oncóloga me pidió que dejara de trabajar, pero ni puedo ni quiero. Soy 'teacher' de niños de 3 años y es que me dan la vida", explica emocionada esta joven. "Yo lo único que pido para afrontar esta enfermedad es normalidad".

Lucía vive en Dúrcal, pueblo donde se ha criado durante toda su vida, como es habitual en las pequeñas localidades las noticias terminan volando. "Un día vino una niña a clase y me dijo, 'fulanita quería apuntarse pero su madre no le ha dejado porque decía que la profesora estaba malita', y le dije 'y tú qué le has dicho', y la niña me respondió 'pues que su madre está equivocada porque la teacher está como una rosa', y yo me partí de risa". La joven asegura que se encuentra bien, aunque pide que "en el momento en el que yo no pueda o no esté bien, sea yo la que lo decida".

Las ganas arrolladoras por seguir viviendo su vida con normalidad han hecho que Lucía comparta su historia a través de las redes sociales. "Yo cuando me enteré de lo que tenía, traté de buscar a mujeres que hubieran vivido lo mismo que yo con mi edad y que quisieran ser madres, y es que no encontré a nadie", destaca. "Necesitaba hablar con alguien que estuviera en mi situación, porque hay cosas que solo lo entienden los que lo estamos padeciendo".

Una fiesta de despedida: 'Sin pelo y a lo loco'

Uno de sus principales temores era perder por completo su melena. "Hice una fiesta para despedir el pelo que me había acompañado durante 29 años, la llamé 'Sin pelo y a lo loco'", comenta orgullosa. A la fiesta invitó a sus más allegados, entre ellos sus padres y amigos, reconoce que fue una ceremonia que no olvidará nunca, "hubo hasta bizcochos de marihuana", dice riéndose.

@luciacookies4 Quería despedir mi pelo de mano de los que sacan la mejor versión de mi misma. Quería sentirme fuerte en un momento tan difícil, y sabía que con ellos me sentiría invencible. #cancer #cancerdemama🎀 #sinpelosyaloloco #AECC #cancersucks #cancerfighter #superacion #canceralos30 #calva #pelucasypostizos #saludmental #guerrera ♬ sonido original - Lucía Cookies

"Fui pensando que sería el día más traumático de mi vida y fue increíblemente bonito y especial", recuerda. Tras raparse la cabeza, todos los invitados sacaron una peluca y con este emocionante gesto arroparon a Lucía en su lucha contra el cáncer de mama.