Diseñan una nueva técnica forense que permite identificar el sexo de un cadáver aunque esté incompleto
Científicos de la Universidad de Granada han desarrollado una nueva técnica forense que permite identificar el sexo de un cadáver cuando su esqueleto está incompleto o fragmentado, con una fiabilidad de entre un 86 y un 94 por ciento. Parte de estos resultados serán publicados próximamente en la revista Journal of Forensic Science, una de las más prestigiosas en el campo de la Antropología Forense.
La estimación del sexo es uno de los primeros interrogantes que se plantean los forenses a la hora de establecer la identificación de un cadáver. Sin embargo, la determinación sexual puede resultar complicada en muchas ocasiones, por lo que la técnica desarrollada en la UGR supone una novedosa herramienta de apoyo tanto en los casos donde el esqueleto esté completo como en aquellos otros en los que esté incompleto o fragmentado.
Para realizar este trabajo, los investigadores analizaron un total de 50 variables métricas en dos muestras de cráneos: una formada por 130 cráneos (70 hombres y 60 mujeres), pertenecientes al Departamento de Medicina Legal, Toxicología y Antropología Física de la Universidad de Granada; y la otra formada por 250 cráneos (125 hombres y 125 mujeres) perteneciente al Museo de Antropología de la Universidad de Coimbra (Portugal). Ambas poblaciones tienen un alto valor antropológico por conocer el sexo, la edad y la causa de muerte de los individuos.
ESPLACNOCRÁNEO
Estas medidas se introdujeron en una base de datos para realizar diferentes análisis estadísticos. Por un lado, los resultados demostraron que el cráneo permite determinar el sexo de un individuo con un 94% de fiabilidad en el caso de la población de Granada y de un 86% en la de Coimbra, y por otro, que la región del esplacnocráneo (los huesos del cráneo que forman la cara) es la zona que mayor dimorfismo presenta.
A juicio de los investigadores de la UGR, los resultados encontrados en este trabajo tienen un alto valor antropológico ya que permiten afirmar que el cráneo es una estructura ósea, con un relevante dimorfismo sexual y por tanto, que se trata de una región primordial a la hora de determinar el sexo de un individuo.