El drama del distrito Norte no cesa: "¿Van a permitir que los cortes de luz le arrebaten la vida?"

Paquita Sojo, vecina afectada, denuncia que su marido puede morir si su desfibrilador automático implantable falla

FOTOS Subida de la luz (6)
La ausencia de suministro eléctrico sigue dando guerra a los residentes de la zona Norte | Foto: Javi Gea/Archivo GD
Sergio Rodríguez Acosta
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El día de la marmota no cesa en la zona Norte de Granada. La Asociación Nueva Cartuja Granada ha publicado en Facebook la carta de una vecina afectada por los cortes de luz. Paquita Sojo clama por la salud de su marido, persona electrodependiente debido a un desfibrilador automático implantable que debe funcionar para estar pendiente de su corazón. Esta ciudadana detalla en su mensaje que tiene 40 puntos quirúrgicos en una rodilla y se ve obligada a curarse con la ayuda de una linterna porque las ausencias de suministro eléctrico pueden ir desde las cuatro hasta las diez horas.

La asociación vecinal califica de "desgarrador" el testimonio de Paquita, que se pregunta: "¿Van a permitir que los cortes de luz le arrebaten la vida?". "Esto no se puede aguantar", denuncia la residente en la zona Norte, que asegura que "lo único que queremos es tener una vejez tranquila y sin embargo vivimos con miedo".

"Nos están dejando morir en la tristeza, la desesperación y el miedo que da vivir a oscuras", asevera esta mujer, que no duda en mencionar a Endesa como "los únicos culpables de este sufrimiento". La carta de Paquita es una muestra más de que los cortes de luz no dan tregua a unas personas que tienen una calidad de vida peor que el resto únicamente por vivir en una determinada parte de la ciudad. Este mismo viernes se ha vuelto a producir un corte en torno a las 13:00 horas.







Comentarios

Un comentario en “El drama del distrito Norte no cesa: "¿Van a permitir que los cortes de luz le arrebaten la vida?"

  1. Es estafar a las personas. Si pagas luz quieres luz. Sin más. Luego que vaya el alcalde y le pase la mano por el hombre a la Paqui y a todas las paquis del barrio. Sinverguenzas