Diez puntos menos tras el maldito minuto noventa

Elche, Rayo, Málaga y Español en la primera vuelta; y Levante y Celta en la segunda. Hablamos de seis partidos malditos que señalan al Granada hacia el camino de la Segunda División. En todos ellos, el conjunto nazarí recibió un gol en el minuto noventa o en el tiempo de prolongación que le han privado de tener diez puntos más en la tabla. Repito, diez puntos más, a un equipo que no le sobra ni el papel de las impresoras. Sin esta crueldad, los andaluces estarían ahora con 34 puntos, en el puesto decimotercero, siete por encima de la zona de descenso. Eso sería una comedia desternillante, pero desgraciadamente la realidad es un drama con pinta de mal final.

Cuando hoy me he levantado, la primera reflexión que me ha venido a la cabeza es que el fútbol siempre premia a los equipos que no le maltratan. Y el Granada, despreció este bendito deporte el pasado domingo en el Santiago Bernabéu como pocas veces se ha visto en la historia. Quizás, ante el Celta, ese castigo divino de recibir un gol en el minuto 94, tras ir ganando desde el tres y después de aguantar toda la segunda parte con uno menos, es una lección para quien desprecia un partido, como hizo el conjunto rojiblanco en la capital de España.

«No vendría mal que a veces haya un pelín de suerte», recalcó Abel tras el doloroso empate ante el Celta. Puede que no le falte razón al técnico del Granada, pero la suerte no se pide, se busca, y el equipo andaluz hace tiempo que le dio la espalda a ciertos valores que te acercan a ese plus de fortuna que tan bien viene en los momentos más delicados. Dicho esto, no es hora de lamentaciones. Ahora ya solo queda prepararse para la final de la Champions del descenso del próximo sábado en los Juegos del Mediterráneo. Ahí sí que el resultado puede ser definitivo. Y no hace falta decir el único de los tres posibles que debe traerse en el bus de vuelta nuestro querido Granada. A por ellos.