El 10% de la población sufre algún tipo de trastorno olfativo
Las alergias y las infecciones en las vías respiratorias altas son las causas más comunes de esta disfunción
Cuando sufres un resfriado, la sensación de entaponamiento en tu nariz es insoportable. Por más que lo intentas, no consigues distinguir los olores que hay a tu alrededor. Pero lo que para algunos es una situación aislada que desaparece cuando lo hace la congestión, para otros es una realidad cotidiana. Y es que, tal y como destaca el otorrinolaringólogo Juan García-Valdecasas, entre un 15% y un 20% de la población sufre algún tipo de trastorno en el olfato.
“Bajo el término de disosmia se incluyen las alteraciones del sentido del olfato”, señala sobre esta patología el doctor García-Valdecasas. Dentro de los trastornos olfativos destacan cinco tipos: “Se puede encontrar la ausencia del sentido del olfato (anosmia), la disminución de la sensibilidad a los olores (hiposmia), el aumento de esta sensibilidad (hiperosmia), la percepción errónea de los olores (parosmia) y la percepción de estímulos inexistentes (fantosmia)”.
La misma pregunta aparecerá ahora en vuestro imaginario: ¿Qué produce esta alteración? Según una revisión de estudios publicada en 'The Journal of Allergy and Clinical Immunology', las alergias y las infecciones de las vías respiratorias altas son las causas más frecuentes de esta pérdida de olfato. De ese modo, entre un 20% y un 40% de los pacientes con rinitis alérgica sufren estas disfunciones. Estos problemas aumentan más aún con la duración y la gravedad de la enfermedad.
Sobre este asunto, el otorrinolaringólogo afirma: “Las enfermedades que dificultan la respiración nasal e inflaman la mucosa nasal hacen que los estímulos odoríferos no alcancen los receptores olfatorios. Entre ellas destacan las rinitis, sinusitis, desviaciones del tabique nasal, el aumento del tamaño de los cornetes y la poliposis nasosinusal”.
Pero ésta no es la única causa de los trastornos olfativos, sino que entre las afecciones que producen esta patología se encuentran los catarros, los traumatismo craneoencefálicos y las lesiones cerebrales.
“Los catarros pueden provocar daños y destruir el epitelio de las neuronas relacionadas con la olfación. Esto suele provocar parosmia, siendo más frecuente en mujeres de entre 40 y 60 años”, recalca García-Valdecasas. Junto a esto señala: “Solo el 30% que lo padece consigue recuperar su olfato, ya utilicen fármacos para ello o no”.
Por su parte, un 5% de los traumatismos craneoencefálicos presentan una anosmia.
En cuanto a las lesiones cerebrales, las enfermedades neurológicas como el Alzheimer o el Parkinson y los tumores cerebrales suelen ser los problemas que desembocan con mayor rotundidad en los trastornos olfativos.
Para conseguir deshacerse de estos problemas, se debe dirigir el tratamiento hacia la causa que los ha producido, haciendo uso de antiinflamatorios, corticoides o antibióticos para la rinitis, las sinusitis y los pólipos. A pesar de ello y tal y como muestra el doctor Juan García-Valdecasas “no existen tratamientos genéricos que mejoren la olfación ni prevengan su pérdida”.