Diez consejos para dejar "el pañal"

Cómo ayudarles a dejar de usar pañales y aprender a utilizar el orinal o váter si ya están preparados para ello es lo que pretendemos con este artículo

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Controlar los esfínteres es un hito en la vida de los niños más pequeños. Entre los dos y los tres años la mayoría de ellos deja de utilizar los pañales. Sin embargo, este cambio, al igual que los demás en el desarrollo de los menores, no debe convertirse en una obsesión para sus madres. La paciencia debe ser la compañera de viaje en este camino.

Cómo ayudarles a dejar de usar pañales y aprender a utilizar el orinal o váter si ya están preparados para ello es lo que pretendemos con este artículo. En primer lugar, es importante detectar cuatro etapas en el bebé en este camino:

Se hace pis y le resulta indiferente.

Hace pis y avisa posteriormente. En ocasiones quiere quitarse el pañal porque le molesta por lo que distingue entre pañal seco y mojado.

Avisa mientras está haciendo pis, por lo que ya es capaz de identificar el momento.

Avisa antes. Ha conseguido detectar la sensación que le indica que quiere ir al servicio.

Dejar el pañal no es una cuestión de edad, sino de maduración y cada niño tiene la suya, por lo que no debemos intentar hacer que nuestros hijos utilicen el orinal porque algún vecino, primo o amigo ya lo esté haciendo. Normalmente, cuando los niños pasan varios día despertando con el pañal seco suele ser un indicativo de que ya están preparados para dar el siguiente paso. Con una serie de sencillos consejos puede conseguirse sin sufrir conflictos y sin convertirlo en un problema para el niño:

1. Esperar a que estén preparados: desde los 18 meses hay niños que ya pueden dejar el pañal. Hay que estar atento a los indicadores para que cada niño lo haga en su momento más apropiado. Este consejo es básico para empezar con buen pie este proceso que es un auténtico hito para los niños.

2. Ropa cómoda: Si utilizan pantalones o faldas con cinturilla elástica los niños pueden subir y bajarlos, así ellos van cobrando autonomía y se les hace más sencillo acudir al servicio o al orinal. Si coincide con el verano puede también utilizar sandalias de playa que si se mojan pueden lavarse y secarse al momento.

3. Ir paso a paso: Los niños no dejan el pañal de un día para otro. Es como un entrenamiento y cada vez darán mejores resultado. Es importante respetar su ritmo.

4. Sensaciones extrañas: Es la primera vez el niño decide controlar la satisfacción de sus necesidades lo que le produce nuevas emociones. Además, lleva desde que nació con pañal, desprenderse de él le puede hacer sentir incómodo.

5. Convertirlo en un juego: Como todo aprendizaje, es más sencillo jugando y así estará más motivado. Pueden usarse cuentos, historias, paneles con pegatinas, rutinas divertidas para animarle a ir al servicio y para descubrir esas nuevas sensaciones.

6. Perioricidad: Para que se pueda ir acostumbrarlo y mientras llega el momento en que avisa siempre que tiene ganas de hacer pipí, hay animar a los niños a utilizar el orinal cada dos horas más o menos. Así irá adquiriendo el hábito.

7. Imitación: Cuando los niños van a guarderías pueden ver cómo otros utilizan el orinal y si están preparados querrán hacerlo también.

8. Felicitación: En cada etapa hay que reconocerle su capacidad. Así, cuando avise de que se está haciendo pipí o de que acaba de hacérselo en el pañal, hay que celebrarlo para que tome confianza y conciencia de sí mismo. Posteriormente debemos felicitarle cada vez que haga consiga ir al servicio solo.

9. Evitar el estreñimiento: Algunos niños pueden estreñirse al quitarles el pañal, ya que defecar requiere de más tiempo y 'concentración'. Si los niños tienen una rutina es recomendable ponerles en el orinal en ese momento. Si no lo logran, se puede consultar con el pediatra para evitar el estreñimiento.

10. Paciencia: una vez más es necesario recordar esta virtud tan importante. El proceso de control de los esfínteres no es lineal, sino que tiene avances y retrocesos. Debemos evitar las frustraciones si vuelve a hacerse pipí ofreciéndoles seguridad sin convertirlo en algo negativo que le ridiculice.