Dímelo en la calle
Con el título de un disco de Joaquín Sabina quiero comenzar mi primera columna del año. “Dímelo en la calle” es un buen título para el escenario que nos depara a las mujeres y hombres feministas para lo que resta de año. Sin prejuicio de ser mal pensada los diferentes comunicados e intervenciones de nuestro nuevo Gobierno andaluz me hace pensar en la expresión de “piensa mal y acertarás”.
El año 2018 fue al año del movimiento feminista por antonomasia, el reconocimiento popular y las grandes movilizaciones realizadas demostraron que la sociedad española no aguanta más con las diferencias existentes entre hombres y mujeres. El fin del patriarcado no tiene una fecha próxima pero el pasado año nos demostró que cada vez somos más las personas concienciadas que este estado social, económico, político y cultural no puede tener cabida en nuestra sociedad actual.
Esta demostración de fuerza ha dejado relucir el machismo de parte de la ciudadanía, aquella que ha votado y asiente al discurso populista, machista y xenófobo de la ultraderecha de VOX. Pero también en aquella que ha votado a partidos como el Partido Popular y Ciudadanos que en sus ansías de cambio gubernamental han preferido dar la espalda al consenso político en materia de igualdad y han tapado y dulcificado estos postulados.
Lamentablemente el cambio de Gobierno en Andalucía ha sido una plataforma de difusión magnífica de los postulados del machismo más rancio. Creo que la inmensa mayoría de la ciudadanía no ha leído con más detenimiento (y más estupefacción) el programa electoral de un partido político. Su programa y fundamentos han volado como la pólvora por las redes sociales y han copado buena parte de los espacios de los diferentes medios de comunicación. Que las y los representantes de VOX defiendan esta postura, aunque me da miedo y me recuerda cada vez más a las diferentes escenas del “Cuento de la criada”, es normal, incluso que haya un grupo numeroso de ciudadanos y ciudadanas que lo respalden. Pero que dos partidos democráticos le hagan la ola por obtener el poder, si nos debe preocupar. Se ha vuelto a utilizar los derechos de las mujeres y sus cuerpos como moneda de cambio político.
Por ello, la semana pasada un gran número de personas nos concentramos en toda Andalucía y otros territorios de España para recordarle al nuevo Gobierno de la Junta de Andalucía que con nuestros derechos no se negocia. Las leyes sobre Igualdad y Violencia de Género aprobadas por el anterior gobierno de la Junta son la más avanzada en materia de Igualdad y recogen los postulados del Convenio de Estambul. El mero hecho de plasmar en un papel su posible derogación atenta con los derechos de la mitad de la ciudadanía andaluza, es decir, las mujeres.
Cuando todavía algunas personas nos saludan felicitándonos el año nuevo, ya han sido asesinadas en España seis mujeres y hay varios casos en investigación, según fuentes del Ministerio. ¿De verdad, señoras y señores, nos es necesario legislar en Igualdad?
Como decía al comienzo, el movimiento feminista seguirá atento y cauteloso de los movimientos de estos tres compañeros de viaje y en el caso de que intenten atentar contra nuestros derechos, nos lo tendrán que decir en la calle.