El 50% de las víctimas del terrorismo en España presenta uno o varios trastornos psicológicos 20 años después

Entre las causas, la alta exposición a 'kale borroka' y más atentados, la falta de apoyo social y poca atención médica

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EUROPA PRESS
E.P.
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Un 50 por ciento de las víctimas del terrorismo en España presenta uno o varios trastornos psicológicos 20 años después de haber sufrido un atentado: un 27 por ciento padece estrés postraumático, un 18% presenta un trastorno depresivo mayor y el 37% sufre ansiedad.

Las causas de esta alta prevalencia son variadas aunque se definen tres factores principales: una "intensa exposición" durante todos esos años a la llamada 'kale borroka', a amenazas y a otros atentados, un "escaso apoyo" de la sociedad y una atención psicológica "poco adecuada" hasta al menos hace muy poco tiempo.

Así se recoge en un informe al que ha tenido acceso Europa Press de los profesores de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid María Paz García-Vera y Jesús Sanz que incorpora la Defensora del Pueblo en su estudio sobre la situación actual de las víctimas de ETA.

Ambos expertos citan un reciente trabajo con 507 víctimas directas e indirectas de atentados, familiares de fallecidos y heridos, del que se concluye ese alto porcentaje de personas con problemas psicológicos una media de 20 años después de haber vivido un atentado.

Con respecto a la primera causa, los psicólogos citan estudios que señalan que entre 1991 y 2013 hubo 5.113 ataques de violencia callejera a empresas en el País Vasco, que en 2002 había 963 personas escoltadas sin contar policías (entre políticos, periodistas, jueces, profesores, etc), o que entre 1995 y 2000 hubo una media de 804 ataques terroristas cada año.

Añaden a estas cifras una "violencia psicológica muy elevada", ya que algunos trabajos apuntan que el 69% de las víctimas o amenazados sufrieron aislamiento social, el 68% se vio vigilado o controlado por su entorno cercano, un 74% recibió amenazas y el 90% "se sintió estigmatizado".

García-Vera y Sanz señalan el aislamiento de las víctimas de ETA durante décadas como farzón también fundamental para explicar los problemas psicológicos a largo plazo. "La falta de apoyo social como factor de vulnerabilidad", resumen.

Ambos profesores citan un estudio de la Universidad del País Vasco (Informe Foronda, 2015) realizado sobre la consideración social de las víctimas entre 1968 y 2010; según sus datos, el 76% de los asesinatos de ETA entre 1978 y 1981, años de la transición, "no generaron movilización social alguna de apoyo a las víctimas". Pero el porcentaje se eleva entre 1982 y 1995, ya en plena democracia, al 82% de los asesinatos cometidos.

EL TRABAJO CON LAS VÍCTIMAS DEL 11-M

Estos expertos apuntan una tercera razón de que los problemas mentales se hayan prolongado y es la falta de conocimientos sobre cómo tratar estos trastornos hasta hace pocos años. Añaden que incluso cuando se han tenido "no fueron llevados convenientemente a la práctica".

Como ejemplo, lo ocurrido tras los atentados yihadistas del 11-M en Madrid, cuando se puso en marcha un plan extraordinario de atención a la salud mental apoyado más en psiquiatras que en psicológos,

Según exponen, un reciente estudio con 125 víctimas directas e indirectas de esos atentados encontró que después de haber pasado una media de más de ocho años, el 33,6% de ellas padecían trastorno por estrés postraumático, el 22,4% sufría trastorno depresivo mayor y casi el 50% ansiedad.

Es decir, el 61,6 por ciento de las víctimas tenía algún problema psicológico pese a que el 70,4% había recibido algún tratamiento tras los atentados y que, en el momento en que se realizó el estudio, el 27,4% recibía algún tratamiento.

El informe de la defensora recoge entre sus recomendaciones algunas relacionadas precisamente con la situación psicológica de las víctimas: reforzar los programas de asistencia a las víctimas directas e indirectas, "teniendo en cuenta la prevalencia a largo plazo del daño psicológico causado por el terrorismo".

LA MAYORÍA NO TENDRÁ PROBLEMAS

García-Vera y Sanz explican que tras 15 años de estudios en Israel, Europa y Estados Unidos sobre los daños psicológicos de los atentados se puede concluir que la mayoría de las personas afectadas por el terrorismo no sufrirán trastornos mentales y lograrán recuperarse normalmente. De media, entre el 60 y el 80 por ciento superará lo que le ocurrió.

Entre los que sufren trastornos, el más frecuente es el de estrés postraumático, aunque las víctimas del terrorismo pueden presentar una "gran variedad" de problemas, muy por encima de la media de la población general, entre 5 y 10 veces más.

Concluyen estos profesores que actualmente existen tratamientos eficaces, especialmente las terapias centradas en el trauma, las terapias de exposición o el entrenamiento en el control de la ansiedad. Estas terapias cognitivo conductuales son útiles según los expertos también a largo plazo.