¿Doy a conocer mi discapacidad en la universidad? El paso de Daniel y Pablo

Profesor y alumno de la UGR respectivamente, nos cuentan sus historias en el Día Internacional de las personas con discapacidad

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Profesores, alumnos y otros empleados de la UGR con diversas capacidades en el Día Internacional de las personas con discapacidad | Foto y vídeo: Marcos Gómez
Toni Nogueras
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La Universidad de Granada ha reunido en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología a profesores, alumnos y otros empleados de la institución con diversas capacidades, con motivo del Día Internacional de las personas con discapacidad, dando la oportunidad a los alumnos de conocer otras realidades con las que conviven en las aulas. Una acción que ha tenido buena acogida en su primera jornada y que pretende servir como muestra de la pluralidad que existe en el mosaico de personas que engloban las siglas 'UGR'.

Entre los asistentes al encuentro está presente Daniel Martín Arroyo, profesor de Didáctica de las Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias de la Educación, diagnosticado de ELA en 2023. Tras varios meses de baja laboral, en los que trabajó en asimilar todo lo que le estaba sucediendo, pudo ser consciente de la pasión por su labor en la universidad, la cual echó en falta durante ese tiempo, por lo que quiso regresar a las aulas para impartir sus clases: "He tenido todo un proceso de asimilación mental. Esta enfermedad conlleva mucha incertidumbre y fundamentalmente era contemplar los primeros pasos y adaptarme a mi nueva situación y gracias a esa adaptación he podido este año reincorporarme a dar clases en la Universidad de Granada y me está haciendo de mucha ayuda. He vuelto a socializar, a reforzar ese aspecto de la vida que es tan fundamental y a recrear esa construcción personal que todos necesitamos".

Daniel, profesor en Ciencias de la Educación, vuelve a las aulas | Foto: M. Gómez

Fue ahí, al volver a ponerse delante de los alumnos, cuando se encontró con uno de los grandes muros sociales que existen a día de hoy: hablar de lo que a uno le sucede. Daniel relata esa conversación interior previa al entrar en aula, ya que esa vulnerabilidad preconcebida por la sociedad entre aquellos que padecen algún tipo de discapacidad es una sombra difícil de quitar. Asegura que cuando dio su primera clase se preguntó: "¿Me presento y me explico?, ¿Me doy a conocer como enfermo? Sabía que era una pregunta que iba a estar en las mentes de los alumnos. Y un paso importante es no tener ningún tipo de vergüenza, ningún tipo de complejo por nuestra situación, que no la hemos elegido nosotros. Entonces, decidí darme a conocer de tal forma, presentarme yo mismo y presentar mi enfermedad".

Alguien que sabe bien lo que es dar ese paso hacia adelante desde bien joven es Pablo, graduado en Derecho y que ahora estudia Psicología y que, debido a su albinismo, tiene problemas para soportar estar en espacios con demasiada iluminación y tiene dificultades para la lectura y la focalización de textos e imágenes. Algo que, al llegar a la universidad, le costó exteriorizar, ya que tenía que levantarse y acercarse a la pizarra "para anotar lo que había escrito o bien hacerle una fotografía". "Hacerlo con mis compañeros de colegio o instituto no era un problema, pero hacerlo con gente desconocida y con profesores que poco sabían de mi discapacidad", comenta.

Pablo, alumno de la UGR, estudia su segundo grado | Foto: M. Gómez

Ese primer problema con las clases se solucionó pronto por parte de la Universidad de Granada, que aprovechó las nuevas tecnologías y las plataformas digitales para facilitar a Pablo los apuntes con tiempo suficiente para que pueda seguir la teoría y pueda ampliar, desde la primera fila, todo el temario de las distintas asignaturas.

Respecto a cómo la UGR se ha adaptado a todas las necesidades de los alumnos con discapacidad, Pablo valora ese trabajo, ya que "hay algunas discapacidades que no son muy notorias, o hay algunas condiciones complicadas que no llevan a discapacidad, no llevan a conseguir el 33% de discapacidad, pero la Universidad de Granada, concretamente, sí te lo reconoce como un EAS". "Entonces, puedes tener alguna afección física o sensorial o de lo que sea que te límite de alguna forma muy específica y la Universidad de Granada lo hace bien al reconocer al estudiantado con necesidades especiales", explica.

La importancia de humanizar la discapacidad en las aulas

Una jornada de encuentro, sensibilización y que debe servir como punto referencial para que desde las principales instituciones sean conscientes de las complicaciones que las personas diagnosticadas con algún tipo de discapacidad tienen a la hora de alzar su voz y decir "esta es mi condición y quiero convivir con ella, sin perderme nada de esta vida".

Daniel hace hincapié en que "el reconocer la discapacidad, verla y empatizar con las personas que tienen estas dificultades, nos humaniza". Pero además a la institución "la engrandece, porque ofrece una cobertura que es paralela y complementaria a la que ofrece el Estado a través del sistema sanitario, a la que ofrecen las organizaciones como Adraela, de apoyo a las personas con la Universidad de Granada, en la ciudad de Granada. Y es un apoyo complementario y muy necesario".

Por su parte, Pablo es consciente de la realidad de la sociedad en la que vive y sabe de la importancia de que existan jornadas en las que se visibilice todo: "Es un poco fastidio el hecho de que la persona con discapacidad tenga que exponerse, pero al final es quien está en situación de minoría y es quien tiene que decir, miradme. Entonces, sí que es totalmente necesario precisamente por eso. Porque la gente más normativa no suele estar acostumbrada a relacionarse con personas con discapacidad o a adaptarse a ellas".







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