Discúlpenme ustedes, pero esto es fascismo
¿Existe una dictadura estética en Europa?
La persona que hace el vídeo performance es Julia Martínez.
Es curioso que pueda parecer a nivel de audio que el sonido en un momento dado llegue a resultar forzado, sin embargo el hecho de comer y respirar a la vez con un tejido que cubre por completo el rostro te inhabilita para realizar la misma función al unísono. Julia se encuentra obligada en este caso a realizar un esfuerzo titánico para que el aire le entre sin que se ahogue mientras se mete porciones de pasta.
La dificultad se añade con el hecho de no poder visibilizar bien que cantidad de comida engulle como se puede observar, cuando levanta el burka desde abajo y dirige el tenedor a la boca, todo ello conlleva la incapacidad de ver, respirar, y sentir, el único conducto para alcanzar su cometido es el sonido natural, no contiene artificio teatral. Esto le sucedería a cualquier persona que coma en estas condiciones en un lugar público.
Después de esta acción Julia vomitó literalmente toda la comida
La denominamos la prenda del fascismo contemporáneo, por que curiosamente hace 50 años en Afganistán las mujeres iban con falda, tacones y maquillaje, es decir una estética occidental como muchas mujeres europeas en la actualidad, el retrato de la época sugiere que en las fotografías no existe una lesión estética y se manifestaba una apertura en derechos y libertades que ahora mismo resultaría una quimera para las mujeres en el régimen de los talibanes.
¿Existe una dictadura estética en Europa?
Por supuesto, miremos las miles de víctimas asoladas por anorexia debido a los cánones antinaturales en los eslóganes de occidente, las mujeres que llevaron tacones en los años 50 y se encontraron una década después con malformaciones en sus pies, o determinadas empresas que no contratan a mujeres que marquen una talla superior a la 38 y no sugiere sino que obliga que el maquillaje forme parte de la rutina para estar presentable para la imagen corporativa...
Es un tejido dictatorial, como en la época del nacionalsocialismo cuando a los judíos les colocaban la misma prenda para identificarlos en campos de concentración, o la actual Corea del norte que impone 18 maneras de cortarse el pelo para las mujeres.
Una prenda que provoca enfermedades como glaucoma, ceguera prematura, esclerosis múltiple, obesidad, diabetes y un listado más extenso que me lleva a meditar, como esas herramientas de tortura que se ponían ciertos clérigos como voto de castigo en la edad media para impedir la erección, o trasladar como ejemplo al agresor sexual y castrarlo químicamente para que no provoque daño al eslabón más débil de la cadena.
La mujer en Afganistán no tiene elección y es obligada a someterse al credo ultra machista del hombre imponiendo el burka para preservar supuestas tradiciones.
Una performance de Fresas en Bagdad