Dos granadinos con enfermedades inflamatorias intestinales cumplen un reto en el Aneto
Antonio Hermoso y Óscar Marzo, que sufren colitis ulcerosa y Crohn y además están ostomizados, suben el pico más alto de los Pirineos para visibilizar que su afección no les impide “hacer vida normal”
No es la primera vez que el granadino Antonio Hermoso se ha calzado sus botas y se ha equipado para subir una montaña. Ya realizó el reto de subir a ‘cinco tresmiles’ en Sierra Nevada y ahora ha cumplido el reto de subir al Aneto, el pico más alto de los Pirineos. Su acción es reseñable porque sufre una enfermedad inflamatoria intestinal, colitis ulcerosa, y, además, es un paciente ostomizado, pues lleva una bolsa con un orificio en el abdomen por donde dar salida a la orina o heces, que está adaptada a su cuerpo. Antonio ha cumplido este nuevo desafío junto a otro granadino, Óscar Marzo, que también sufre una enfermedad inflamatoria intestinal, Crohn. Ambos han realizado el reto que ha puesto en marcha la asociación ACCU de Granada con el apoyo de Janssen- que trabaja en el mundo de la medicación inflamatoria- para visibilizar “que las personas con enfermedades inflamatorias intestinales pueden plantearse retos y hacer vida normal”.
“Con este tipo de enfermedades crónicas, mucha gente se autolimita por miedo a la incontinencia, los dolores abdominales… Pero podemos hacer vida normal, exceptuando los momentos que sufrimos un brote agudo, el resto del tiempo no solo podemos, sino que debemos realizar proyectos vitales”, comenta Antonio.
Estos dos granadinos han estado acompañados en su subida al Aneto por Juan y Vicente, dos montañeros granadinos que también tienen ostomía tras haber sido intervenidos por un cáncer de colon. “Fueron 12 horas muy duras por las malas condiciones climáticas. Hacía frío, ventisca, nevaba y había niebla, pero, al final, lo conseguimos. Juan y Vicente nos han dado apoyo permanente para conseguir el objetivo y un amigo alpinista, que es de allí de la zona, nos hizo de guía y nos permitió que pudiéramos subir en tan malas condiciones”, cuenta Antonio.
Antes de poner rumbo a los Pirineos, donde han estado nueve días, “con rutas más duras y exigentes”, empezaron subiendo al Veleta para ir entrenando, acompañados también de otra chica que también sufre una enfermedad inflamatoria intestinal, Raquel, que finalmente no pudo acudir a los Pirineos por motivos laborales. “Fuimos acompañados de un equipo de producción porque vamos a hacer un documental con el material recogido, que va a incluir también entrevistas a profesionales sanitarios para que se presente en los servicios de digestivo de los hospitales de referencia de Andalucía. Queremos que sirva como herramienta para poder trabajar y ayudar a otros pacientes que se autolimitan muchas veces. Emocionalmente, esta enfermedad es complicada, pero queremos dar ánimo y decir que la enfermedad no te pare, que no sea un problema”, añade.
Si las enfermedades inflamatorias intestinales tienen mala evolución, provoca que los pacientes tengan que llevar una bolsa, como le ha sucedido a Antonio y a Óscar. “Esto dificulta un poco más el reto, pero la bolsa, al final, es como liberadora, porque es lo que nos permite hacer esto. No tenemos esta incontinencia, esa necesidad de salir corriendo a un baño que muchas veces pasa con esta enfermedad. Tampoco tenemos esos dolores abdominales. La bolsa nos ha dado la vida en ese sentido y aunque no guste pasar por el quirófano y que te pasen estas cosas, al final, es la que nos permite hacer este tipo de retos”, apunta.
Tras cumplir el desafío de subir al pico Aneto, Antonio quiere incidir en que sufrir una enfermedad inflamatoria intestinal como la colitis ulcerosa no es un problema para “hacer vida normal” y que todo es cuestión de “esfuerzo y preparación”. Antonio resalta que la vida “hay que desarrollarla” y que “la enfermedad no puede pararnos”.